Un ruta en blanco y negro por Nueva York (Estados Unidos)

Taxi de NY

Una ruta en que comienza con una foto con color, una metáfora de lo que quiere ser Nueva York: imprevisible, rompedora, provocativa. Con esta ciudad finaliza la trilogía que comenzó con París y continuó con Londres, una trilogía en blanco y negro de 3 de las ciudades con más personalidad del planeta.

***

Nueva York fue el punto y final del más importante de mi . El último destino que pisé antes de regresar a de un viaje de vuelta al mundo que duró 18 meses, lo que a su vez fue un condicionante fundamental para mi percepción de esta ciudad.
Llegaba procedente de Lima y a pesar de haber estado en los Estados Unidos unos meses antes, por alguna extraña razón, NY me imponía cierto respeto. No se si por culpa de tantas imágenes vistas en películas, si por tantas páginas leídas o por tantas historias escuchadas tenía una imagen preconcebida de lo que me iba a encontrar. Ante tanta inmensidad me sentía pequeño, tal vez por eso decidí que no tenía tiempo para todo y limité la visita a la mítica de Manhattan.

Uno de los mayores culpables de mi respeto hacia NY es sin duda Paul Auster y sus innumerables libros ambientados en la ciudad, diría que casi más que Woody Allen y su filmografía. Los libros me dejan más tiempo a meditar lo que recibo, lo proceso y lo hago mio con mayor intensidad. Y cuando el escritor hace que la prosa fluya como si cualquiera fuese capaz de escribir de forma tan sencilla, entonces me sumerjo por completo en la novela y casi siento ser parte de ella. Eso me pasa con las novelas de Paul Auster y por eso busqué el Palacio De La en los alrededores de Central Park, ese restaurante chino que regala el título al libro más viajero de Auster, solo el nombre del protagonista lo dice todo: Marco Stanley Fogg.
Por culpa de Leviatán quise subir a la Estatua de la Libertad hasta que Quirós me confirmo que era una horterada cara y acabé fotografiándola desde el ferry gratuito que va a Staten Island.

Puente de Brooklyn

No pude hacer «locuras en Brooklyn» porque no crucé el legendario puente que une ese barrio con Manhattan. Me alojaba bastante cerca de donde está tomada la foto de arriba. Tuve suerte y ni tan siquiera me molesté en buscar hoteles en Nueva York, antes de llegar Sebas me ofreció quedarme en su apartamento y no lo dudé, además de que después de los 18 meses viajando estaba en un momento en que me interesaban más la personas que los lugares. Año y medio es mucho tiempo viajando y son demasiadas cosas vistas, el cerebro comienza a buscar comparaciones odiosas y parece que ya nada sorprende, ayer siempre acaba siendo mejor que hoy. En mi caso particular en USA ayer fue Chicago y hoy era Nueva York.

Times Square

Cuando empecé a sentir que había demasiadas cosas que hacer para el tiempo que tenía decidí tomarme todo con más calma y me fui a pasar un par de días a Montreal, en el Quebec canadiense, para visitar a Karine y Annick. No me apetecía ver corriendo lo máximo posible y olvidarme de ese destino, soy de los que prefieren disfrutar de unas pocas cosas para quedarme con ganas de volver. Por eso no me importó pasar casi una tarde entera en Times Square al encontrarme que había sido cortada al tráfico y tomada por hamacas y sillas de , o echarme una medio siesta tirado en Central Park mientras observaba la fauna que allí habita, o «perder» una mañana entera frikeando entre cámaras y accesorios en la espectacular B&H (mi único acercamiento al mundo de las compras en NY).

Vistas desde Rockefeller Center

Eso no quita que no me resistiese a hacer algunos clásicos, como subir al Top of the Rock (Rockefeller Center) para contemplar una de las vistas más espectaculares de la ciudad. No quería abarcar demasiado, como ya he comentado, y solo subí a un edificio alto, me decanté por este para poder hacer la foto del Empire State Building y porque tiene cristales en lugar de rejas en los miradores.

Central Park

Paseé por la Quinta Avenida y por Broadway, recorrí el Soho, Little Italy y callejeé por Chinatown como si la conociese, probando la única gastronomía que me podía permitir junto a los hot dogs callejeros, la gastronomía asiática. Era el final del viaje, volvía con algo de ganas y la cartera vacía, el resto de la gastronomía newyorkina interesante la dejo para cuando… sea rico.

Quinta avenida

Me moví andando o en metro, sin prisas, observando las caras como si en cualquier momento me fuese a cruzar con cualquiera de los Pauls que aparecen en la Trilogía de Nueva York, siempre escritores, siempre con oscuros pasados, con algún señor Azul, o una señorita Verde siguiéndose a si mismos entre iglesias góticas rodeadas por rascacielos.

Metro

Iglesia de la Trinidad

Mi ruta en blanco y negro por Nueva York la escribió Paul Auster a su antojo. Me la empezó contando a través de un perro capaz de razonar con un dueño algo loco y desde ahí no ha parado de diseñar mis recuerdos de esta ciudad, incluso los futuros.

Si pudiese elegir ser uno de los personajes de sus libros sería sin duda Walter, el joven protagonista de Mr. Vértigo. Perder mi dedo meñique, como le sucede al personaje, no sería un pago excesivo por poseer su don; el don de levitar.

¿Vendrá de ahí mi obsesión con volar?

Estatua de la libertad

San Francisco, cuarta y… ¿última?

Pues si, esta era la cuarta vez que pasaba por esta ciudad. Como todo estaba lleno una vez más había tenido que reservar con antelación… fue en el HOSTELS esta vez, unos 24 $ en dormitorio con desayuno incluido… ¡y cocina!.
Más divertido que el HiHostel… un lugar con buena vibra en el que conocí también a gente bastante maja.

Para esta vez quería visitar el SF cultural. Me puse sombrero y gabardina e intenté hacerme el cultureta.
Lo primero era el SFMoma, el Museo de Arte Moderno de SF. Además coincidía con una exposición especial de la obra de Frida Kahlo. Perfecto. Llegué y las entradas para la exposición de Kahlo estaban agotadas para los 3 días siguientes. No pasa nada, puedo entrar al resto del museo…. previo pago de 12.50 $.
Del museo quedaban libres 4 salas y una estaba en obras. Dentro de las otras 3 había de todo. Quiero decir «de todo» en cuanto a calidad, no a cantidad. Calidades de todos los tipos. Obras de Matisse, Picasso, Duchamp, Magritte, Warhol, junto a… otras obras… más las obras de mantenimiento del museo. Al final era un lio. Y como el sombrero y la gabardina me estaban dando calor decidí salir, pero antes de irme comprobé la teoría (que había inventado minutos antes) de que se puede entrar al SFMoma por la tienda sin pagar entrada.
Salí del museo, me escondí el ticket y luego entré a la tienda cuando salia alguien y de ahí al museo sin que nadie me pidiese nada. Teoría demostrada. Y así, contento con mi nuevo descubrimiento me fui a pasear por los Yerba Buena Gardens…

Moraleja: si no quieres tirar 12 pavos… ¡entra por la tienda al museo!.

Y con toda la inspiración que me proporcionó el arte, ejem, del SFMoma, me fui a terminar mi serie de fotos:

Ocres de San Francisco.

Porque así es como se ve esta ciudad en el crepúsculo. No llevan retoque, son los colores que tiene.

Y como ya tenia mi dosis de bohemia del día me fui a tomar algo con una gente que me presentaron Tina y Cynthia en el paso anterior. El equipo latino de Google. Programadores. Pero muy buena onda… igual me junto con uno (Santiago) para la nochevieja en México.
Y con ellos unas cervezas y a casita a ver como ardía el 666 de Post. Ya contaré mi teoría sobre como los incendios me persiguen en este .

Al día siguiente más cultura… o mejor: contracultura.
Fui a seguir los rastros de la generación Beat. Pasear por las calles en las que Jack Kerouac y Neal Cassady (o sus alteregos: Sal Paradise y Dean Moriarty) habían pasado noches enteras recorriendo en busca del Be Bop de Charlie Parker en las páginas de «On the road» (Jack Kerouac, 1957).
Los 50 en SF fueron una época de esplendor para la literatura californiana, el Renacimiento de . Fue entonces cuando un grupo de nuevos escritores con un estilo vivo y punzante aparecieron en escena, eran la Generación Beat. Hipsters, vagabundos, alcohólicos, drogadictos, marginales, adictos al jazz, provocadores.
La biblia de esta generación es el libro de Kerouac (On the road) principalmente… junto con obras de Neal Cassady, William Burroughs, Herbert Huncke, John Clellon Holmes y Allen Ginsber.
Y para mi fue una de las razones para querer venir a SF.
Queria buscar el beat, el jazz de Charlie Parker, Miungus, Miles Davis… tomar algo en el Cafe Vesuvio, entrar en la City Lights Bookstore, la librería que fue cerrada tras publicar el libro de poemas Howl de Allen Gingsberg, censurado por obsceno.

Pero solo encontré estructuras… los locales y las calles donde pasó aquello. Recuerdos.

El nombre de una calle.

Un mural.

Chinatown que sigue como si nunca hubiese pasado nada.

Una librería que no provoca, porque ya nada provoca, pero que sigue en pie escupiendo contra el viento.

Lo que encontré fueron restos. La música no sonaba en vivo porque ya no es rentable, el beat había dejado de golpear. Encontré los huesos pero no estaba el alma.

La herencia de estos jóvenes que quisieron vivir sin reglas, disfrutar de la , dejarse llevar, aventurarse a la … ha quedado enterrada en el pasado. Lo suyo fue una NoRevolución, como la que intentaron los hippies en los 60/70. Porque una revolución implica cambio… y ellos solo querían cambiarse a si mismos.
El fracaso es el precio por ganarse a la minoría. Un precio un tanto injusto.

Siempre quedará su obra, textos que invitan a la libertad, a hacerlo, a vivir de otra manera, a hablar y decir, a contestar y pensar. Y en mi caso, me invitaron a aventurarme a la aventura como hicieron ellos.

North Beach y Chinatown fue la zona de SF donde todos esos jóvenes, que venían vagabundeando desde la costa este en busca del sol californiano y la bohemia, se juntaron para ponerse en contra… de los demás.

Si mi último día en SF lo hubiese vivido Jack Kerouac, tal vez hubiese ido, después de comer en Sam Wo´s (Chinatown), a cualquier motel de la calle Post que no estuviese infestado de prostitutas. Habría jugado al billar con cualquier extraño mientras bebían cerveza mala en lata y fumaban cigarrillos sin filtro inundando ese pequeño local de humo. Tendría que matar el tiempo como fuese, a la mañana siguiente volaría a Dallas para ayudar a su tío en la cosecha. No quería pensar, la cabeza le dolía aun de la resaca del día anterior. Jack hubiese seguido bebiendo y fumando… intentando que llegase la hora de dormir cuanto antes. Pero todo habría cambiado cuando ella entró con otra pareja… rasgos latinos, sensualidad, labios increíbles. Jack se acercaría y empezarían a hablar… ahí descubriria que son de LA y querían divertirse. Entonces Jack saltaría tras el mostrador y subiría la música, el Be Bop sonaría frenético. Todos se animarían y después de unas cervezas se lanzarían a la calle. El whisky correría de bar en bar y ellos le seguirían.

Hellen, a belleza latina, es hermana de Alex, la otra joven (Cindy) es una amiga. Bebieron y bailaron hasta no poder más. La continuó por todos los antros de Frisco. Jack y Hellen ardían uno por el otro… jugaban… bailaban. Intentaron irse pero Alex andaba borracho discutiendo con algunos paletos. A Jack todo le daba vueltas, era: o ir y sacudir a esos malditos paletos o salir de ese antro apestoso. Tomó a Hellen de la mano e intentó sacarla, pero no quería dejar allí a su hermano. Lloraba y gritaba. Jack no podía seguir escuchando esos malditos gritos. La soltó y se fue al hotel dando tumbos por el camino.
A la mañana siguiente sintió que su cabeza estallaba. Estaban llamando a la puerta de la habitación, -«ya voy joder!»-. Era de recepción, tenia una llamada… -«¿Hellen?»-… -¿como coño sabia donde estoy?-. Quería verle de nuevo, suplicaba, lloraba… Jack no quería seguir con esa mierda, se habían conocido solo unas horas antes. Entonces miró la hora… se había dormido. Tenia 50 minutos para llegar al aeropuerto y salir hacia Dallas.
Soltó el teléfono y subió a agarrar sus cosas de la habitación, al bajar el teléfono seguía descolgado sobre el mostrador con Hellen sollozando al otro lado de la línea.
Jack tomo un taxi, le ofreció 10 pavos extra si llegaba a tiempo y volaron por la autopista hacia el aeropuerto. En el taxi aparecían, como visiones, imágenes de la noche anterior. Aun se sentía borracho, no sabia si vomitar al mundo o si era el mundo el que le estaba vomitando a él.
Llegó a tiempo al avión. Una vez sentado, antes de despegar, pensaba en Frisco. Otra vez estaba saliendo de allí sin saber cuando regresaría… pero daba igual, volvería cuando quisiese, como siempre. Entonces intento dormir.
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Con este texto he intentado homenajear a esa generación de escritores, dura y repelente como la vida misma, la Generación Beat.
Pero como bien digo… «he intentado».

Yo no tengo tan claro cuando volveré a Frisco, si esta es la última vez o no. Si ese fue el último día de Jack o de Pak. Tal vez Hellen existió… tal vez hice escala en Dallas para volar a , tal vez alguien me llamó para no perder el vuelo… tal vez todo no fue así… ¿tal vez nada fue así?.
La vida de la gente… ¿es tan interesante como la vive o menos interesante de como la cuenta?.

De SF volé a San José (Costa Rica) vía Dallas. De América viajé a América. De una a la otra, porque como dice Galeano:

«Ahora América es, para el mundo, nada más que los : nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación.
Es América Latina, la región de las venas abiertas.»

– Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina (1970) -.

Todas las fotos de Frisco.
La serie de Ocres.

Más SF y los Grandes Lagos.

Llegué desde Monterrey a SF una vez más… pero esta era especial. Allá me encontraba con mi primo Santi y su novia Inés. Se habían venido de vacaciones a los States para hacerme una pequeña visita y recorrer por aquí.
Por circunstancias varias (véase suizas, Henry, Yosemite, los lagos…) solo coincidimos 3 días en Frisco. Me hubiese gustado haber pasado algo más de tiempo… pero estuvo genial y esos 3 días los aprovechamos al máximo.

En esos días Santi e Ines se convirtieron también en esponsor, me esponsorizaron el alojamiento en el Hotel Bijou. Uno de los mejores sitios en los que había dormido en este . Cada habitación lleva el nombre de alguna película y toda la decoración del hotel está basada en el cine. Nos tocó la habitación «Bullitt«. Yo encantado de dormir en la que lleva el nombre de esa genial película rodada en SF allá por el 68.

Cuando nos encontramos, después de ponernos al día un poco, Santi e Inés se fueron a ver Alcatraz… yo, después de lo de , ya sentía que había visto suficientes cárceles por dentro, jejej.
Me contaron que la visita estuvo entretenida, supongo que merece la pena aunque solo sea por imaginar a Sean Connery, o al mismísimo Clint Eastwood tratando de escapar de allá… por mencionar solo algunas de más celebres fugas filmadas en la .

Por la quedamos con Tuly de nuevo y cenamos por el puerto. Luego unas cervezas y a casita, que al día siguiente tocaba patear.

Y así fue. Visitamos una parte de la ruta que yo hice en mi primera visita a la ciudad: el centro, Alamo Square, Golden Gate... pero también fuimos a The Haight. El cruce de Haight con Ashbury es uno de los más famosos de SF. Allí empezó el «verano del amor» en los idealizados 60´s. Durante esa década la zona fue tomada por jóvenes desencantados del sistema, de la guerra de Vietnam y de la falta de valores de la sociedad capitalista. Por desgracia todo quedo en música y psicodelia… el cambio que esperaban (y algunos buscaron) sucedió años después, cuando la mitad de esos «jipis» acabaron trajeados y formando parte de partidos políticos o empresas que cotizan en bolsa. Pero ya hablaré de esta NoRevolución.

Hoy en día el barrio es uno de los más activos e interesantes de SF. La cultura se mezcla con la contracultura, las tiendas con la crítica al consumo y los «jipis» pasean por su pequeño reducto de un mundo que nunca quisieron cambiar.

Y de ahí entramos al Golden Gate Park. Un bonito parque para relajarte y salir un poco del barullo de la ciudad. Luego a Presidio Park y vuelta al Downtown… todo aderezado con un Pak «cuentahistorias» y muy buenas conversaciones durante el paseo.
En la noche quedamos con Martina y Cynthia para tomar algo. La idea era aguantar hasta las 4 a.m. que yo salia para el aeropuerto rumbo a Detroit… si, a Detroit.
La espera fue difícil porque en el estado de la 1 a.m. es la hora del toque de queda. Ya no se sirve alcohol, por lo que a esa hora cierra todo. Pero siempre hay forma de seguir… aunque sea vagabundeando sin rumbo fijo. Y eso pasó. A las 4 me despedía de Santi e Inés en la puerta del hotel. Ellos volaban a LA para de allí ir a Las Vegas, donde se encontrarían con Tuly… creo que no lo pasaron mal, jeje.
Me alegro un monton de haber podido verles en SF y desde aquí les doy las gracias por la visita y todo… besos!!!.

Y yo llegué al aeropuerto, me quedé dormido en la sala de embarque y casi pierdo el vuelo… lo de siempre. Luego US Airways me tuvo un par de horas de más en el aeropuerto de Philadelphia pero no pudieron evitar que consiguiese juntarme al fin con Aitor y Loreto en Detroit… que si, Detroit.
Aitor y Loreto son 2 colegas (muy buenos) de . Resulta que pasaban sus vacaciones en los USA, visitando los Grandes Lagos, y estuvimos mirando la forma de coincidir allí, ya que después de 8 meses volvíamos a estar en el mismo país. No fue fácil buscar la manera de vernos, hasta que un día me encuentro con un fantástico regalo: unos billetes de ida y vuelta para ir a visitarles durante 6 días. Eso si que son amigos… diréis… pues si, yo digo lo mismo.
Y entonces, al igual que a mis primos, les he nombrado esponsors oficiales de mi viaje. Y desde aquí les doy las gracias por todo… mi madre no opina igual, porque en parte son culpables de que alargue el viaje, jejeje.

Fueron 6 días «cojonudos«, además de que esta zona no entraba para nada en mis planes. Visitamos los lagos, Detroit, Niagara Falls desde Canada, Cleveland y Chicago, lugar donde nos despediríamos; ellos volaban de nuevo a y yo me quedaba un par de días más antes de regresar a SF.

La crónica de esos dias es de Loreto. Yo, como estuve de invitado, no me he molestado ni en escribir… mis apuntes en rojo:

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«Te recogimos en Detroit (Michigan) y esa noche dormimos en Livonia a las afueras de Detroit en un Hyatt Hotel y nos fuimos a cenar unas costillas (riquiiiisimas) a  Famous Dave´s «especialista en costillas» (Aitor estaba muy emocionado por cebarte 🙂 te vimos tan delgadito… je! (eso no es cierto, si decían que estaba fuerte y todo, jeje) al día siguiente nos fuimos a Niagara Falls (parte canadiense) (Ontario), el hotel donde dormimos fue un Courtyard by Marriot estaba muy cerca de las cataratas, dimos una vuelta por la horterada de ciudad aquella, nos tomamos unas cervezas, cenamos en el Fridays y luego nos tomamos unas copas, y Aitor se recuperó esa noche! (le lubricamos bien y acabó andando con las manos el tío…). Al día siguiente nos fuimos a Cleveland (Ohio), nos alojamos en La Quinta Inn bastante alejado del centro, aunque el centro era un poco mierda, fuimos a un centro comercial a comprar un cargador para tu móvil y luego nos fuimos a cenar a un barrio que se llama Coventry Village porque leímos en una revista que había una tienda muy chula que Aitor quería ver….(por cierto! En Niagara se compró sus garras de Fredy y casi te convence para entrar en una casa del terror chunga de esas que había por todos lados… te acuerdas?) (jaja, pero me hice fuerte y no lo consiguió), bueno para llegar al barrio este paseamos durante unos diez minutos o más por un barrio de afroamericanos, que nos quitó el habla por unos minutos…(un ghetto en toda regla… el puñetero GPS, pero moló verlo y sentir como todos nos miraban por nuestro resplandeciente color blanco) en fin! llegamos a la calle, porque al final el barrio se reducía a una calle donde estaba la tienda donde quería ir Aitor y al lado el Tommy´s un restaurante vegetariano, la comida muy rica… y sana, algo raro por aquellas tierras, verdad? (la tierra del perrito y la hamburguesa…).
Al día siguiente nos fuimos a Chicago (Illinois), fuimos al hotel al lado del aeropuerto un Best Western, dejamos el coche en el aeropuerto y luego nos fuimos al centro a pasear y cenar a un restaurante pizzeria UNO donde hacen las pizzas típicas de Chicago, después de cenar volvimos al hotel y nos fuimos a un bar que estaba al lado a tomar unas copas, al día siguiente desayunamos en un Mcdonald´s 🙂 (digno de contar… ejem! viviendo el capitalismo!! je)… (tengo que decir que era el único puto sitio donde comer algo en toda la zona… esto es USA!) y Aitor y yo nos marchamos muy tristes por dejarte pero muy muy contentos por haberte visto y tan bien!! (sniff, yo también me quedé triste/alegre, como tu bien dices…). Y esto es un pequeño resumen de nuestra rutilla por una zona de los grandes Lagos, por cierto! tú viste el Erie y el Michigan. (esos lagos vi yo!).

De Chicago, decir que tiene un skyline precioso, los edificios son muy chulos y que también tiene el rascacielos más alto de EEUU, el edificio Sears. En la parte norte de la ciudad tiene la playa del lago Michigan y un paseo chulo hasta el muelle, Navy Pier, donde hay algunos restaurantes y tiendecillas. Una de las calles principales Magnificient Mile con muchas tiendas de ropa de marcas en plan Serrano, nada especialmente interesante, pero que si la paseas hacia el sur vas por la Michigan Avenue y llegas a Millennium Park (me flipó), un parque chulo con fuentes curiosas y una escultura muy guapa que se llama Cloud Gate (guapiiiiisima). Otra zona chula de Chicago es el Loop, donde está el metro elevado y el distrito de teatros y poco más, porque nosotros no vimos mucho más de Chicago.»


Cloud Gate.
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Con anfitriones así da gusto… y a mi que me encanta tomarme en serio mi papel, mas que invitado, parecía el hijo al que sacaban de paseo, jeje.
Una crónica estupenda… Gracias Loreto!!.

Solo comento que el coche lo alquilaron en Alamo y los hoteles los reservaban con antelación por internet, es conveniente porque todo suele estar lleno siempre.

Cuando les despedí en el aeropuerto me quede solo de nuevo… con pena después de tan buenos encuentros en los USA.

Santi, Inés, Aitor y Loreto (en USA) y Alberto y Jorge (Australia), han sido mis vistas en este año… no se si ellos lo saben pero para mí, han hecho conmigo una pequeña etapa de mi vuelta al mundo, y espero que como eso lo recuerden, un rato estuvieron conmigo fisicamente y el resto han seguido viajandoconmigo… en mis anecdotas, en mis historias, en mis recuerdos. Gracias!!!!.

Pero esto continua y me encontraba en Chicago: mafia, ley seca, Al Capone, cabaret, jazz y pizza!.

La ciudad que inspiro la Gotham de Batman como NY inspiro la Metropolis de Superman. En Chicago se mezcla lo gótico con lo moderno, es oscura y luminosa como ningún otro lugar puede serlo a la vezChicago es arte y arquitectura. La ciudad de los rascacielos no esta en la costa este como muchos piensan, esa ciudad está en Illinois.

A mi me gustó bastante, tuve suerte con el buen tiempo, algo que me decían no es típico y tiene muy buenos transportes públicos. Mis días solo me alojé en el Chicago International Hostel, por 26 $ en dormitorio. No está cerca del centro pero en metro o bus te plantas en 40 minutos.

Paseé todos los lugares que menciona Loreto y alguno más, pero lo mejor es callejear, buscar callejones y pasear por ellos. Y por supuesto el Millennium Park… pude tirarme un día entero contemplando Cloud Gate y la gente que pasaba por allá… y haciendo fotos, claro.



También subí al Hancock Observatory para ver la ciudad desde el cielo… (15 $).
Chicago es una ciudad que también me gusto bastante, dicen que es fría como un congelador en invierno… pero pasearla es muy interesante. Eso si, ya no queda mafia, yo no la encontré… y se podía comprar alcohol en el «blanco«.

Y el último día para ahorrar hotel y como ya no había esponsors (jeje), pues dormí en el aeropuerto antes de volver a SF vía Denver y . El avión me dejó en San Jose… pero ya sabia como ir hasta SF, autobús gratis del aeropuerto a la parada de Amtrak y luego el tren a Frisco, el mismo que tomé para ir a Monterrey.

Y aun me quedaban otros 3 días en Frisco… que ya casi parecía mi casa.

El set con las nuevas y antiguas fotos de San Francisco.

El set de las fotos de Chicago.

Y las fotos de las Cataratas del Niagara.

Volvemos a California: San Francisco, Sierra Nevada y la Costa Central.

El viaje en bus desde Las Vegas estuvo bastante entretenido, fueron 2 tramos, de LV a LA y luego de LA a SF.
El primer tramo acabamos de risas en la parte de atrás del bus porque  me estaban intentando explicar las diferencias entre las comidas típicas de «los negros» y las de «los chicanos», claro, era una discusión de Steve, Adam (de familias mexicana y peruana) y Philip (afroamericano). Una conversación bastante surrealista que fue a mas cuando Tim (estadounidense caucásico) empezó a enseñarnos las fotos de «su plantación«… trabaja cultivando marihuana para su uso terapéutico, ya que en el estado de California (y en otros 20 estados más) su consumo y producción son legales para ese fin. Fue un viaje interesante, el conductor paraba de vez en cuando a ver que pasaba y ellos me decían que como nos estábamos riendo y divirtiendo podía ser sospechosos, jejeje… así es el transporte público en los USA.


Steve.

El segundo tramo hasta SF lo pasé durmiendo. Llegué bien temprano en la mañana e intenté buscar alojamiento.
En esta ciudad conviene reservar con antelación  porque siempre suelen estar completos todos los lugares asequibles en precio. Yo llegué cerca de las 7 a.m. y no encontré sitio hasta las 2 de la tarde, y tuve suerte de que no se presentaron unos que habían reservado ya para el HI Downtown. Fueron 24$ en dormitorio de 4 camas con desayuno incluido. El personal es muy buena onda y el sitio está bastante bien, pero resulta un pelín aburrido… igual es por la cantidad de huéspedes japos y koreanos, que suelen ser un poco sosos. 😀
Otro problema de los hostales en los States es cuando preguntas si tienen cocina… siempre te dicen que si porque para ellos una cocina es nevera, microondas y tostadora. No saben usar los fuegos y aunque tengan cocina, si es de gas, no dejan usarla porque dicen que es peligroso, ejem…
Total, que como no puedes cocinar mucho se gasta mas en comer fuera.  Y la mayoría de hostales fue lo mismo.

Una vez que conseguí habitación dejé las cosas y me fui a recorrer la ciudad. La primera impresión fue buena con la entrada por el Bay Bridge, incluso en el paseo de varias horas buscando hogar me pareció que me gustaría… y pocas horas después me había «enamorado» de San Francisco. Fue algo que tampoco me esperaba, pero es de las pocas ciudades en las que me he planteado que podría vivir un tiempo, y mejorar el inglés. La ciudad es bonita y me inspiró bastante a nivel fotográfico, la gente es amable y simpática (en los states?) y era la primera vez en este país que estaba en un lugar que se podía recorrer andando, vamos… que no dependía de un coche.

Por SF pasé 4 veces, la usé de base para ir a Yosemite, luego al Big Sur y a los Grandes Lagos

En el primer paseo recorrí la zona centro: Union Square, Market St., el Downtown, las casas victorianas de Alamo Square… si, las de Padres Forzosos, jeje.


¿Las gemelas estarán dentro?

Y al día siguente fui desde el centro hacia Rusian Hill, quería ver el Golden Gate desde lo mas alto de la ciudad, desde las empinadas calles donde tantas escenas de persecuciones de coches se han rodado. Yo miraba cada carro que pasaba como si fuese a ver, en su interior, a Steve Mcqueen convertido en Bullitt lanzando su coche colina abajo para perseguir a «los malos«.

Y de allí al embarcadero y la playa para acabar en el Golden Gate. Un lugar muy fotogénico.

Todo el recorrido fue andando y por el camino encontré curiosos personajes para charlar y «pintar el aire de negras palomas«, para «caminar sobre nubes de pegatina» y dejarme sorprender por lo que se me ofrecía a la vista… que dirían Los Delinqüentes.


Unos de esos curiosos personajes.

Un paseo bonito en una ciudad tranquila, muchas fotos y vuelta en tranvía (como no).

De SF salí para el Parque Nacional de Yosemite. Tenia muchas ganas de tocar El Capitán, una de las paredes de escalada mas importantes del planeta y lugar donde se desarrollaron las técnicas de escalada en fisuras y en pared durante los 70 y 80.
Las opciones para ir eran:
1. – Transporte público y acampar dentro del parque. No llevo tienda y la conexión con SF no es demasiado buena.
2. – Alquilar coche. Salia un poco caro para mi solo y no encontraba a nadie para compartir gastos.
y por último y la que tocó… 3. – EL !.

Fueron 249 $ por 3 días y 2 noches. Incluía transporte, alojamiento en camping con tienda, comida, cena y desayuno para los 3 días.
El grupo fueron 10 personas. Por suerte la mayoría era gente a la que le gustaba la montaña y estuvo bastante bien. Fueron 4 alemanes/as, 2 inglesas, 1 brasilero, 1 australiano, Tuly de Sevilla y yo, como ya sabéis, de (por cierto, Tuly un crack).
Al llegar hicimos un pequeño a Sentinel Dome para ver el valle y el majestuoso Half Dome (otro lugar mítico del montañismo). Visitamos también Glacier Point y caminamos por Wawona, el centro histórico del parque. Es donde se encuentra Mariposa Grove of Giant Sequoias. Arboles gigantes que llegan a tener hasta 2700 años de antigüedad. Fue espectacular ver esos inmensos ancianos y pensar en todo lo que ha cambiando el mundo durante la de cualquiera de esos arboles.

Cada noche volvíamos a dormir al camping, cocinábamos y terminábamos la noche como en las viejas películas de cowboys que veía de pequeño: calentando marshmallows pinchados en un palo y charlando al lado del fuego. Faltaban los sombreros y las pistolas… por suerte. Una escena bastante hortera la verdad, pero donde fueras…

Y el último día nos lo dieron «libre«, yo me fui con Tuly a tocar El Capitán y ver si algún alma caritativa me dejaba hacer una vía aunque fuese. Pero solo tocarlo y verlo de cerca fue impresionante.

Me contenté con un poco de Boulder en los bloques que tiene alrededor y seguimos caminando por el valle.

En medio del camino me encontré con Paul (Nueva York). Le había conocido 4 meses antes en (camino a Vientiane), y volvíamos a encontrarnos en medio de Yosemite para demostrar, una vez más,  lo pequeño que, a veces, puede resultar el mundo.

A la vuelta tuvimos la suerte de ver una cría de oso, no es algo típico encontrarlos de día en Yosemite. Hicimos unas fotos y marchamos antes de que llegase «mama osa» con su mal humor. Y ya llegando a SF la guia y el clima nos regalaron unas bonitas fotos del Skyline de SF desde Yerba Buena Island. Ese día, por suerte, no había niebla, algo común en toda la Bahía de san Francisco.



Todas las fotos de Yosemite.

Esa noche salí con Tuly a tomar unas cervezas en «cualquier sitio» y a la mañana siguiente me fui a ver a Henry a Monterrey, en la zona de Big Sur. A Henry le había conocido en 7 meses atrás, seguimos hablando por mail y una vez allá me ofreció alojarme en su casa y la posibilidad de acompañarle para hacer un pequeño reportaje de su trabajo en Ventana Wilderness Society.
Ventana es un activo grupo privado que trabaja en la protección de la vida salvaje en Big Sur. Henry es biólogo y se encarga de mantener seguimiento y facilitar la reproducción del California Condor. Un espectacular animal en peligro de extinción del que solo quedan 140 ejemplares en toda California. Son casi 2 metros y cerca de 15 kg para un ejemplar adulto… verlos de cerca es la ostia.



Las fotos del reportaje para Ventana Wilderness Society.

Fue muy divertido y didáctico, ademas de disfrutar de los espectaculares paisajes que recorrimos por la zona en la que localizábamos los Condor (bueno, ellos, yo localizaba más bien poco). Me encanto seguirles el día y poder ayudar a Ventana en su labor de protección de la vida salvaje en Big Sur... un paisaje de acantilados con leones de mar y riscos escarpados realmente espectaculares.

Pasé unos días en Monterrey, una tranquila ciudad costera, y aproveché para tener unas buenas conversaciones políticas y sociales con Henry y sus amigos sobre las espectativas para las elecciones que se celebrarían en Noviembre, y descubrí como piensa los jóvenes californianos medios. Me ayudo a confirmar que California es como una isla en medio de los States.
Conocí a gente con unas ideas mucho mas progresistas de lo que esperaba encontrarme antes de llega. Por supuesto que nunca serán foco de ninguna revolución… pero algo es algo.
Me alegró volver a ver a Henry  7 meses después de haber pasado juntos el Año Nuevo Chino en Guanghzhou… a ver si la próxima vez nos vemos en Hortaleza. ¡Gracias Henry! (Thanx man!).

Y nueva vuelta a SF. La mejor forma que hay para desplazarse entre Monterrey y Frisco es ir de Monterrey a San José en autobús y luego en Amtrak (tren) hasta Frisco, son menos de 15 $ y entre 4 y 5 horas de viaje.

Este nuevo paso por SF era un poco especial… tenia visita. Pero mejor os lo explico en el siguiente post que este ya esta siendo un poco largo… y podéis entreteneros con las fotos que hay un montón:

Las fotos de San Francisco… estas me gustan, y habrá más.

Las fotos del reportaje para Ventana Wilderness Society.

Todas las fotos de Yosemite.

On the road…

Chicas, , carretera y coches…

Esto es ON THE ROAD:

On the road

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Modelos: Cynthia y Martina.

Todas las fotos de la serie.

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