Mi viaje, mi blog, mi Twitter…

En El Viajero de El País
Foto vía: Minube

Pues resulta que si. Este sábado, como me dijo Ele, mi nombre se vió escrito en letras de imprenta.
Este blog salió reseñado en un artículo de El Viajero, el suplemento de viajes de El País, titulado “Mi viaje, mi blog, mi Twitter“.
El artículo trata sobre las distintas fases por las que un viajero pasa en un viaje, desde el principio hasta que acaba plasmado en un blog. Pero no un perfil cualquiera:

…un perfil de viajero que nunca ha pisado, o hace años que no pisa, una agencia de viajes, que se confecciona su propia guía, a medida, descargándose información de la Red, que se monta su escapada ratón en mano, la retransmite a través de Twitter y, ya a la vuelta, la cuenta en su blog o en las redes sociales.

Es un artículo muy interesante con una recopilación de enlaces imprescindibles a la hora de viajar. Y he tenido la suerte de que me incluyesen ahí, y lo mejor, junto a otros grandes viajeros y amigos (Pedro Jareño, Flapy, Miguel Nonai, Paco Nadal…).

Ha sido un grata sorpresa para este fin de semana plagado de viajes. Tengo que contar como fue el Travel Bloggers Meeting (#TBMBCN), pero ya vendrá, mientras, podeís leer lo que les ha parecido a Pau: «Mi #TBMBCN» y al Capitán: «El Barco del Amor del Travel Bloggers Meeting #TBMBCN», que tambien me mencionan y, la verdad, me hace más ilusión que lo de El País… no es modestia, es aprecio, a este par de Cracks, con mayúsculas.

San José del Pacífico y las hadas de Doña Catalina

Atardecer desde San José del Pacífico

En medio de un bosque de hadas minúsculas apellidadas Caerulescens… más arriba del lugar donde duermen las nubes y no siempre por debajo de donde corretean las estrellas.
Estas son las coordenadas de San José del Pacífico y sus 380 habitantes.
Algunos días, entre la niebla puedes distinguir una figura de pelo largo y blanco recogido en una gran trenza… ella dice que es española, de Córdoba, que se casó con un torero, que acabó abandonando su país por despecho y encontró su lugar allí. Esta María Sabina andaluza también vuela, como lo hacía la anciana curandera, por la sierra oaxaqueña. Con una edad indeterminada, una juventud espiritual atrapada en un cuerpo mortal y unos ojos negros capaces de atravesar a quien miran, Doña Catalina es una gitana mexicana, una nómada sedentaria que nunca dejará de viajar mientras viva… y tal vez, incluso después.

San José es tan místico como quieres que sea. Muchos llegan peregrinando desde los lugares más reconditos de México, o del mundo, con la intención de abrir las puertas de la percepción que tan bien describió Huxley en sus ensayos. En este pueblo es sencillo conseguir la esencia del SOMA en forma de «derrumbes» y cualquier paisano estará encantado de guiarte en el camino.
Doña Catalina es guia y pastora, no deja oveja descarriada en su rebaño de jóvenes buscadores de libertad.
No es una costumbre ancestral, los hijos de las flores gringos viajaban hace años allí a casas de familias locales para aprender los secretos del los «HIJOS» de la tierra de los que hablaba María Sabina.
Pero en otra parte de Oaxaca y con una misticismo algo más «NEOloquesea«, algo más carnal que espiritual, aunque bien maquillado puede no llegar a distinguirse.

Atardecer desde San José del Pacífico

El atardecer es precioso a los casi 3500 metros en que se encuentra el «resort» de Doña Catalina. Yo lo descubrí el día que llegué. El peso de la mochila y una cuesta infernal estaban acabando con el oxigeno de mis pulmones cuando llegué a la puerta. Entré y pregunté por Doña Catalina, -Está fuera, en el patio-, me dijeron unos jóvenes sonrientes.
Una vez en el patio las vistas me dejaron absorto y de pronto una voz salió de uno de los bancos.

-¿Tu quien eres?.
– Mmmm… buenas… soy Pak y… estaba buscando a Doña Catalina.
– ¡Ay hijo!, deja la mochila y sientate, eso tiene que pesar muchísimo, ¿quieres tomar un té?, ¿has comido?.
– Si, he comido, gracias, pero el té lo acepto encantado.

Unos minutos más tarde tenia el té en mis manos y pintábamos el aire de negras palomas, mientras escuchaba embobado las historias de Doña Catalina, sobre su vida, sobre la vida, sobre México, sobre España, sobre su idea obsesiva de montar un espectáculo flamenco en medio de la sierra de Oaxaca. Idea que algunos días la llevaba a sacar los trajes y disfrazar de «folclóricas» a las jóvenes que junto a ella habitaban. Porque aquello no era un albergue, ni un hostal, ni un guesthouse… era un hogar.

Unas horas más tarde observaba embobado, esta vez el atardecer, junto a Doña Catalina. En el momento en que el sol desapareció por el horizonte, por la línea del océano Pacífico, se giró hacia la casa y mirando la planta de arriba me dijo:
– Deja la mochila por ahí y busca un colchón vacío, la cena no tardará mucho.
– Muy bien, una pregunta… como va el tema de… ¿el dinero?-, respondí yo.
– ¡Ah!, si, pregunta a las chicas pero creo que son 85 pesos… (unos 5 euros).
– ¿Y la cena que hacen aquí como va?.
– Son 85 pesos… con 3 comidas.*
*(5 euros alojamiento con desayuno, comida y cena).

Apuró su pitillo, lo apretó contra el fondo del cenicero y se levanto con una energía que no esperas en alguien de su edad al grito de: -¿Que pasa?, ¿si no me pongo yo con la cena aquí no se mueve nadie?-, entonces empezó el revuelo en la casa y lo que parecían seres dormitantes comenzaron una actividad frenética que se alargo casi una hora.

Casa de Doña Catalina

Doña Catalina
no te aloja, te ayuda a que puedas quedarte allí y a cambio solo hay que ayudarla a mantener decente ese reducto de otra época, de otras ideas, de libertad e independencia individual… dentro de un «algo» colectivo. Una curiosa combinación que pocas veces se da, que suele pervertirse hasta desfigurarse, pero que es capaz de mantenerse invulnerable donde Doña Catalina, y estoy seguro que se mantendrá, mientras ella siga allí… y tal vez, incluso después.

>> Todas las fotos de México <<

Madrid en Navidades con Minube y el #TBMBCN

El otro día puse el vídeo con Minube por La Comunidad de Madrid y me he acordado de que «no me acordé» de poner el que hicimos en navidades por la ciudad, esta vez para esMadrid.

Y también con buenos amigos blogueros, David Esteban (@Flapy), Emilio Rey (@digitalmeteo) y, como no, Pedro Jareño (@minube).

A este también llegué a la mitad, cosas del directo :p . Pero la verdad es que me encantó ver Madrid con los ojos de un turista, este blogtrip fue del que salieron muchos planos e ideas para acabar de terminar Madrid Winter Soul, mi homenaje a Madrid, a mi Madrid (y al de todos vosotros, por supuesto).
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Por otro lado, esta tarde salgo de viaje, el viernes (mañana) tendrá lugar el Travel Bloggers Meeting (#TBMBCN) en Barcelona:

Un evento que reune a blogueros de viajes de todo el mundo para compartir su mayor pasión: viajar.

La definición no es mía, es de Pau. Ha escrito un post sobre el evento con el que comparto el 99% de la parte de opinión (no el 100% porque no ha puesto punto y final :p). Y la parte descriptiva y periodística es del nivel al que nos tiene acostumbrados, incluyendo algunas palabras de los organizadores (María Victoria Rodriguez y Eddy Lara) donde explican el «como» y «lo que supone» organizar un evento así. Os invito a leerlo en su blog:

#TBMBCN – Compartir la pasión por viajar

Mañana no habrá post pero habrá tuits, no os perdáis el hashtag: #TBMBCN .

¡Buen finde!

Puerto Escondido (México) y el año a huevo!… digo… nuevo.

Llegué para pasar Año Nuevo (año a huevo!) con la panda de la foto: Aritz, Jesús, Julia, Andrea, Pablo y la Victoria que tengo en la mano y con la que brindé unas cuantas veces en Puerto, no con esa todo el rato, claro.

Son colegas de antes de empezar el viaje, de Hortaleza, de Madrid y del mundo. Por circunstancias de la vida algunos llevaban un tiempo viviendo en Puerto, alguno/a solo fue de «vacaciones» y algún otro estaba trabajando en el DF después de haber vivido en Puerto y haber vuelto a España.
Los astros se conjugaron y conseguimos pasar la Nochevieja juntos. Aunque no fue fácil.
Para mi fue una de las mejores nocheviejas que he pasado, en un lugar perfecto para algo así y con buenos amigos tras un año viajando solo… ¿que más podía pedir? 🙂 .

Al principio me quedé en casa de Pablo, era pequeña, cuando fueron llegando el resto me pille una habitación con Aritz en un hostal de la zona de Carrizalillo y entre playa y «chelas» pasaron los días. Aunque antes me hice una visita a Mazunte, una playa cercana donde pasé un par de días durmiendo en hamaca. Es fácil, vas donde sea le dices que si puedes poner la hamaca para dormir y que cuanto te cobra. Por menos de 3 euros el problema del alojamiento está resuelto. Y en primera linea de playa, por supuesto.

Puerto está en la provincia de Oaxaca, es ciudad de surf y de gringos pero en esas fechas el mar no esta bueno y las olas no acaban de entrar, en cambio los gringos llegan más en manada, si cabe. Yo paseé por la ciudad y las playas, probamos casi todos los chiringuitos de Zicatela (juas!) y si queréis saber más os dejo un par de enlaces interesantes sobre Puerto Escondido:

En Minube: Que ver y hacer en Puerto Escondido.

En 3 viajes al día también hablan sobre Puerto.

Y es que… hasta aquí puedo leer.

>> Todas las fotos de México <<

Con Minube y algunos amigos por La Comunidad de Madrid

Hace no mucho nos juntamos un buen puñado de amigos para recorrer Madrid de la mano de Minube y Turismo Madrid. Resulta que estos amigos son también blogueros 😉

El equipo fuimos Pedro Jareño, Emilio Rey, Joan Planas, Diego Pons, Ignacio Izquierdo, la grata compañía de Almudena Fernández y, por último, un servidor. Me coloco en esa posición, además de por educación, por orden de aparición. Llegué para disfrutar de la última tarde del viaje.

Fue una tarde/noche de lo más entretenida pero es que con esta panda no es para menos.

Y hubo algún que otro «suceso paranormal» que captó Ignacio con su cámara.

El resto mejor verlo en el vídeo. ¡Espero que os guste!.

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