Paseando por el monte de los olivos (Jerusalén)

Vistas desde el monte

Es un paseo de cerca de una hora desde la Puerta de David en la Ciudad Vieja, subiendo con calma, parando para respirar un aire algo menos cargado de turistas que el resto de la ciudad o que la misma cima del monte, disfrutando de unas vistas que mejoran a cada paso y convierten desde la altura esa marabunta de callejuelas en una ciudad de verdad.

Otro de los tantos «lugares más sagrados de la tierra» que hay en esta encrucijada de identidades que es Jerusalén.

Monte

Olivos, lo que se dice olivos… no vi muchos, no entré en los jardines de Getsemaní que es donde he leído que pueden verse, pero el resto de lo que me abarcaba la vista era «descampao«, cementerio judío o viviendas judías rodeadas de pino y ciprés en la mayoría de los casos. Pero bueno, tampoco el Monte del Calvario me pareció un monte, ahí, metido en mitad de la ciudad vieja con una cacho de iglesia encima. Lo hablaba con Enric el otro día y casi me acabó de convencer de que en realidad allí no murió Jesús, no sabemos donde pero aquello no es el Gólgota bíblico (divagaciones viajeras).

Vistas

Vistas

Las tumbas del cementerio judío que hay en su ladera datan de tiempos de la creación de la ciudad hace miles de años, la razón de que lo situasen aquí es que en algún lado (¿biblia?, ¿torá?) dice que es el lugar donde se realizará el Juicio Final y los judíos siempre han querido tener reservadas plazas en primera fila, supongo que por eso de que solo se salvan ellos. De esta forma se aseguran un lugar privilegiado en el juicio. Mi truco será decir que soy jurado en vez de condenado, imputado o como le quieran decir ahora. Bueno, no he leído el libro pero cuando vi la peli a uno casi le funciona lo de jugar a la confusión.

Cementerio

Alto del monte

Además de la espectacularidad de las vistas, de la religiosidad y lo sagrado de este lugar una de las cosas que más llamó mi atención fue la fauna que encontré en el monte. Hubo especies que no sabría definir, como el de la penúltima foto… el soldadus meonis con UZI al hombrus. Creo que es una nueva técnica del ejercito israelí para marcar el territorio, desde el momento de la foto el muro en cuestión dejó de ser propiedad palestina para pasar a manos de la familia de ese soldado o cualquier primo segundo del protagonista de la foto de abajo (tu eliges).

Monte

Monte

Meón

Iglesia de Santa María Magdalena

En el camino a la cima del monte se encuentran los Jardines de Getsemaní, la iglesia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena, algunas iglesias más y ruinas y excavaciones varias en las que entretenerse otro buen rato fuera de los callejones y las manadas de peregrinos que forman el interior de la ciudad vieja. No es que aquí no vengan, es que suben y bajan en autobuses y el camino es bastante tranquilo y no demasiado transitado.

Mallos de Riglos (Huesca) / Foto de la semana

Mallos de Riglos

Una escolta de paredes de casi 300 metros de altura de conglomerado rojizo es el distintivo de este precioso pueblo del prepirineo oscense. Un distintivo que ha convertido esta «casi aldea» de 50 habitantes en una referencia para la escalada a nivel mundial.

Los Mallos de Riglos cuentan con una gran cantidad de vías de varios largos que van desde V de clásica a 7b de deportiva. No he tenido la oportunidad de probarlas porque la razón de mi visita a la zona era otra, pero no he querido desaprovechar al ocasión de pasar a hacer la foto de rigor. Hace años que tenía ganas de ver este espectáculo de la naturaleza con mis propios ojos y ha sido el colofón perfecto para un fin de semana de lo más entretenido y divertido que tal vez se acabe convirtiendo en «viajes que contar«.
En lo que se ha convertido seguro es en un nuevo montón de amig@s viajer@s y otro montón de anécdotas. Les mando un saludo a tod@s pero no los nombro porque la lista sería demasiado larga y además… no me acuerdo de la mitad de los nombres :/ .

Balut, es más divertido en Filipinas

Balot

El balut (balot en tagalo) es un huevo de pato fecundado al que se ha dejado que se desarrolle el embrión antes de cocinarlo. Se come cocido o hervido al vapor y es bastante común en Filipinas y algunas partes del sudeste asiático. Yo lo había visto pero no lo había probado hasta que llegué a Cebu.

Me alojé en el Kukuk´s Nest, no es que fuese barato, 400 pesos (7,5 €) en dormitorio de 5 camas, pero me convenció la decoración y el ambiente, tenía una terraza completamente forrada de fotos de Lomografía y la chica de la recepción me explicó que los hijos de los dueños eran artistas (fotógrafo y pintora). Creo que acerté con el lugar porque cuando me levanté de la siesta la zona común y el restaurante estaban a rebosar. En una mesa había un grupo de chavales filipinos charlando animadamente, me senté a su lado y al ratito me ofrecieron un trago de cerveza, es más, me obligaron a tomarlo. Resultó ser una reunión del Cebu Shooters Guild, un grupo de fotógrafos y aficionados a la fotografía de Cebu que hacen quedadas para hablar de fotografía, realizan photowalks y cosas por el estilo… La conversación fue interesantísima, no solo en lo que a foto se refiere, fue una pasada conocer de primera mano y recién llegado las costumbres, rituales y clichés de los cebuanos.
En un momento dado por la zona del patio apareció un tipo con una bici y una cesta sobre ella en la que tenía algo que ofrecía a la gente, los Cebu Shooters empezaron a gesticular y hablar en tagalo como tramando algo, Hendrix me preguntó si había probado el balut, le dije que no e instantáneamente estallaron en risas, ahí entendí que había llegado mi hora de hacerlo. Fuimos hacia el tipo, pidió 2 huevos y me explicó como se come. Primero se hace un agujero en la cáscara y se bebe el «caldito» que hay en el interior entre la cáscara y el «polluelo«. Sabe como a consomé, me gustó bastante. Lo siguiente es abrir la cáscara del todo y meter el interior en la boca de un tirón. La sensación es rara pero sabe como a huevo cocido con pollo así todo mezclado. No me gustó demasiado pero tampoco me disgustó y la parte menos sabrosa, un cartílago blanco, justo cuando me empezaba a pelear con ella me dijo que eso no se comía y lo escupí. Un buen trago de birra y prueba superada.
De una de las mesas de detrás nuestro salió una voz que decía: «Fuck dude, you’ve eaten the egg like a boss«, un británico, claro, y todo el mundo empezó a reírse a carcajadas. Y si, como un jefe me lo comí, por suerte no soy asqueroso para estas cosas y si alguien se lo come a la vez que yo menos aún. Pienso que la mayoría de las veces son tabús culturales y tradicionales lo que nos impide ver estas comidas en perspectiva. En Filipinas estos huevos empiezan a ser una delicatessen que se sirve en los mejores restaurantes.

Más tarde me explicaron que los hay de distinta «añada«, o «semanada» mejor dicho. El que nos comimos era de 2 semanas, y teniendo en cuenta que el tiempo de gestación de un pato son 4 semanas podemos decir que me comí «medio patito«. Yo solo noté cartílago, en los de 3 semanas ya están practicamente formados el pico y las patas, supongo que la sensación en la boca será algo distinta. El precio fue de algo menos de un euro por los 2 huevos y dio para unas buenas risas, yo siempre digo «donde fueres haz lo que vieres» y en Filipinas no podía dejar de probar el balut… y menos estando obligado.

La foto es de Hendrix (Blue Pax), me la mandó editada con el texto porque es el claim de Turismo de Filipinas para promocionar el país, todo «es más divertido en Filipinas«, y comer balut también.

Volví a Cebu un par de veces más pero no tuve la suerte de volver a encontrarme con todo el grupo de los Cebu Shooters, una de las veces pude quedar a tomar unas cervezas con Mark, pero el resto no podía pasar ese día. Malapascua me robó mucho tiempo y me quede con las ganas de aceptar el ofrecimiento que me hicieron para recorrer Cebu durante un día haciendo fotos con ellos.  Quizá lo hagamos algún día.

Por último, os dejo el enlace aun vídeo del señor Blai que también probó el balut en su paso por Filipinas, lo mejor del vídeo… sus caras, sin lugar a dudas: Probando el huevo «balut» en Filipinas.

***

Quiero decir que últimamente el blog parece un poco caótico, vamos, que salto bastante más en el tiempo de lo que estaba acostumbrado a hacer, pero es que del el viaje de Asia ya casi lo he contado todo, me faltan un par de post sobre Palestina y las cosas, como esto del balut, que se me hayan quedado en el tintero, y hay que pasar página. A partir de ahora iré intercalando cosas sueltas de este viaje con el final de la vuelta al mundo (que no terminé nunca de contar) y los viajecitos que vaya haciendo hasta que me vuelva a picar el gusanillo de otro gran viaje.

El mercado flotante de Damnoen Saduak en Bangkok (Tailandia)

Damnoen Saduak

Un mercado flotante era de las pocas cosas que me quedaban por ver en Bangkok y tarde o temprano tenía que llegar.
Antes de empezar el viaje de 11 meses a Asia estuve mirando vuelos a Tailandia a ver si conseguía pasar el mínimo posible de días sueltos en la ciudad antes de salir para Myanamar. Las cábalas no salieron de la mejor forma posible y estuve por allí una semana, tiempo de sobra para intentar ver algunos de esos «imprescindibles generalistas» que se me habían pasado en anteriores visitas.
Llamo «imprescindibles generalistas» a esos lugares que por considerarlos muy turísticos o poco interesantes no despiertan mi interés primordial, se sitúan como lugares posibles si hay tiempo de sobra o las circunstancias no propician una opción mejor.

En el caso de Damnoen Saduak se dieron ambas condiciones. Tenía una semana y llegaba en Noviembre de 2011, con media Tailandia inundada en general y Bangkok en particular. Entonces, si la ciudad estaba inundada, ¿que mejor que una atracción flotante para que no se viese afectada?.El problema fue llegar hasta allí, se encuentra a 80 kilómetros de Bangkok y nadie confirmaba que las carreteras no estuvieran cortadas por el agua, ni en la misma estación de autobuses. El aburrimiento y la falta de perspectivas ganaron a las dudas y tras un taxi a la estación Este de Bangkok y una minivan de unas 2 horas estaba en algún punto cercano al mercado intentando no ser timado por los barqueros. Lo de siempre.

Damnoen Saduak

Ya sabía donde estaba viniendo por lo que estaba totalmente mentalizado, es un lugar turístico. Lo primero es NO a todo, luego ya veremos. Intenté que me explicasen donde empezaba el mercado y si la estación de autobuses donde me dejaron estaba muy lejos… tarea imposible, como era lógico había que ir en barca por un precio «muy barato amigo«. Les dije que ya me buscaba la vida y empecé a caminar hacia la carretera, antes de llegar a la puerta me llamaron para decirme que era hacia la izquierda, menos de 10 minutos, les di las gracias –kopun kap- y me puse en marcha.

Damnoen Saduak

Imagino que debido a las inundaciones de esos días las dudas ganaron a muchos de los turistas que suelen visitar este mercado y se quedaron por Bangkok. Estaba bastante vacío, algo que por supuesto no me disgustó, el problema es que tampoco tenía la vida que había visto en fotos y vídeos del lugar, no tenía la multitud y el abarrotamiento de barcas y productos, lo que por otro lado permitió una mayor cercanía para charlar con las vendedoras. Me llamó la atención que casi no se ven productos de verdadero mercado, la mayoría de las barcas venden comida o souvenirs y lo que más me llamó la atención es que los rasgos de las vendedoras no me parecían demasiado thais. Os aseguro que tras unas cuantas visitas al sudeste asiático se puede distinguir las caras de los habitantes de los distintos países… no al 100%, por supuesto, pero acabas viendo esas diferencias, ni todos los chinos son iguales ni todos los blancos somos narizotas. Además las ropas y algunos adornos hacen inconfundibles algunas nacionalidades, si lleva thanaka en la cara está claro: es birmana.

Damnoen Saduak

El caso es que me puse a preguntar, «where are you from?«, al principio se quedaban como un poco sorprendidas y al momento sonreían entendiendo que se lo preguntaba a sabiendas de que no eran tailandesas. Birmana y laosiana fueron las nacionalidades mayoritarias entre barqueras y vendedoras de la orilla, en las tiendas eran más tailandesas, si era su negocio, pero las dependientas eran birmanas también, en su mayoría.
El desarrollo trae inmigración y esta copa de primeras el sector servicios, esos trabajos mal remunerados que ningún nacional quiere hacer. El problema llega cuando ese desarrollo se da únicamente en algunas zonas del país (turísticas, industrializadas, urbanas…) y esos lugares deben asimilar la inmigración exterior y la que proviene del campo y las partes más agrícolas, cuando en la realidad los inmigrantes extranjeros compiten con una gran parte de nacionales que se encuentran, por desgracia, en igualdad de condiciones. Entonces estos nacionales se quedan esos trabajos malos y para los extranjeros (más pobres) quedan los que son de lo malo, lo peor. Son conclusiones sin datos, pero a mis preguntas de cuanto ganaban trabajando de lunes a domingo sin festivos ni vacaciones todas respondían con silencio, sonrisas o un escueto «para vivir«.

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Lo que más me gustó fue pasear por los alrededores del mercado, por los puentes, entre los canales, salir de la marabunta de tiendas-barca para intentar ver como vive la gente de la zona, como hacen cuando no te están mirando fijamente a los ojos para ver si compras.

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Damnoen Saduak

Es una de mis maneras de buscar el encanto de un sitio, apartarme hasta que no hay nada que me diga lo que tiene de especial y que aún así me llamen la atención las imágenes que veo. En Damnoen Saduak no encontré mucho más que el encanto que ya había visto en postales de otros. Es un lugar para ver, pero uno más en una región repleta de mercados flotantes.
Es lo que tiene el monzón… mucha agua.

Damnoen Saduak

Algunos datos prácticos:

– Para llegar a Tailandia desde España puedes reservar vuelos con Iberia.
– Para llegar a Damnoen Saduak desde Bangkok puedes hacerlo de forma sencilla desde la estación de Ekamai, las minivan parten cada 30 minutos y el coste es de 80 Baths.
– El precio de una barca para la visita del mercado es de entre 350 y 500 Baths sin forzar el regateo (solo pregunté).
Una comida para una persona en uno de los restaurantes locales de la orilla fueron menos de 100 Baths incluyendo la bebida. Hay que tener en cuenta que al ser turístico los precios van a ser más altos que otros lugares del país.
– No muy lejos de este lugar se encuentra el mercado flotante de Amphawa, al parecer es menos turístico, o al menos tiene más turismo local.

(*) Este es el primero de una serie de post sobre Bangkok que tengo pensado escribir, creo que no le he dedicado a esta ciudad la atención que se merece.

Tienen a la primavera encerrada / Foto de la semana

Tienen a la primavera encerrada

Salgo a buscarla y puedo ver como se asoma durante segundos entre los barrotes. La tienen presa y escondida, la mueven cada día para que no podamos saber donde se encuentra. La primavera de este año tiene una esquina rota, pero como aquella del libro de Benedetti: «aunque mutilada, relevará por fin a un invierno que se anunciaba inacabable«.

Si os soy sincero, estoy sufriendo un poco. Teniendo en cuenta que me he saltado 3 inviernos en los últimos 6 años, uno tan largo como este me tiene algo entristecido y amargado. Además estoy viendo mi destino cada vez más tendente a un nuevo exilio, esta vez británico, y la perspectiva respecto al buen tiempo no es demasiado alagüeña.

No acaba de salir el Sol en España, los días grises están siendo demasiados y a mi me apetece un poco de calor y callejeo, a ver si así puedo probar bien unas gafas de sol graduadas que me han regalado en Mister Spex para ver que  cuanto me duran, digo… que me parecen. Nunca he tenido unas y desde que soy «gafotas«, hace años ya, no he vuelto a usar gafas de sol por el coste extra que supone graduarlas, siempre he tirado más de gorra, de visera digo. Ahora voy a VER la diferencia y poder disfrutar de pequeños placeres como conducir con el sol de frente sin quedarme ciego, mirar a las mozas con disimulo o cerrar momentaneamente los ojos en una conversación aburrida sin que nadie se de cuenta. Por ejemplo.
Igual a partir de ahora no puedo vivir sin gafas de sol, ya os contaré, pero lo que es seguro es que no puedo vivir sin la primavera, así es que el responsable de que esté encerrada que vaya abriendo la reja o me voy a tener que enfadar.

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