Hay días que siento que miro mi vida desde arriba. Observo lo que me sucede como un espectador y no como el actor que debería estar sintiendo cada momento. El tiempo se me escapa entre los dedos y de los recuerdos de ayer hace ya años, tal vez por eso busco sensaciones intensas y sentir que mi vida depende de un instante que no puedo desperdiciar. Chloé me diría que si desperdicio ese instante puedo probar el siguiente, y el siguiente… que tengo una vida entera (¿verdad Inés?), y yo, aunque lo tenga claro, prefiero pensar que no, que cada instante es único y que no habrá otro igual, así puedo parar un poco el tiempo y hacer que las manecillas del reloj corran más lento.
Olvidándome de todo lo demás consigo parar el mundo, concentrándome cien por cien en mis instantes vuelvo a entrar en mi vida.
Y desde hace 3 días el tiempo corre más despacio y he dejado de ser espectador. Me he venido a República Dominicana para hacer un internship con Dressel Divers trabajando como divemaster y así sacarme el curso de intructor de buceo. Estaré al menos 6 meses entre palmeras y playas de ensueño, trabajando un montón y disfrutando otro tanto en una experiencia tan intensa como motivante (ya digo que estoy en el tercer día).
Las fotos que ilustran el post no son de estos 3 días, son de un viaje que hice al país hace ya 6 años y pico. Mi primer contacto con este pequeño y curioso país caribeño colmado de colmados, regado en ron y repleto de palmeras. El país donde tuve mi primer contacto con el submarinismo y al que he venido a cerrar un ciclo, aquí me hice el Open Water y aquí me haré instructor.
Un país que conocí viajando y con el que voy a intimar viviendo.
En aquel 2007 llegué a Santo Domingo, de ahí fuí a Bayahibe para sacarme el título de buceo y luego subí a Cabarete a surfear y salsear, continué por la península de Samaná parando en Las Terrenas y Las Galeras (donde pude disfrutar de la que dicen es una de las playas más bonitas del mundo: Playa Rincón -foto de arriba-), volví a Bayahibe a ver si resolvía unos asuntos prietos y de nuevo a Santo Domingo para regresar a casa.
En este 2013 llegué a Punta Cana, no creo que me mueva mucho de Bávaro y aunque ya he ido a Bayahibe… nada que ver, ya tu sabes. El tiempo esta vez va a correr más lento, tal vez porque no estoy de viaje. Es como si andase con las manos.
Lo más importante es que tengo palmeras por si de rato en rato me apetece perder el tiempo a la sombra de un cocotero. Quirós puede estar tranquilo, aunque no pare de repetirme que la caída de coco es una de las principales causas de muerte del mochilero común yo ahora no soy mochilero, estoy aquí viviendo… y currando… y además, no puedo parecer mochilero vestido con un polo amarillo y unos pantalones cortos azules (mi uniforme de trabajo, ya enseñaré fotos)… vamos, que estoy seguro y no me falta de «nah«… mmm… bueno, igual un poco de jamón.
Por si alguien se anima a mandarme una bandejita de ibérico de bellota mi dirección podría ser bajo la palmera de la foto de arriba pero en realidad es:
Dressel Divers Diving Center.
Iberostar Bavaro Resort
Playa Bavaro
Higüey
Playa Bavaro – Rep. Dominicana
A la atención de Pak… ya se que no hace falta que lo diga pero es que aquí el jamón vuela, que ponga PAK bien grande.
Y si lo que queréis es que os ponga un rato el sonido de las olas del Caribe (así suena el silencio), por Skype no sale tan caro pegarme un toque: +18293670636
(*) La primera foto del post está tomada desde lo alto de la muralla de la Fortaleza Ozama en Santo Domingo.