Xela o la casi impronunciable Quetzaltenango es una ciudad de 150.000 habitantes situada en el oeste del país y cercana a la frontera con México.
Como ya he comentado, la razón principal para venir aquí fue la idea de ascender Tajumulco.
Llegué con Jonathann, y fuimos directos a casa de una amiga que él había conocido viajando por El Salvador. Le dijo que pasase y que no había problema en quedarnos a dormir en su casa. Estaba viviendo con su pareja (ambos franceses) en Guatemala desde hacía unos meses, intentaban trabajar en cooperación y mejorar su ya bastante buen castellano.
Cuando llegamos a la pequeña casa de 2 habitaciones nos recibieron con los brazos abiertos, solo había un pequeño problema, otros 2 suecos que tenían allí alojados. Nos tocaba un colchón en el salón. –«¿Y eso es un problema?»-, dijimos nosotros.
Y es que esta pareja eran unos apasionados del Couchsurfing, una red social asentada en mas de 230 países y territorios y que se basa en la «hospitalidad«. La gente pone su sofa (couch = sofá, surfing = surfing :p ) a disposición de quien lo «necesite«.
Se usa mucho entre viajeros, es la forma más barata de alojarte en los lugares y normalmente suele ser con gente local, un plus añadido.
Hay varios perfiles, está la persona que le gusta alojar gente en su casa y conocer viajeros de otros lugares, los que lo hacen para conocer alguien a quien luego poder ir a visitar en su país, los hay viajeros empedernidos que solo se dedican a surfear sofás intentando integrarse al máximo en los lugares donde están, esto es, viviendo con gente local… y muchísimo más, hay perfiles de todo tipo. Yo nunca lo he probado, no lo descarto, pero si me ha pasado acabar en casas de gente que está acostumbrada a alojar en Couchsurfing, estos suelen ser de los mejores anfitriones que se puede encontrar. Les encanta tener invitados 😉 .
Y así fue, nos hicieron sentir como en casa, tanto que cuando nos fuimos a Tajumulco ellos marchaban a pasar unos días a Cuba y nos dejaron las llaves de la casa para que dejásemos las cosas y nos relajasemos al volver de la ascensión. Estuvimos 2 días. Paseando por Xela, descansando, tomando «chelas» con los amigos artesanos de Pana que andaban por allí en su camino hacia México… y, por supuesto, practicando la nueva habilidad que aprendimos (Jonathann y yo) en nuestro hogar en Xela.
Marie no solo nos acogió, nos trato como amigos y nos dejó la casa unos días… por lo que no podremos olvidarla nunca es porque nos enseño uno de los secretos del universo… nos enseñó a resolver el cubo de Rubik. Si, si, como os lo cuento. Algo que nunca en mi vida pensé que fuese a ser capaz de solucionar. La primera vez que lo terminé solo fue como si hubiese conseguido alcanzar el Nirvana.
Ahora llego a hacerlo en algo menos de 2 minutos.
Os dejo un vídeo que demuestra que soy capaz, que siempre hay incrédulos.
Avisó que el vídeo es un «coñazo«, soy yo haciendo el cubo 3 minutos en un plano secuencia. Tardo tanto porque ante la cámara decidí no arriesgar y tomármelo con calma. Ahora le toca a Jonathann intentar superarme, que menudo pique tuvimos allí.
De entre las cosas más valiosas que aprendí en los 18 meses de viaje esta es una de ellas. Las otras 2 principales fueron que aprendí a bailar salsa y a andar con las manos.
Tres cosas increíblemente útiles en el mundo moderno, como podéis imaginar no hay día que no use una de ellas.
Que me decís, 18 meses muy bien aprovechados, ¿verdad? :p .