Próximo destino… un lugar llamado trabajo / Foto de la semana

Próximo destino...

Este es el viaje en el que estoy inmerso desde la semana pasada, el destino: cualquier lugar en el que pueda trabajar.
Los plazos son cortos, me doy lo que queda de mes para ver la manera de iniciar un nuevo ciclo. A finales de septiembre me quedo sin casa y, si el tiempo no lo remedia, sin las ganas necesarias para seguir intentando «sobrevivir» en este país que no da para mucho más.
El verano agota sus últimos coletazos y ya me veo metido en el frío y la oscuridad del futuro, tengo que hacer algo, aunque sea no hacer nada.

Sabiendo que hay una fecha y una meta, un punto y seguido para este incierto viaje, entonces aparece de nuevo el sol y me animo pensando que al final siempre me sale todo bien. Por eso voy a seguir tentando al destino.

Dejo de paso los portafolios de fotografía y vídeo por si alguien se entera de algo… 😉

Fotografía: https://pakgoesto.com/fotografia

Vídeo: https://pakgoesto.com/video

Unas fotos sin historias en el Muro de las Lamentaciones (Jerusalén)

Atardecer

Llevo un par de semanas intentando escribir este post y se me estaba tornando imposible hasta que me he dado cuenta de la razón. El Muro de las Lamentaciones es un lugar que significa demasiado pero que a mi no me hizo sentir nada. Ese vacío me dejaba sin palabras cada vez que me sentaba a escribir, no conseguía terminar las frases, no me centraba en lo que tenía que contar. Para mi es una acumulación de datos sin ningún sentimiento, un montón de imágenes sin ninguna historia.

El cólico nefrítico que me dejó atrapado en Jerusalén propició que visitara el Muro unas cuantas veces en los más de 10 días que estuve en la ciudad. Pasé durante la noche, de día, cuando el sol más apretaba, al atardecer y de buena mañana, todas y cada una de esas veces me parecieron iguales, un montón de piedras y mucha gente rara haciendo cosas raras que se basan en normas y leyes incomprensibles que, como los principios de Groucho, pueden cambiar por otras si no acaban de gustar (ver el punto 4 en el cartel de la foto de abajo).

Muro

Mi visión de lo que allí sucedía era continuamente distorsionada por mi imaginación, ya lo mostré con los Sucesos para-anormales en el Muro de las Lamentaciones, y ahora creo que os voy a ahorrar mis estrambóticas teorías e interpretaciones de un lugar que no me provocó mucho más que indiferencia, sentimentalmente hablando. Además creo que para poner datos históricos ya lo hace mucho mejor wikipedia.

Rezando

Por otro lado me da pena por la gente que llegue hasta aquí esperando sentir algo, esperando alguna descripción de lo que supone estar delante de un lugar tan simbólico y abrumador, por eso os invito a leer un post de Carmen escrito desde el corazón, sin condicionamientos como los que a mi me impidieron observar objetivamente, sin reticencias ni formalismos, una historia sin muchas imágenes y no un montón de imágenes sin una historia vivida en primera persona. Yo solo vi, ella sintió:

Una noche en el Muro de las Lamentaciones

Para entender estas fotos del todo hay que leer su post.

Rezando

En el muro

Algunos tipos de ortodoxos de los que circulan por la zona. Estos provienen de antepasados europeos de Centro Europa (Alemania, Austria), mantienen las vestimentas y las tradiciones de sus ancestros.

Plegarias

Detalle de los papeles con deseos que la gente deja el muro.

Rezando

En el muro

En el muro

Descansando

Rabino

Rabino enseñando la Tora a un entretenido público.

El muro del muro

En la foto de arriba se puede ver en la valla que separa la parte reservada a los hombres (izquierda) y a las mujeres (derecha), desde la que Carmen observaba la escena del rabino.

En el muro

En el muro

En el muro

La conga

Uno de los días, durante el Sukot, los ortodoxos comenzaron a bailar la conga mientras cantaban, yo no entendía nada y decidí inmortalizar el instante, me subí a una silla y me puse a grabar, no era el único y pregunté a la persona que estaba justo al lado si sabía lo que estaba sucediendo, casualidades de la vida me respondió en maño y resultó ser Fernán de Que te quiten lo viajao, la única historia que me surgió en El Muro y la mejor de las que podían haber sucedido. Fernán andaba de «maño sabático» junto a Miriam, casi acabando (al igual que yo) y también shockeados con el salto de Asia a Oriente Próximo.
Quiero decir aquí que yo andaba tristón, ya regresaba, y además jodido con el cólico nefrítico… el par de veces que nos vimos y las coversaciones viajeras que tuve con ellos son uno de mis mejores recuerdos de Jerusalén, un flotador que me permitió no ahogarme en la indiferencia y la soledad de una ciudad distante e introvertida. ¿O era yo el que estaba así allí?. Sea lo que sea desde aquí les doy las gracias y en breve lo haré en Zaragoza en persona que ya está tardando la escapada 😉 .

Alucinando con la conga

Mujeres miran estupefactas como los hombres bailan la conga al otro lado de la valla.

En el muro

El equipo del bloguero de viajes para capturar recuerdos

El equipo del bloguero de viajes

Hace un par de meses Pau escribió un post en su blog donde explicaba el equipo que lleva como bloguero de viajes para poder guardar y luego compartir sus aventuras y experiencias. Al final de ese interesante post nos lanzó un meme a Manuel, Jose Ramón, Sele, Vero y a mi para que contásemos en nuestros respectivos blogs los equipos que utilizamos nosotros.
Yo llevaba tiempo queriendo escribir un post sobre este tema y creo que esta es la ocasión perfecta, ahí vamos.

Mi equipo para recordar los viajes

Una de las mayores ventajas que la tecnología ha proporcionado a los viajes es la posibilidad de compartirlos y transformar las experiencias en información útil, o bueno, dejémoslo en información. En mi caso, la tecnología lo que me proporciona es la posibilidad de recordar los viajes. ¡Qué sería de mi sin las fotos!.
A pesar de las notas, los recuerdos físicos, los folletos y las guías no es hasta el momento en el que veo las fotos cuando de verdad se traza en mi cabeza el mapa mental que situa los acontecimientos en un lugar en el tiempo y en el espacio.

El equipo que utilizo para tales menesteres ha variado a lo largo de la trayectoria del blog. En los primeros tiempos los recuerdos los fijaba el sensor de una Nikon D80, con ella di la vuelta al mundo en 2008-2009. Al regresar la cambié por una Nikon D300s y los recuerdos añadieron movimiento, empecé a probar con el vídeo de viajes. Y parecía que yo era un señor Nikon y esta era la cámara que me llevaría al viaje por Asia sin billete de vuelta, hasta que apareció Malévolo y se animaron a esponsorizar mis recuerdos de viaje.
Desde entonces los recuerdos cambiaron a tonos más suaves y movimientos más detallados, más definidos. Malévolo me convirtió en un señor Canon con un pequeño juguete con el que disfrutar de aquel nuevo viaje.

El equipo que me cedieron y que es mi equipo fundamental de captura de recuerdos es:

Canon 600D (pequeña y manejable, para vídeo me gusta mucho la pantalla desplegable)
Objetivo Canon 50mm 1:1.4 (me tiene enganchado este objetivo).
Objetivo Canon 18-135mm 1:3.5_5.6 (muy útil).
Objetivo Canon 70-300mm 1:4.5-5.6 (tal vez sea un sacrificado en futuros viajes).
Cable disparador (por la noche no soy nadie sin él).
GoPro HD Hero con carcasa y diferentes soportes (fundamental para los recuerdos submarinos).
Tarjetas de memoria SanDisk (48G).

Además de este equipo que me prestó Malévolo, suelo llevar en los viajes:

Tripode Manfroto: COMPACT MKC3-H01 (lo uso también com steady para vídeo, es bastante ligero)
Pantalla LCD para GoPro y adaptador carcasas.
Mochila Kaya de fotografía (muy versátil).
Riñonera LowePro de fotografía (algo fundamental para mi ya que la facilidad del acceso a la cámara aumenta cuantiosamente la cantidad de recuerdos).
Olympus µ Tough-8010 que llevaba hasta que murió en Koh Tao a los 7 meses (supuestamente era sumergible).
MacBook Pro de 15 pulgadas.
Disco duro 500GB LaCie.
Smartphone o teléfono libre (para usar con tarjetas locales, usar wifi, alarma, linterna… y cosas útiles que pueden hacerse con un teléfono).
Libreta y boli. Aquí se recopilan los recuerdos escritos, los nombres, los contactos, los precios, las ideas, las ilusiones, las decepciones, los números de teléfono de bellas damiselas, las recetas más picantes, los trucos, los tratos y algún que otro garabato imposible de descifrar que seguramente llevase a un tesoro escondido. En la foto aparece una Moleskine, no por frikismo, que vale, un poco tengo, más que nada porque es la única capaz de soportar las inclemencias del viaje sin demasiadas bajas. Vamos, una libreta todoterreno, aunque uso cuadernos, libretas pegadas, encuadernadas, con espiral, en canutillo, folios en blanco, papeles, papelajos y todo tipo de retales. Cuando entran las ganas de escribir, como a la hora de cagar, cualquier papel es bien recibido. (Si, lo se, sorry :p)

Y por último y capítulo aparte en la mochila de cualquier viajero. El libro. Ese utensilio imprescindible en los viajes que ayuda a ampliar los recuerdos, a viajar en el viaje, a dormir, a despertar y a soñar. Ahora lo he reemplazado con mucha pena por un Kindle que me tiene encantado. Duele no poder oler la tinta sobre el papel pero duele más la espalda después de caminar varias horas con 4 ó 5 libros en la mochila.

Esta es toda la tecnología que llevo para capturar los recuerdos (y enriquecerlos), estas son mis herramientas. A la hora de compartir la Moleskine es la pieza fundamental para inspirar los textos, luego, Photoshop y Final Cut para procesar fotos y vídeo.
El ordenador o el teléfono los uso fundamentalmente para conectarme a internet via WiFi y subir contenidos, comunicarme con «el mundo exterior«, escuchar música, ver alguna peli por las noches.

Unos 4 kilos de peso que me acompañaron durante 11 meses por Asia. Una carga que, durante el viaje, pesa menos de lo que podría parecer y que practicamente desaparece en la memoria una vez este ha terminado.  Siempre hay cosas que cambiaría de la mochila en cada viaje,  las que os he nombrado, me las vuelvo a llevar todas.

(*) Quiero dar las gracias a Malévolo por el equipo que me dejaron para el viaje, ¡gracias por esponsorizarme los recuerdos!.

Kota Bharu Streets – Fotografía (Malasia)

Streets

La noche es el territorio de la incertidumbre, mientras que la luz aporta confianza la oscuridad abre las puertas de la mente a lo desconocido. Cuando llega el crepúsculo las calles de las ciudades cambian por completo y el bullicio se torna silencio, el movimiento se transforma en algo estático que avanza sin forma hacia nosotros y todo lo que parecía pasa a desaparecer, a mimetizarse entre luces y sombras, las que son, en definitiva, las verdaderas dueñas de las calles.

Caminar por la noche en Kota Bharu y callejear es transportarse a otra ciudad diferente, sin parecidos, sin gente, sin lugares comunes desde los que continuar observándola.
Sus calles son espacios de introspección donde la mente puede volar a cualquier sitio en menos de tres pasos mientras silenciosamente te susurran el camino a seguir a base de pistas casi imperceptibles.

Streets

Streets

Streets

Streets

Streets

Streets

Streets

Esta es mi visión de esas calles mientras la ciudad duerme, así es como se me mostró, o como decidí retratar una Kota Bharu que me acogió durante algo más de una semana sin pedirme nada a cambio, y además me acabó susurrando, a base de pistas casi imperceptibles, el camino a seguir.

Esta foto va de dedicada para a Flapy, aquí estoy yo en un callejón de Malasia:

En un callejón de Malasia...

>> El set de la serie en Flickr <<

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por el Sendero de los cazadores – Fotografía

Ordesa y Monte Perdido

Este fin de semana estuve en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, fui con el Packet Extreme Team para despedirme de los montes ibéricos antes de partir de nuevo de viaje y para probar la Canon 600D y los objetivos que me ha cedido Malevolo para el viaje (de esto ya daré más datos).

Llegamos el viernes por la noche a Torla y nos alojamos en el Refugio Lucien Briet, 10 € por persona en litera en habitación compartida.
El sábado por la mañana iniciamos la ruta en La Pradera de Ordesa, continuamos por el Sendero de los Cazadores, luego la Faja de Pelay  hasta el Circo de Soaso, comimos algo contemplando Monte Perdido y la cascada de Cola de Caballo y volvimos a La Pradera por el Camino de Soaso.

Ordesa y Monte Perdido

Ordesa y Monte Perdido
Monte Perdido al fondo cubierto por las nubes.

Ordesa y Monte Perdido

Ordesa y Monte Perdido

Ordesa y Monte Perdido

Nos salieron unos 24 km de ruta con cerca de 1000 metros de desnivel, pero como podéis ver por las fotos, lo mejor de todo era ver Ordesa en otoño. La estación aún no ha entrado con fuerza y seguro que en un par de semanas está mucho más bonito pero si ahora hay momentos en los que duelen los ojos de tanta belleza no me quiero imaginar como será entonces.

La ruta la explicará más detalladamente alguno/a de los compañeros/as del Packet Xtreme Team en el blog, que yo la semana pasada ya conté la ascesión que hicimos este verano a Peña Vieja, en Picos de Europa, en mi primer post completamente montañero… y bastante Packet también. Eso si, creo que va a ser más divertido cuando llegue el de la aventura intentando hoyar Peñalara desde La Granja, ruta que intentamos (y conseguimos) hace un par de semanas.

Ordesa y Monte Perdido

Ordesa y Monte Perdido

Estas son algunas de las fotos que han salido, por ahora estoy acostumbrándome a las diferencias entre Canon y Nikon (I miss la doble rueda de Nikon)… me cuesta conseguir los colores de Nikon, la saturación que me gusta, tengo que subexponer la foto casi un par de puntos para conseguir el mismo contraste que mi D300s me daba solita. Creo que aún me faltan muchas pruebas por hacer.
Para vídeo si que cambia la cosa, sobre todo el Full HD, poder grabar a 1080 y montar a 720 da mucho juego a la hora de estabilizar y tratar la imagen.
Pero bueno, ¿que os parece a vosotros como han quedado?, ¿me la llevo de viaje sin remordimientos? (no seáis muy cañeros que me voy con ella si o si, jejeje)

>> Todo el set de fotos de Ordesa y Monte Perdido <<

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