En medio de un paraje espectacular, el Desfiladero de La Hermida que recorre el río Deva, en Cantabria, se encuentra el pueblo de La Hermida, el que da nombre a la garganta. Un pueblecito de menos de 100 habitantes conocido por sus aguas termales más que por la curiosidad de que durante algunos meses del invierno no recibe ni un rayo del sol.
Las fotos son de este fin de semana, intentando huir de las hordas de peregrin@s que habían tomado hasta Hortaleza, me fui a Potes, junto con una amigas (Patri y Yansa), a visitar a Solís, que anda trabajando en la oficina que tiene Guiatrek en el pueblo. La idea en un principio era saltar en parapente con la empresa Happy Emotions, cosa que no fue posible por culpa de la temperie… el viento sopló de sur. Pero ya llegará el momento, Eolo solo ha vencido una batalla.
Total, que tras el fiasco, el Sábado decidimos aprovechar la tarde por la zona (con algún paseo y una cata de quesos) y terminar en estas termas tan acogedoras.
Durante el fin de semana nos alojamos en una casa rural en las afueras del pueblo. Para disfrutar de un entorno más auténtico que un hotel se pueden encontrar casas rurales en Cantabria con Hundredrooms y disfrutar de esta bonita parte de la geografía cántabra.
Las termas se encuentran justo al borde de la carretera, bajo el puente que lleva al Balneario de La Hermida, donde los bolsillos más boyantes podrán disfrutar de otros lujos que no sean el canto rodado y la piedra pulida.
Los «pobres» podemos conformarnos con estas aguas termales que nacen en la orilla del río Deva. Un lugar tranquilo, si llegas antes del atardecer, dicen que en cuanto anochece se llena, y acogedor, con una mezcla de locales y turistas sin ganas de rascarse el bolsillo.
Las termas en sí, son unas pequeñas charcas que han creado a base de pequeñas murallas de piedras, así se consigue mantener el agua caliente contenida. En las distintas termas encuentras el agua a diferente temperatura, brota a unos 55-6o grados, y si quieres una ablución pagana en agua fría… solo hay que cruzar las piedras y podrás sentir las gélidas aguas del Deva.
Los efectos en el organismo, dicen, son «maravillosos«, yo lo único que noté fue que salí como una pasa y que dormí como un bebé.
Y poco antes de que nos marchásemos comenzó a llover y decidimos quedarnos un rato más para disfrutar y sentir la lluvia cayendo sobre nosotros. Eso si, metidos en agua a casi 60 grados. Me encantó ver llover.
Foto por Yansa Tejada
Las fotos son con una Olympus uTough-8010, sumergible y antigolpes de la que ya llevo 3 modelos. Parece que esta vez se está portando. Me gustó como quedaron estas de las termas y de ahí el anticipo de lo que ha sido el fin de semana.
Hablaré más de Potes, es la tercera vez que voy a ese bonito pueblo, y hablaré de paseos entre castaños milenarios, o ascensiones junto al Packet Xtreme Team a Peña Vieja… pero esto vais a tener que leerlo en el blog del equipo, del que soy un nuevo miembro. Ese post me toca escribirlo a mi, que ya soy un Packet, por tanto desde ahora adopto su lema, lo comparto y además, me parto. «Packet Xtreme Team: Haciendo imposible lo posible«.