Palau Perhentian, unas islas en la costa este de Malasia donde volví a escalar

Palau

Las Palau Perhentian son un “archipiélago” de 2 islas situadas en la costa este al norte de Malasia. Son Kecil y Besar, yo me quedé en la primera, la más mochilera. Besar es algo más cara y los principales alojamientos son resorts.

Kecil tampoco me pareció barata, pero menos aún me pareció ser el paraíso del que tanto había oído hablar. Esta isla son principalmente 2 playas: Long Beach y Coral Bay. No hay coches, ni bancos, ni cajeros, ni demasiada electricidad. La primera noche la pasé en Chempaka Chalets (Long Beach), en un bungalow con baño compartido y sin luz ni electricidad por 30 Ringits (7 €). Me cambié buscando un enchufe y acabé en Sinphony donde pagaba lo mismo pero compartiendo bungalow (30 Rg por 2 personas), había un enchufe y hasta una bombilla, no necesitaba más.

Llegué con la intención de buscar trabajo como Divemaster, eran finales de Abril y estaba empezando la temporada alta. En esta costa de Malasia el monzón azota desde Noviembre a Abril, al contrario que en la mayor parte del sudeste asiático, pero en la mayoría de los Dive Center ya tenían los equipos hechos, me comentaron que es mejor llegar a principios de Abril cuando comienzan las contrataciones para la temporada alta. Eso si, me lo dijeron tarde y pasé los primeros días dejando currículum y buscando un hueco en los centros de buceo.

Cuando empezaba a aburrirme apareció Bruno (Portugal), estaba buscando trabajo como instructor de buceo pero tenía los mismos problemas que yo, eso si, el venía de Tonsay (Tailadia) con todo el material de escalada y al parecer, había escalada en Perhentian Kecil. Y así, nos dedicamos a buscar los sectores de la zona y ver si había manera de darle un poco a la roca.

Escalada

De los 2 sectores principales de los que habíamos oído hablar encontramos solo uno. Primero buscamos Rock Garden, al sur de Long Beach, pero después de un “jungle trek” más largo de lo que nos hubiese gustado y de tener que volver por mitad del mar decidimos desistir. Al final acabamos encontrando otro sector en la zona norte de la costa este, pasado Long Beach, en Teluk Kerma.
El acceso no es sencillo y las chapas estaban bastante mal, corroídas por el salitre del mar, aun así probamos un poco, hicimos algo de psicobulder y pasamos un par de días entretenidos.
Al regresar de nuestras búsquedas Bruno ponía la cinta plana entre dos palmeras y esperábamos al anochecer haciendo equilibrios y jugando un poco al circo… y suerte que apareció Bruno porque en Perhentian, sinceramente, no hay mucho que hacer.

Palmera

El buceo no me pareció para nada especial y ya que llegaba buscando trabajo me negué a pagar por un fundive. La isla tampoco tiene demasiado, son 2 playas montadas para los turistas (malayos y extranjeros) y un pueblo de pescadores más alejado, pero no hay poblado como tal entre (o en) las playas, con lo que única población local con la que te relacionas es la que trabaja con los turistas (dependientes, camarer@s, taxistas…). A mi es algo que no me acaba de convencer, me gustan los sitios donde poder relacionarme un poco con población local.

La comida no era barata tampoco, al estar orientado al turista no hay restaurantes locales con buenos precios, lo mejor fue el EWAN´S Restaurant, casi llegando a Coral Bay, es el lugar más barato y con un servicio más simpático de toda la isla.
Y del alcohol mejor ni hablar, al ser un país musulmán en Malasia el precio de las bebidas alcohólicas está por la nubes, y más en una isla que ya tiene los precios de todo algo (bastante) más altos que en la península.

Total, que pasé una semana dándole a la escalada y haciendo algo de cliff jumping y cinta plana, hice un día de snorkel en las calas que hay al norte de Coral Bay, pasado el resort grande, y pasaba las noches entre el Black Tip, el Monkey Bar o haciendo fotos en la playa:

Pareja

En la noche

En la noche

En la noche

Y así pasaron mis días, bueno, con bastante rato en remojo viendo los barcos ir y venir en Long Beach y pensando en mi siguiente destino.

Acabó siendo Phi Phi Island, en Tailandia, pero justo antes de salir del país me contactó de nuevo Bruno para intentar montar un combinado con Matahari Dive Center. El dueño se estaba planteando que pudiésemos trabajar en submarinismo y además dando clases de escalada para intentar mejorar las opciones turísticas de la isla… el plan no sonaba mal pero yo ya tenía trabajo en Phi Phi y estaba tramitando el visado de 2 meses para Tailandia, le deseé suerte a Bruno y le dije que nos veríamos en otra.

Palau

Él creo que allí sigue, si vas por Perhentian y te apetece pegarle a la roca, saltar un poco, hacer equilibrios o bucear, pásate por Matahari y pregunta por él de mi parte, seguro que estará encantado de guiarte por la isla, ya sea en por las profundidades o por las alturas.

De Khao Lak a Perhentian cruzando por Sungai Kolok (Frontera Tailandia – Malasia)

Los cruces fronterizos en Asia suelen ser, por lo general, bastante concurridos y relativamente sencillos, no tienen la sordidez o el punto peligroso que tienen algunos en américa latina, y no he contado en el blog muchos de ellos por considerarlos como “mero trámite”.

En el caso de este paso fronterizo concreto no distó demasiado de mi idea de un cruce de fronteras en Asia; sonrisas, facilidades, amabilidad… pero cuando te pones a leer las guías de viaje o por internet no parece lo mismo.

El cruce de Sungai Kolok a Kota Bharu está considerado como peligroso y poco recomendable debido a los problemas entre el gobierno tailandés y las provincias musulmanas del sur del país. La gente suele viajar más por la costa este a Penang, el problema es que se da más vuelta si la intención es ir a Perhentian… y yo iba a Perhentian.
No me había informado demasiado pero si recordaba que algo menos de un mes antes de que tuviese que hacer ese recorrido algún grupo insurgente tailandés cometió unos atentados en estas provincias.
Estos atentados son acciones puntuales que la represión tailandesa a esos grupos disidentes y la sobreprotección al turista no permite convertir en rutina. Por eso me decidí a cruzar así.

El primer tramo del viaje fue sencillo, en Khao Lak compré el billete por 850 B (22€), lo venden como si fuese hasta Kota Bharu pero siempre es el mismo timo y los buses no pasan de la frontera.
Fueron unas 14 horas de minivan vía Hat Yai hasta Sungai Kolok, solo cabe destacar la innumerable cantidad de check-points del ejercito tailandés cada pocos kilómetros, eso si, la minivan turística no la detuvieron en ninguno de estos controles.
Nos dejaron en la frontera poco antes de las 9 de la noche y esto fue todo el primer tramo.
Hicimos los tramites de inmigración tailandeses, cruzamos andando hasta la parte malaya y en menos de 10 minutos estábamos fuera de la frontera.

Solo cruzamos 2 extranjeros y en la parte malaya había otras 2 chicas intentando negociar el precio de un taxi hasta Kota Bharu, nos unimos a ellas y terminamos cerrando el taxi hasta Kuala Besu (KB) directamente, para así poder coger el primer ferry a Perhentian al día siguiente.
Fueron 100 Ringits (25€) entre los 4 por las cerca de 2 horas de viaje hasta KB. El taxi nos llevo al Hostal NAN y allí pillamos una habitación para los 4 por 50 Rg (12,5 €). A la mañana siguiente salimos para Perhentian, el “ferry” fueron 60 RG más 5 de tasa medioambiental y 2 más del bote que lleva de la lancha “ferry” hasta la playa, total 67 RG.

De Perhentian volví a Tailandia de la misma manera pero decidí hacer el tramo malayo en transporte local, la diferencia fue de 25 RG que costó por persona el taxi a 6 RG el bus de Kuala Besu a Kota Bharu más otros 5 RG de Kota Bharu a la frontera, vamos, menos de la mitad.
Ya en la frontera tailandesa me tocó pagar un mototaxi hasta la estación, fueron 20 B y luego una minivan desde Sungai Kolok hasta Hat Yai 180 B. Ahí es fácil enganchar un transporte hasta cualquier parte del sur… esta vez iba camino de Phi Phi, a trabajar de Divemaster.

Así crucé entre Tailandia y Malasia por la que, dicen, es una de las fronteras más complicadas. Mi impresión es que es igual que cualquier otra en Asia, solo que esta vez pasas a un país musulmán, esta vez empiezas a ver velos y gorros típicos del Islam, aparecen más mezquitas y desaparece el cerdo. Por lo demás, lo de siempre, el sàwàtdii khráp se transforma en selamat pagi, aunque a veces también se escucha “salam aleikum”, cuando se saludan entre ellos.

Aleikum Salam.

Dragón, mi compañero de bungalow (Koh Tao – Tailandia) / Foto de la semana

Dragón: mi compañero de bungalow

Os presento a Dragón, uno de mis compañeros de bungalow. Suele venir a visitarme sobre todo por las noches, junto con Geko y Murcielago, mis otros 2 asiduos acompañantes, mientras yo hago un poco de «hamaquing» antes de dormir. Me hacen compañía y se comen los mosquitos y demás insectos que sobrevuelan la terraza, con lo que os podéis imaginar que su presencia no me disgusta para nada.

Dragón es un reptil de la familia de los Gekkonidae, comúnmente conocidos como Gekos, que viven en climas templados y tropicales y, lo más sorprendente, son capaces de vocalizar, si, de vocalizar. El nombre proviene de la onomatopeya del sonido que hacen pero en malayo, porque estos bonitos bichichos son capaces de reproducir la palabra «gekko«, junto con algunos otros sonidos, para interactuar entre ellos.

La otra capacidad que tienen es la de poder «escalar» por cualquier superficie y sin esfuerzo, ya sea cristal, madera o cemento no tienen problemas para ejecutar vías que dejan en nada un 9A de bloke.

Es un animal totalmente inofensivo a pesar de los colores chillones que pueda mostrar y en Tailandia forma parte de la superstición local, se dice que si escuchas su sonido 7 o más veces seguidas es un símbolo de buena suerte, si esto sucede durante un parto implica que la vida del recién nacido será afortunada.

A mi me encanta tenerlo rondando por casa y hay noches que parece que estoy viendo un documental de National Geographic desde mi hamaca, cuando muestra sus dotes como cazador atacando algún «bicho hoja» despistado. Normalmente lo consigue y se lo come. Un espectáculo de los más interesante.

Surf en Tailandia: cogiendo olas en Memories (Khao Lak)

Surfing Khao Lak

Si alguien me hubiese dicho que iba a estar surfeando en Tailandia en el mes de Abril estoy seguro que no lo hubiese creído. Tal vez si me dicen en Junio, cuando el monzón ya está en pleno apogeo… o que puede haber olas hasta septiembre (antes de que amaine)… igual habría llegado a dudar.

De todo el sudeste asiático Tailandia es el país con costa menos relacionado con el surf, los mejores, sin duda son Indonesia y Filipinas seguidos de Malasia y Vietnam. Cada uno tiene su momento y temporada pero a lo largo de todo el año es fácil practicar este deporte en esta región de Asia.

Lo único que había escuchado de Tailandia eran algunas referencias en Phuket, que llegan olas medio buenas durante los meses de Junio a Septiembre en las playas de Hat Kata y Nai Han, pero nadie me había terminado de confirmar.

Y de pronto me encontré cogiendo olas de hasta 2 metros en la costa oeste tailandesa unos 100 km al norte de Phuket, en pleno mes de Abril. Khao Lak, la puerta al mejor buceo de Tailandia, también tiene surf.

Surfing Khao Lak

Surfing Khao Lak

Surfing Khao Lak

Vale que no es un «top ten«, que solo hubo algún día suelto que pudieron pasar los 2 metros y que no rompian con demasiada fuerza, pero con el tiempo que llevaba yo sin surfear fueron las condiciones perfectas para disfrutar y volver a sentirme cómodo en la tabla.

En la playa frente a Memories se puede surfear durante todo el día (en función de la marea), rompen a izquierdas y a derechas (mejores a derechas), más fuerte a primera hora de la mañana y última de la tarde… incluso con un poco de luna puedes pillar algunas olas de noche. Los únicos locales que había surfeando eran Ching (el dueño de Memories), los empleados y algunos amigos… con lo que no se crean demasiados problemas territoriales con las olas (menos mal, odio el “only locals” surfero).

Las condiciones de esos días me parecieron perfectas, había playas cercanas donde estaba entrando con un poco más de fuerza y Nico fue alguna que otra vez con Ching a probar las olas, para mi estaba de sobra con lo que llegaba a “nuestra” playa y decidí no moverme mucho más. Tabla y hamaca eran todo lo que necesitaba.

Surfing Khao Lak

En Memories dan clases de surf y alquilan tablas durante todo el año. Es una playa de arena, sin reef, con olas de ambos lados que no pillan demasiada fuerza. Un buen lugar para divertirse pero mejor aún, el lugar perfecto para aprender.

Surfing Khao Lak

Surfing Khao Lak

Ahora me ha vuelto a entrar el mono y si regreso a Filipinas el mes que viene algunos de los destinos que visitaré seguro serán Siargao y Charlies point, pero si la opción es India tal vez acabe bajando al sur, que tengo entendido que también se pueden coger olas, preguntaré a Miki (le conocí en Malapascua) donde estuvo él surfeando con Hare Krishnas. Puede ser bastante curioso… y distinto.

Recuerdos de atardeceres, Memories in Khao Lak (Tailandia)

Memories Khao Lak

Cerca de 20 minutos en moto separan Memories del mundo. Llegar no es sencillo pero salir de allí es aún más complicado. En este lugar el tiempo se detiene o avanza tan despacio que por momentos cuesta tomar consciencia de la hora, del día que es, e incluso de donde estás.

Yo llegué desde Bangkok (BKK). Estaba con Vanesa y Nico, ella regresaba temporalmente a España y él tenía que hacer cierta burocracia antes de que se fuesen para Islas Salomón a llevar un centro de buceo. La cercanía del monzón estaba abrasando la ciudad y los casi 40 grados de temperatura estaban chamuscando mi cerebro, entonces decidí marchar y esperar a Nico en Khao Lak.

Para bajar desde BKK compré el billete en alguna de las agencias de Khao San Road, aunque no me gusta viajar únicamente rodeado de otros “farang” acaba siendo la forma más barata de moverse en Tailandia (para bajar al sur). Fueron 500B (13€) por cerca de 17 horas de viaje. Yo lo llamo el método “flautista de Hamelín”. Consiste en que el/la flautista pasa por las distintas agencias u hostales con su flauta invisible (o con un megáfono) invitando a las “ratas” (los farangs) a seguir su rumbo. Luego te meten en un autobús y mandan a todos juntitos al destino deseado.
Nico lo intentó por su cuenta (transporte local) y no le salió más barato.

Una vez en Khao Lak, una ciudad/calle sin demasiado encanto, me alojé en Fasai Guesthouse, muy interesante en relación calidad/precio. Allí estaban Ángel, Jo y Marquitos (la GoPro Family), buscando opciones tras su marcha de Filipinas (al final han acabado en México). Pasé un par de días con ellos hasta que llegó Nico de su aventura burocrática y salimos para el que sería nuestro nuevo y momentáneo hogar.

Memories

Memories

Khao Lak no tiene demasiado, una playa que no es bonita y un pueblo que aún lo es menos, pero es la puerta a las Similan Islands, uno de los paraísos del buceo en Tailandia. Desde aquí (o Phuket) salen los barcos de vida a bordo con los que poder explorar el archipiélago.

Estas islas, parque nacional protegido, cierran durante los meses del monzón y nosotros llegamos poquito antes, cuando salían los últimos barcos. Nuestra idea era pasar un par de días de vida a bordo si las condiciones del mar lo permitían, Nico había trabajado unos cuantos años en la zona y tenía bastantes contactos para intentar que nos colasen en algún barco. Al final tuvimos un pequeño contratiempo que no nos permitió ir: Memories.

Como ya he comentado, Nico estuvo algún tiempo trabajando allí y entre sus muchos amigos en la ciudad está Ching, el dueño de Memories:

Nico y Ching

Memories es bar y restaurante, alojamiento, con tablas para alquilar y donde poder tomar clases de surf (lo desarrollaré en el siguiente post).

Nos dejaron un bungalow con una cama pequeña, pusimos la hamaca en la terraza, pillamos un par de tablas y nos pasamos una semana haciendo poco más que surfear y mirar como pasaba el tiempo.

Atardecer

Atardecer

Atardecer

Atardecer

El lugar es especial, el ambiente que crean Ching y el resto de su equipo es como para no querer irse de allí, si a eso le unimos el surf y algunos de los atardeceres más bonitos que he visto en Tailandia se transforma en uno de esos lugares que pasan a mitificarse, a ser recordados por siempre como reductos de felicidad y paz donde puede sentirse uno como en casa.

Hamaca

A mi me pasó, tenía pensado salir para Perhentian, en Malasia, donde estaba a punto de empezar la temporada alta, a ver si encontraba trabajo como Divemaster, pero se estaba tan bien en aquella playa que estuve postergando la salida tanto como pude.

Los días pasaban como si durasen la mitad y las horas de hamaca mirando al mar se mezclaban entre ensoñaciones y siestas despistadas con los paseos al pueblo a por provisiones y los ratos cogiendo olas. Cuando llegaba la tarde podíamos pasar horas sin hablar, contemplando las luces crepusculares absortos en divagaciones de recorrido tan corto como poco profundo.

Atardecer

Atardecer

Atardecer

Eso es Memories, un oasis cerca de Khao Lak donde dejar que pase el tiempo y la vida, por un rato, sin más preocupaciones que la altura de las olas que están por venir..

Memories

No puedo dar datos de los precios porque al ser amigos de Nico no quisieron cobrarnos, pero son precios asequibles. Para llegar hay que ir en taxi (está lejos y no creo que sea barato) o alquilar una moto (sobre 150B al día). Es la carretera que sale de Khao Lak hacia el norte, pero lo mejor es preguntar por allí.

Cuando conseguí despegarme de la hamaca y la tabla compré un billete para Sungai Kolok, en la frontera con Malasia, para ir a Palau Perhentian, unas islas en la costa este malaya relativamente cercanas a la frontera con Tailandia.

Vistas

Memories

Y así salí de Memories, con la idea segura de que volvería (al menos a por mi chubasquero, que decidió quedarse) y pensando en cuando sería la siguiente vez que me encontraría con Vanesa y Nico, con quienes, entre unas y otras, había pasado bastante tiempo en los últimos 4 meses.

Vale, en realidad lo que más me planteé no fue el “cuando”, fue el “donde”.

Todo sea que acabe visitando Islas Salomón en este viaje 😉 .

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