Despidiendo el año en la cima de la península (Mulhacén 3478,6 m.s.n.m)

Techo de la Península Ibérica

31 de Diciembre de 2012, Mulhacén, a 3478,6 metros sobre el nivel del mar y mucho más alto aun sobre todas las cosas humanas.

Siempre había querido empezar un post parafraseando la introducción que usó Nietzche para su indescifrable «Así habló Zaratustra» y creo que esta era la ocasión perfecta.

En estas condiciones comenzaba el fin del 2012 desde la cima de la Península Ibérica. El plan en un principio consistía en hacer cima el 1 de Enero a las 00:00h, la luna estaba practicamente llena y podía ser una ascensión nocturna preciosa pero las condiciones climatológicas y un cúmulo de circunstancias de diversa índole dieron al traste el plan.
Todo empezó con una ventisca y una bajada de la temperatura que nos impidieron llegar el primer día al refugio de Villa Vientos. Hicimos noche en el refugio de Carihuela, cerca de la cima del Veleta, y a la mañana siguiente sin haber dormido practicamente por culpa del frío, seguimos el camino a Villa Vientos. Por si las condiciones no eran suficientes decidimos complicarnos la aventura «paseando» por Sierra Nevada todo el equipo de escalada en hielo (cuerdas, clavos, arneses, cascos…), para que conociesen un poco la montaña y transformar el camino en insufrible.
Pasamos una noche algo menos fría en Villa Vientos, nos levantamos temprano y empezamos la ascensión a Mulhacén por la cara Oeste. La nieve estaba perfecta para los crampones y en cerca de hora y media estábamos hollando la cima de la montaña.

Las casi 8 horas de bajada hasta el coche se hicieron largas pero merecieron la pena, y en vez de una sopa de noodles muertos de frío en un refugio de montaña nos pegamos una cenaza en Cenes de La Vega en casa del Señor Oscar. Creo que salimos ganando.

El primer viaje del año ha sido por carretera, de Granada a Madrid, el día 1 recién levantado. Parece un buen pronóstico para que 2013 sea un año viajero. El 2012 lo fue, y además con contrastes, lo empecé a cero metros sobre el nivel del mar en Filipinas y lo terminé a 3.478 en la cima del Mulhacén. Terminando por todo lo alto, por encima de todas las cosas humanas.

(*) Está aventura se ha contado con más detalles en el blog del Packet Xtreme Team. No puede ser menos, una vez más hicimos honor a su lema: «Haciendo imposible lo posible». El post en cuestión: 4 packets y varios destinos.

Cae la noche en Hermigua (La Gomera) / Foto de la semana

Cielos de La Gomera

Cae la noche en Hermigua… como cae en este viaje, en esta etapa. El miércoles termina todo de nuevo, vuelvo definitivamente a Hortaleza, sin planes, sin nuevos caminos que seguir. El que consiga encontrar.

Empieza la búsqueda de trabajo, el intento de volver por tiempo indefinido… tan indefinido como todo en mi cabeza en estos momentos.

El único que se frota las manos con esta vuelta es el blog, el «ocio involuntario» en el que me voy a ver atrapado me va a permitir contar que pasó al final del viaje, en Jordania, en Palestina, o historias que quedaron por contar en Koh Tao, en Sri Lanka, en Filipinas… hay muchas aventuras pendientes e intentaré aprovechar la coyuntura (los casi 6 millones de parados) para usar el tiempo libre que tenga hasta que encuentre «el santo Grial» de mi futuro.
Como a tantos otros me tocará sortear las trampas, las pruebas que se me aparezcan. He visto «La última cruzada» y espero que me ayude aunque supongo que será más parecido a «Las 7 pruebas de Axtérix«. No olvidemos donde vuelvo.

Por ahora solo se que cae la noche, y estos 3 días voy a seguir soñando… con que el viaje no se acabe nunca.

Buenas noches, y felices sueños.

Dejando pasar el tiempo (La Orotava – Tenerife) / Foto de la semana

Dejando pasar el tiempo

No hay nada mejor que dejar que pase el tiempo, la perspectiva ayuda al entendimiento, la distancia interpreta los sentimientos. El tiempo modifica los recuerdos, juega con las emociones.

En estos días que vivimos dejar que pase el tiempo es un lujo para muchos y casi una obligación para otros tantos (sobre el 25%). La vida contemplativa ha quedado reservada a los ricos y a los jubilados, aunque muchos de ellos tampoco sean capaces de poder disfrutar de ella.

Y no nos damos cuenta de que, aunque también sea escaso, tenemos mucho más tiempo que dinero. El tiempo no se puede ahorrar, no se puede guardar en el banco, el tiempo que tenemos es para disfrutarlo, para gastarlo, aunque sea viendo la vida pasar a la sombra de la mañana.

Tiempo es algo que ahora no me sobra, el viaje por Canarias está siendo intenso, por eso el blog ha quedado limitado a la foto de la semana, los ratos libres que encuentro prefiero dedicarlos a ver la vida pasar a la sombra de la mañana, a ver si así descubro que camino va a llevar la mía a partir del mes que viene. El 7 de Noviembre regreso a Hortaleza y toca pensar en el futuro e intentar buscar alguno. Al fin y al cabo, todo es cuestión de tiempo.

La foto que encabeza el post es en la puerta de la Iglesia de la Concepción, en La Orotava, un pueblo al que tengo especial cariño. Aquí pasé el año nuevo de 2009-2010, aquí expuse y realicé una conferencia sobre la vuelta al mundo, fui jurado del concurso de graffitis y pintado sobre uno de sus muros. Todo gracias a Aperitivos Visuales (Dayana y Matias), el punto de unión entre La Orotava y yo. Pero el tiempo no perdona y ofrecer arte es un lujo dificilmente asumible.
Aperitivos Visuales ya no existe, al menos el espacio físico en el que habitaba. Pasar por su puerta, ver la galería cerrada  y sus paredes sin vida me provocó una sensación de tristeza dificilmente descriptible, por suerte me queda pensar que el alma de Aperitivos Visuales sigue libre, y podré volver a sentir que sigue abierto cada vez que esté con Dayana y Matias.

Ahora voy un rato a ver como pasa la vida desde el balcón de la habitación, una forma como cualquier otra de matar el tiempo antes de que me toque subirme a ella.

El Teide desde Gran Canaria / Foto de la semana

Teide desde Tejeda

Esta imagen es una parte del regalo que nos entregaron las islas durante el camino a Tejeda. El atardecer más bonito que he visto desde que volví a España.

Txema no dudó un momento en parar el coche para intentar inmortalizar el instante mientras yo me moría de frío esperando que no se alejase demasiado (mi sangre ya es completamente tropical), aún así saqué fuerzas de «flaqueza» para hacer esta foto… una imagen que mi cabeza no conseguía situar y entender, –¿cual es aquella montaña que sobresale entre el mar de nubes?-.
Fue Fina, responsable de la Fonda de la Tea, quien resolvió mis dudas unas horas más tarde: -¿entonces habéis visto el Teide a la bajada?-.
No me lo podía creer, el mastodonte que veíamos en la distancia era ni más ni menos que la cima de España atravesando las nubes para apuntar al infinito.

Mi desconocimiento «godo» sobre las afortunadas era mayor de lo que pensaba y nunca me había percatado de lo cerca que está cada isla del resto. En este viaje he visto Fuerteventura desde Lanzarote, Lanzarote desde Fuerteventura y Tenerife desde Gran Canaria. La distancia que las separa de la península nos impide ver su «cercanía«.

El viaje a Las Canarias está entrando en su ecuador, llevamos 3 de las 7 islas y mañana salimos para Tenerife, allí quiero repetir esta foto pero al revés. Desde la cima del Teide buscaré la Cruz de Tejeda para intentar devolverle el regalo, hay que ser agradecido con lo que se nos entrega.

A pesar de las prisas y los apretados timings de este viaje en el que estamos #explorandoCanarias, a pesar del batiburrillo de imágenes y momentos que se entremezclan en mi cabeza hay instantes que permanecerán en el tiempo siendo capaces de ser situados en el espacio. La memoria solo guarda aquello ligado a una emoción, une las imágenes a los sentimientos, por eso tengo claro que permanecerá el reencuentro con buenos amigos (Edu y Raquel en Gran Canaria), los reencuentros que vendrán (Diego, Dayana y Matias en Tenerife) y algunas postales sueltas que ya han encontrado un hueco donde quedarse por siempre en mi hipotálamo. La visión de el Teide asomando al atardecer de un largo día estoy seguro de que se transformará en imborrable, aun así voy a quitar la pestaña, como hacíamos con las cintas de casete o los VHS, para que no pueda ser borrada. Si alguna vez me falta espacio siempre podré poner un trozo de «celo» y escribir encima, aunque espero que el armario de módulos ampliables de mi memoria no se quede nunca sin espacio para los buenos recuerdos.

¿Playa o piscina? (Fuerteventura – Islas Canarias) / Foto de la semana

Playa o piscina

La foto es de ayer, para no sufrir una descompresión demasiado fuerte la «vuelta» me la he tomado con calma… o todo lo contrario.

Al día siguiente de llegar a Hortaleza comencé como operador de cámara para un TV de Minube en Canarias, durante un mes estaré grabando las 7 islas junto a Txema León. Podéis seguirlo en directo en el hastag: #explorandoCanarias.

Empezamos la semana en Lanzarote y la estamos terminando en Fuerteventura, la foto es de las vistas desde mi habitación en el Meliá Gorriones, donde estamos pasando el fin de semana.

No puedo negar que el contraste entre este viaje y el de los últimos 11 meses es grande. Empezando por la diferencia entre los hostales de mi viaje y los hoteles de este… he cambiado las tascas por restaurantes y los paseos por sprints. El programa es apretado y la «libertad» se transforma en responsabilidad. Algo que practicamente había olvidado, pero es que casi un año viajando «solo» acarrea ciertas consecuencias.

Tarde o temprano tenía que llegar la vuelta al mundo real, el regreso a la «rutina«, al «sedentarismo«, a buscarse la vida y a la responsabilidad… eso si, hasta que el contagio reaparezca, como decía Kapuscinski en Viajes con Herodoto:

A fin de cuentas, lo que podríamos llamar «contagio de viaje» existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable.

Ahí estará, por siempre latente, esperando el momento adecuado para atacar y descolocar el mundo de nuevo. Mientras tanto seguimos en el presente y me alegra pensar que he tenido una vuelta afortunada, el parón no ha sido de golpe, he tenido la suerte de encontrar un trabajo para el primer mes nada más llegar (con la que está cayendo…) y que consiste en viajar (con una cámara), he podido ver (durante un día) a la familia y los amigos, he conseguido retrasar el frío un mes más y he podido volver a comerme un cocido. ¿Que más puedo pedir?…. vale, voy a pedir un poco de iniciativa, que llevo una hora para decidir se me quedo en la piscina o me voy a la playa. ¿Me ayudáis a elegir? 😛

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