Un minuto del atardecer en el desierto (Wadi Rum – Jordania)

Este vídeo es un regalo que os dejo. Mi recomendación es ponerlo en HD a pantalla completa y sentarse a disfrutar de un minuto del atardecer en el desierto de Wadi Rum en Jordania.
De vez en cuando lo hago para recordar aquellos momentos y evadirme de estos, mirar la prensa es soñar con estar allí o, al menos, fuera de aquí, y me parecía egoísta guardarlo para mi solo.

Tal vez es anecdótico que también sea un regalo que me hizo Atallah cuando me acogió en su desierto, o tal vez es que algo tan bonito hay que compartirlo con el mundo para disfrutarlo plenamente. Por eso será entonces que el trabajo de Atallah consiste en enseñar atardeceres (entre otras muchas cosas).

Unos días de buceo y relax en Aqaba Adventure Divers (Jordania)

Aqaba Adventure Divers

Aqaba es una ciudad bastante turística y algo decrépita rodeada de un lado por un desierto de paisaje «marciano» e insondable y de otro lado por un mar de aguas claras repleto de coral. A los 10 minutos de estar en la ciudad empiezas a pensar que la belleza de la zona debe estar bajo el agua porque queda claro que no reside en el exterior.

Fueron casi 5 horas desde Ammán con Jett (8 JD), salí por la tarde y llegué a eso de las 9 de la noche. Mi idea era bucear y poco más, tenía la reserva con Aqaba Adventure Divers para el día siguiente y decidí buscar algún lugar barato donde pasar la noche en Aqaba. Lo encontré en la zona centro, habitación con baño compartido por algo menos de 7 euros. Salí a pasear un rato y buscar algo de cenar y en cuanto descubrí que estaba en la Torrevieja del mundo árabe volví para el «antro» a descansar que al día siguiente tocaba bucear.

Aqaba Adventure Divers

Aqaba Adventure Divers se encuentra en South Beach, a 10 minutos en taxi (pagué 8 JD pero el precio real son 5) de la ciudad, en una zona bastante tranquila en mitad del desierto rocoso que la rodea.
Mi huida del «antro» de Aqaba hizo que llegase bastante temprano, poco antes de las 8 am, tampoco demasiado para un centro de buceo… bueno, depende del centro. Aquí llegó mi primera sorpresa, me tocó esperar fuera casi una hora, y es que el ambiente relajado del resort se extiende a todas sus actividades, en Adventure Divers uno no madruga, uno no se estresa, allí se disfruta, es el lugar para el relax.
Esto lo descubrí con tiempo y las explicaciones de la segunda sorpresa: Carmen. Cuando escuché pasos dentro empecé a hacer ruido para ver si se daban cuenta que estaba fuera. Entonces alguien se acerco y me dijo que entrase por la zona de equipos.
A los 2 minutos hablando nuestros acentos nos delataron… o igual solo hizo falta el «jelou«.
Carmen es instructora y llevaba un par de meses trabajando allí. Me explicó el funcionamiento, me enseñó las instalaciones y nos pusimos a desayunar.

Aqaba Adventure Divers

A eso de las 9 de la mañana apareció Talal, el manager del centro. Lo primero que me dijo después de las presentaciones es que no había prisa. Acomodé mis cosas en la habitación y preparamos mi equipo de buceo mientras aparecían los primeros huéspedes y clientes. Todo con calma, cada uno a su ritmo, charlando como si se conociesen de toda la vida y moviéndose por el resort «como Pedro por su casa«.

Aqaba Adventure Divers

Aqaba Adventure Divers

El material del que disponen está muy bien cuidado, las instalaciones son amplias y cómodas y la habitación tenía tele, agua caliente, aire acondicionado y ¡¡taza del water!!. Si, para vosotros es normal pero el de la noche anterior y el alojamiento en Wadi Rum (después de Aqaba) no tenían ninguno de estos «lujos»…. y digo NINGUNO.

Respecto al buceo, el resort se encuentra situado cerca de la playa pero usan unos jeeps para llevar a los submarinistas y los equipos hasta los distintos divesites. El acceso a casi todos ellos es a pie desde la orilla, para los más lejanos también disponen de barco. Como podéis ver 2 fotos más arriba el centro cubre 24 sitios de buceo en la costa de Aqaba y alguno más en zona egipcia que no aparece en el mapa. La forma de decidir donde se sale es más bien asamblearia… ¿donde queréis ir?.

La elección para la primera salida fueron Black Rock y Gorgon II, perfectas para una primera toma de contacto con El Rojo. El grupo los formábamos Marc, Roni, Robert (Líbano) y yo.
Como ya os he comentado las entradas se hacen directamente desde la playa y las condiciones generalmente son buenas, no hay corrientes, la temperatura durante todo el año no baja de 20-22º y llega hasta los 28º, la visibilidad suele ser buena y es uno de los arrecifes (junto con el de Suez) más septentrionales del planeta.
En cuestiones de coral es de lo más bonito que he visto, los paisajes son increíbles, eso si… no es Egipto. Al ser el único punto de buceo y playa en Jordania no es un lugar «tranquilo y solitario» pero tampoco es agobiante. Eso si, las playas y la zona cercana a la orilla no están demasiado limpias debido a la cantidad de turismo playero. Los centros de buceo hacen salidas de limpieza e intentan mantener cuidados los fondos. Son iniciativas totalmente privadas ya que la ayuda del gobierno jordano para mantener la costa libre de basura es bastante escasa.

Mar Rojo

La primera inmersión (Black Rock) fueron 37 minutos a una profundidad máxima de 30 metros. Mi primer contacto con el Rojo y sus gélidas aguas. Venía acostumbrado a los 28-29º de Tailandia y estar a 25º casi me produce hipotermia… si, vale, exagero, pero acabé metiéndome con un 2 mm corto encima de uno de 3 mm largo. Soy así de friolero.
Vimos, entre otras cosas: banded shrimp, morenas, un seamood y mucho coral. Empezaba a animarme.

La segunda fue Gorgon II. 42 minutos a 21,6 metros. La media de tiempo por inmersión es de 40 minutos, supongo que todos los centros en Aqaba trabajan con los mismos tiempos pero yo eché en falta unos buceos un poco más largos.
Esta vez me quede contento con mi primer stonefish. Nada más empezar estaba en mitad de la arena sobre los 5 metros de profundidad.

Mar Rojo

Mar Rojo

Al volver de las 2 primeras inmersiones comimos y Talal me preguntó que me apetecía ver por la tarde y la verdad es que lo único que me apetecía ver era una ducha de agua caliente para quitarme el frío del cuerpo. Así dejamos los buceos para la mañana siguiente, me esperaba otra sorpresa.

Mar Rojo

Fue la tercera, llegaban 3 biólogos marinos israelíes desde Eilat (justo en frente) y habían alquilado el barco para que les llevase a hacer unas inmersiones concretas, Talal me propuso unirme a esa expedición y no lo dudé un momento. Hicimos Power Station y First Bay South Reef.

Power Station es uno de los puntos más espectaculares de Aqaba. Un muro de coral vivo de hasta 200 metros de profundidad en el que vimos boxfish, scorpion fish, alguna escuela de fusileros, gambas, morenas… Estuvimos 41 minutos y llegamos a una profundidad máxima de 33 metros. Es un muro precioso.

First Bay South Reef fue menos espectacular aunque bastante bonita también. Los corales de toda la zona son increíbles y con alguna morena y el bosque de anguilas que nos encontramos me di por satisfecho.

Tuve la suerte de bucear con estos 3 biólogos marinos y fue un extra importante a la hora de disfrutar las inmersiones. Me explicaron como es el Rojo, que es lo más común y porque, me hablaron del deterioro del coral por la acción del hombre, de lo mal que está la parte israelí del golfo (en cuanto a buceo) y me enseñaron un montón de endemismos y peculiaridades de la zona.

Mar Rojo

Mar Rojo

Para el tercer día me reservaban una de las más esperadas por mi: Wreck of the «Cedar Pride». Un barco hundido que se encuentra entre los 15 y 30 metros de profundidad. El barco, libanés de origen español, sufrió un incendio y quedó varado en el puerto de Aqaba. Trás varias deliberaciones el Rey en persona dio la autorización para hundirlo y transformarlo en arrecife artificial para disfrute de los buceadores. De esto hace ya unos 20 años. Ahora el pecio es una atracción muy interesante en la zona. La vida submarina se ha hecho con el barco y su visita no tiene desperdicio.

Mar Rojo

Mar Rojo

Mar Rojo

Estuvimos 41 minutos y llegamos a los 24 metros de profundidad. En el camino hacia el barco vimos un pulpo y algún scorpion fish y una vez en el barco lo que más me gustó fue la posibilidad de ver las cámaras de aire que se han formado dentro. Hay una en la que llegué a quitarme el regulador para respirar ese aire «impuro«, jeje, pero dejé unos cuantos bares antes de irme para el siguiente que llegase. Penetrar algunos rincones del pecio es algo espectacular y para despedirnos, cuando ya nos marchábamos giré la cabeza para echar un último vistazo y me encontré con la «señora tortuga verde» que aparece en este vídeo. Volví para acercarme y le debí resultar curioso porque me permitió estar un rato con ella.

La última inmersión en Aqaba fue Japanese Garden, un impresionante bosque de coral como no había visto antes. 44 minutos a menos de 20 metros fueron el colofón perfecto a mi paso por las profundidades jordanas.

Aqaba Adventure Divers

Pero bucear no es todo lo que hacía en Aqaba Adventure Divers. Las tardes fueron para charlar distendidamente sobre el buceo de la zona, sobre el buceo mundial (con Carmen, Talal y el resto de buceadores que por allí pasaban), para relajarse en la piscina, echarse un rato la siesta o navegar por internet buscando info del próximo destino.
Las instalaciones son perfectas para «no hacer nada» y disfrutar.

Aqaba Adventure Divers

Aqaba Adventure Divers

Aqaba Adventure Divers

Y en la foto de abajo podéis ver el lugar donde pasábamos las noches entre botellas de Chivas, Tanqueray y Cacique 500. Los culpables: Marc, Roni y Robert, el grupo de libaneses llegaron surtidos de casa (al parecer en Líbano el alcohol es barato) y se encargaron de proveer a los sedientos.
La segunda noche hubo momentos especiales cuando por culpa del alcohol (o gracias a él) el grupo libanés y el israelí (los biólogos) se fundían en abrazos olvidando lo que sus respectivos países opinan del otro. Enemigos en la batalla, iguales ante un buen whisky. Que absurdo llega a ser el mundo cuando obvias a las personas y lo dejas en manos de políticos.

Aqaba Adventure Divers

Aqaba Adventure Divers

El grupo libanés eran clientes fieles y para su despedida Talal preparó un espectacular Mansaf del que pudimos disfrutar todos los huéspedes del hotel.

Aqaba Adventure Divers

Así fueron mis días en Aqaba. En un ambiente inmejorable, en un lugar especial y disfrutando de un buceo espectacular. Por si fuera poco Talal se puso en contacto con su amigo beduino Atallah para que me recibiese en Wadi Rum… Atalláh fue más allá. Me vino a recoger y me acabó alojando en su casa. Pero esto lo dejamos para el siguiente post.

Respecto a los precios de Aqaba Adventure Divers lo mejor es escribir a Talal de mi parte (en inglés) y seguramente os haga un descuento: info@aqaba-diving.com.

¡ATENCIÓN!. Si tu presupuesto es ajustado y aún así quieres bucear no hay problema, para dormir barato dejan la opción de quedarse en la azotea y usar los servicios del centro (baños, duchas…). El coste es de 7 JD incluyendo desayuno. Yo no desechaba la opción, la foto de abajo es de las espectaculares vistas de la «habitación«.

Aqaba Adventure Divers

Jerash, una ciudad en los confines del Imperio… Romano (Jordania)

Jerash

La ciudad de Jerash, la antigua Gerasa, formó parte de la Decápolis del Imperio Romano, era una de las 10 ciudades que marcaban los confines orientales hasta donde se extendía el poder del emperador. Adriano llegó a visitarla, muestra de ello es el Arco del Triunfo (o de Adriano), que recibe imponente justo antes del hipódromo.
La entrada sobrecoge. No por el precio, que también, por lo que vislumbras que vas a poder observar. El teatro, el cardo, las calzadas, los cientos de columnas, los arcos… Todo ello en muy buen estado (son las ruinas romanas mejor conservadas de Próximo Oriente), aunque sin demasiadas explicaciones o datos a lo largo del recorrido, supongo que para favorecer la contratación de guías.

Jerash

Visitar Jerash no es viajar al pasado, es sentirlo. Sobre la arena del hipódromo podía escuchar los gritos del público, el sonido de las herraduras de los caballos contra el suelo, podía oler el aroma de los pinos y los olivos que aún pueblan esa zona de áridas colinas. Paisajes familiares, paisajes que heredamos en los campos andaluces desde la época del Al-Andalus.
Estas ruinas datan de periodos romanos pero en la zona se han encontrado muestras de asentamientos humanos de hace más de 5000 años.  Jerash es historia en si misma.

El periodo de bonanza duró largo tiempo, pasó del poder romano al persa, luego al omeya, y se mantuvo orgullosa hasta que en el siglo VIII un terremoto la dejó bastante dañada. De ahí todo fue cuesta abajo.

Jerash

Jerash

Jerash

A día de hoy es la segunda atracción (en número de visitantes) de toda Jordania, superada con todo derecho por la impresionante Petra. El esplendor ha regresado a Jerash siglos más tarde en forma de turista occidental, aunque tengo que decir que no sufrí las inclemencias de la multitud, tal vez Septiembre no es su temporada más alta y por ello pude disfrutar de Jerash sin demasiados «estorbos«, y con guía, como en Amman. Gracias a ella (mi guía) descubrí que algunas de las piedras que forman las ruinas emiten un sonido metálico al ser golpeadas por otras piedras. Elucubramos todo lo que pudimos pero no encontramos razón o uso, la razón no la he descubierto, sobre el uso he leído que eran un sistema de alerta para terremotos, la vibración de los seísmos provocaba el sonido antes de que la gente pudiese percibirlo. Pero me temo que también sean elucubraciones.

Jerash

Jerash

Jerash

Jerash

Jerash

Jerash se encuentra 48 km al norte de Amman. La ida y vuelta la realizamos en taxi compartido que cogimos en  Sweileh. Estos transportes salen una vez están llenos. Cuando llegamos sólo había un coche con una plaza libre y esperamos a ver si llegaba otro, el conductor del que estaba parado debía tener prisa y nos preguntó si nos importaba ir a alguno compartiendo asiento con el copiloto para que entrásemos los seis. Me tocó ser el que no me importaba, me sentaron entre el conductor y el copiloto y, a pesar de que la ley lo prohibe, llegamos hasta Jerash los 6 en el coche con parada para repostar incluida.
El conductor no hablaba inglés y la única frase que pedí que me tradujesen fue un: «Dile que no se choque con nada que paso de llegar el primero«. Para la vuelta tuvimos más suerte, un asiento para cada uno.

Jerash

Como en casa y con guía en Ammán (Jordania)

Amman

Jordania me recibió con un aeropuerto más pequeño de lo que me esperaba (para la cantidad de turismo que acoge). La espera por las maletas se unió al retraso del vuelo desde Sri Lanka y al trámite de la «visa on arrival» (que hay que abonar en efectivo) y pensaba que nunca pisaría Ammán. Lo peor es que Israa llevaba todo ese rato esperándome fuera sin saber las razones de mi demora. La había conocido un año antes en El Cairo, en unas cañas «rápidas» que me tomé con Jose antes de volar para Bangkok, y coincidió que estaba unos días en su Jordania natal antes de volver a Granada (donde vive). Estas circunstancias condicionaron totalmente mi paso por el país, no para bien, para mejor.
Israa vino a recogerme al aeropuerto, me hizo de cicerone durante los días que coincidimos, me buscó casa para alojarme de couchsurfing, me enseño un montón de cosas sobre el país, sobre el Islam, sobre sus costumbres y tradiciones, su gastronomía, su historia, «intentó enseñarme» un poco de árabe, me ayudó con el «salvoconducto» para poder entrar y salir de Jordania a Palestina por el puente del Rey Hussein, me «llevó» a ver Jarash y el Mar Muerto… ¿sigo?.

La ruta por Amman comenzó el primer día, para hacer tiempo hasta que llegasen del trabajo los dueños de la casa donde me alojaría nos fuimos al Downtown. Visitamos el Anfiteatro, paseamos por la zona y comimos Mansaf en el restaurante Alquds, un clásico de la zona para mi primer contacto con la gastronomía jordana. El Mansaf es uno de los platos tradicionales en Jordania, los ingredientes son cordero, arroz y yoghurt; el resultado: increiblemente sabroso.

Anfiteatro

Puerta

Una vez el estómago estuvo lleno salimos para conocer a mis anfitriones en Ammán; Adam y Mido. Israa les contactó por couchsurfing para ver si estarían dispuestos a acogerme en su hogar por unos días, como aún no me conocían dijeron que si.
Tras las presentaciones iniciales nos fuimos a conocernos mejor con unas cervezas delante. Me llevaron a otro de los clásicos de la ciudad, Rainbow Street. Una calle donde salir a tomar algo, a escuchar música en directo, a comer/cenar/almorzar/merendar (los jordanos comen muchas veces y a muchas horas distintas, vamos, se pasan el día comiendo).

Adam, Mido e Israa

Para terminar el día y seguir con el aprendizaje de la gastronomía local volvimos al Downtown para cenar en Hashem, un pequeño restaurante que pone mesas en la calle por el que puedes hincharte a comer 3 personas por menos de 4 euros.
Pedimos falafel, hummus, ful, patatas, ensalada… Es un sitio bastante local que se llena bien entrada la noche. El falafel está increíble y la autenticidad del lugar y su ambiente son dignos de contemplar.
De postre  tomamos Knafeh (un dulce, muy dulce, típico jordano) en Habibah, no lejos del anterior, y con nuestra dosis correspondiente de azúcar y el placer de haber cumplido mis deberes con la gastronomía jordana (en el primer día), dimos por terminada la jornada.

El día siguiente fuimos a Jerash (lo cuento en el siguiente post) y por la noche, mientras la ciudad se paralizó por un partido de clasificación del mundial entre Jordania y Australia (ganaron los locales por 2 a 1 y entonces la ciudad se volvió loca) nosotros disfrutamos de uno de los mejores shawarmas de la ciudad en Shawarma Reem (segundo círculo) y después Israa me invitó a probar otros dulces típicos, el Asabe Zainb (dedos de Zainb) y Awameh, ambos exquisitos pero increíblemente dulces, en Tamryet abuali (en una calle que sale también del 2º círculo).
Otra cosa no pero los sabores de Jordania los estaba probando todos.

Atardecer con Abu Darwish de fondo

El tercer día la ruta comenzó en el Museo Real del Automóvil de Jordania, un lugar donde Abdalá II muestra al pueblo lo rico que es y ellos no. Es una colección de coches de lujo que empezó su padre y que intenta, en forma de museo, mostrar a un rey campechano al que le gusta la velocidad y que permite que la gente vea sus lujosos transportes por el módico precio de 3 euros si no eres jordano. Hay fotos de la ciudad y te muestra, a grandes rasgos, algo de la historia de este reino hachemita desde el reinado del padre del actual monarca.
Una de las razones para venir a este museo era visitar también la nueva Mezquita de Hussein, que está en el mismo «complejo«. Y una vez más en un país árabe me quedé sin visitar otra mezquita. No se como me las apaño pero casi nunca consigo entrar a ellas… por ser festivo, por ser la hora del rezo, de la comida, del cierre, por no ser musulmán, por no ir bien cubierto, por las restricciones israelíes (en Palestina)… pero vamos, por unas u otras parece que se me resisten las mezquitas. Igual es culpa mia que no me esfuerzo suficiente :p .
Sinceramente, tampoco es algo que me importe demasiado, si entro a los templos es para sentir la religiosidad de unos lugares creados con un fin concreto, para ver a la gente practicando sus «ritos y supersticiones» e intentar comprender un poco más de su cultura. Nos guste o no la religión es una pieza fundamental en las culturas de infinidad de países y para conocerlos de verdad hay que ver todas sus caras. Si en la religión musulmana no puedo sentir eso, si en las horas del rezo la entrada está prohibida para los no musulmanes, aunque entiendo que se trate de respeto a sus sentimientos más profundos, en mi caso esos lugares se transforman en meras acumulaciones de piedra, edificios más o menos bonitos pero carentes de su significado real.

El vacío religioso lo debió entender mi cerebro como un vacío estomacal (esa imagen tiene de mi) y seguimos caminando por el pinar hasta la salida más cercana al séptimo círculo, donde sacié mis apetitos (también el religioso) con un shawarma y una buena conversación con Israa sobre el Islam en Koram (otro clásico en Ammán).

Atardecer en la ciudadela

Después de la trascendental conversación decidimos que el día merecía terminar con un atardecer a la altura y el lugar donde contemplar uno de los atardeceres más bonitos de la ciudad es sin duda la Colina de la Ciudadela, o Jabal Al-Qal´a, lo que me llevó a descubrir (gracias a mi nuevo interes por el conocimiento del árabe) que Al-Qalá, se pronuncia «alcalá«, significa «ciudadela» y que a pesar de mi «madrileñidad» no tenía ni idea de esa etimología. La Puerta de Alcalá es en realidad la puerta de la ciudadela, de la ciudad vieja, la puerta de Madrid. Tiene narices tener que irse tan lejos para averiguar sobre mi ciudad natal. Que poco caso hacemos a lo que nos rodea.

La Ciudadela de Ammán data de la Edad del Bronce Antiguo, es otra más de las ruinas del país que hacen transportarse a la antigua roma, con su muralla bien conservada y unas vistas privilegiadas, si no fuese por el precio de la entrada (que no deja de ser un impuesto revolucionario excesivo para los extranjeros en toda Jordania) sería el lugar perfecto para subir a ver el atardecer a diario.
Tengo debilidad por las vistas de una ciudad desde la altura, verla moverse, latir, apagarse con el crepúsculo y encenderse inmediatamente a base de luz artificial para continuar el bullicio de la rutina sin prestar atención al espectáculo que tiene delante.

Noche

El día terminó insuperable, disfrutando de un shawarma en la plaza de Rainbow street acompañados por la melodía de las guitarras españolas que unos jóvenes rasgan cada tarde a la caída del sol. La mezcla de flamenco o rumba con las músicas árabes de las que beben sus raices me cautivó las innumerables veces que pasé por esta plaza.
De Ammán salí para el sur de Jordania, volví para visitar desde allí el Mar Muerto y despedir a Israa, y luego regresé desde Palestina una vez más antes de volar de nuevo a Hortaleza. Fueron casi 10 días allí (intermitentes) sintiéndome como en casa con Adam y Mido, compartiendo buenas conversaciones, intercambiando y aprendiendo. No creo que Jordania hubiese sido lo mismo sin ellos, pero mucho menos sin Israa, gran culpable del imborrable recuerdo que tengo del país.
No se cuando será la próxima vez que los 4 podremos compartir el sabor de la shisha en Narguile contemplando las luces nocturnas de Ammán en el Books@Cafe, pero no me cabe duda que volverá a suceder tarde o temprano, con Israa tal vez sea antes, contemplando las luces nocturnas de la Alhambra desde el Albaicín, que tampoco suena nada mal. Además a esta se puede apuntar también Jose y a Iván le pilla cerca, muy cerca. Seguro que las conversaciones viajeras que de ahí salen me transportarían de nuevo a Jordania… bueno, y a medio mundo.

(*) Solo aclarar que no me gusta el sabor de la shisha, para que luego no diga Israa que no fumé de aquella Narguile… vaaaaale, pero es que quedaba way acabar el post así. 🙂
(**) Son infinitos los agradecimientos que tendría que dar a Israa, Adam y Mido, por lo que aquí no caben. Mejor se los doy en persona la próxima vez que les vea.

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Encontré el Tesoro de Petra (Jordania) / Foto de la semana

Tesoro de Petra

La foto es de El Tesoro (o Khazné ) de Petra, la capital del antiguo reino nabateo, uno de los lugares más impresionantes que nunca he visitado. Llegar hasta aquí después de recorrer el Siq es viajar en el tiempo, es quedarte una hora con cara de tonto pensando en como pudieron hacer eso hace más de 2000 años, pero encontrarlo de pronto desde las alturas después de un buen rato de caminata en solitario, sin ningún otro turista alrededor, no soy capaz ni de intentar describirlo.

Ayer decidí llegar hasta este punto, salir de las rutas más frecuentadas de Petra y sentirme como el descubridor que todo el mundo sueña que es cuando visita estos lugares.

En el hostal me dijeron que el camino es peligroso y que desde arriba hay riesgo de desprendimientos, que mejor no lo intentase. Los beduinos me dijeron que ni caso, que es «sencillo» y que las vistas son impresionantes. Sonaba mucho mejor la segunda recomendación, y es la que seguí.

La verdad es que no es del todo «sencillo«, no tanto por la dificultad como por las posibilidades de perderse o despeñarse si no andas con cuidado. Con unas buenas zapatillas no entraña demasiado riesgo pero yo para darle emoción lo hice en chanclas. El handicap principal es encontrar el camino y no perderlo en las bifurcaciones, para ello lo mejor es preguntar a los beduinos antes de comenzar.

Una vez me encontré con ÉL, imponente desde lo alto, se me olvidó todo lo demás, pero conocer allí arriba a Alí Mohamed y compartir con él cerca de una hora de charla y algún que otro té convirtieron el momento en inolvidable.

Alí es un beduino que vive en una cueva de esta maravilla que es Petra, conoce cada rincón y su historia, es francamente interesante y hace un té inmejorable, pero todo esto me lo guardo para cuando os cuente Petra al completo, que esto es solo la foto de la semana.

Como ya no dejan entrar a buscar el Santo Grial en su interior tuve que intentar superar a Indi incluso sin látigo… y lo que es más importante, sin sombrero, algo fundamental con la solana que pega.

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