Hace un par de semanas tuve el placer de disfrutar de 3 noches de hotel en el MANDARIN ORIENTAL de Ginebra (Suiza) por cortesía de Yokmok.
Una de las características principales del MANDARIN ORIENTAL es su categoría de Hotel de Lujo, con 5* y un restaurante Indio (Rasoi by Vineet) agraciado con una estrella Michelín. El hotel está entre los 10 mejores de Suiza, y Ginebra cuenta con 15 hoteles de esta categoría. Una dura competencia para una urbe tan pequeña, son menos de 200.000 habitantes.
Llegamos al aeropuerto de Ginebra y Jorge (co-fundador de Yokmok) vino a recogernos… con un cartelito de la empresa. A mi es la primera vez que me recogían de esa guisa, sobre todo teniendo en cuenta que era para llevarme al gran hotelazo.
Nos llevó hasta el hotel y nos tomamos una cerveza charlando sobre Yokmok, sobre blogs, sobre viajes y sobre Ginebra. Jorge lleva unos cuantos años viviendo allí y nos dio unos magníficos consejos sobre que hacer/ver en Ginebra.
Ya en el check-in se puede percibir la razón de las 5* que tiene. Además de la cuidada decoración y el lujo en los detalles, el trato es exquisito, con una educación máxima y una predisposición a ayudar que pocas veces se ve en un sector en el que cada cliente puede convertirse en tu mejor «vendedor«. En este tipo de lugares se nota que tienen la lección bien aprendida.
La habitación que nos dieron fue la Deluxe Rhone, fuera de las Suites es la habitación de máxima categoría. Según Yokmok las 3 noches de alojamiento estaban valoradas en 2.700 €, según el cartelito de la habitación, el precio puede llegar hasta los 1.044 € por noche.
Cesar Gil (Director of External and Guest Relations) me explicó que están obligados a poner el precio máximo al que puede cobrarse esa habitación pero que normalmente hay descuentos: –«…funciona como los billetes de avión de una compañía aérea, con tiempo suficiente puede llegar a tener hasta un 40% sobre ese precio«-. Según Cesar: -«…encontrando las ofertas adecuadas o paquetes, alojarse en un hotel de esta categoría no tiene que ser prohibitivo para nadie«-.
Os dejo unas fotos de la habitación. En la primera podéis observar su sala de estar, con su escritorio, su sofá, su tele, su impresora, su cafetera, su moqueta y todas sus cositas (lamparas, ventanas, cortinas), vamos, no le faltaba ningún extra ni en el mueble bar.
En la segunda podéis ver que la habitación tenia cama y unas espectaculares vistas de Ginebra, concretamente de la orilla del Ródano, vale, no se ven las vistas pero creedme, estábamos en la fachada de la primera foto del hotel.
Algo que me sorprendió bastante fue el tema «religioso«. Me explico, si viajas por USA y algunos paises de Europa es muy común encontrar una biblia en los cajones de la mesilla de noche. En Estados Unidos no hay hotel que no la tenga. Pero en el MANDARIN ORIENTAL lo que tienes es una «carta» de textos religiosos.
Hay una especie de menú, como el de un restaurante, o la carta de almohadas (que también había), en el que puedes elegir las «sagradas escrituras» de la religión que profeses. Había raciones de Biblia, de Torá, de Corán, unos sutras, o un poco de Tripitaka al pilpil. Vamos, como para saciarse (espiritualmente hablando).
Eso, o puedes pedir un día cada cosa y aprender un poco, aunque como lectura de cabecera cualquiera de esos libros pueden ser mejores o iguales que los documentales de por la tarde en La 2 (solo nombrarlos y ataca la siesta).
Son detalles que dan a este hotel la categoría que tiene. Como el hecho de que te suban el desayuno a la habitación.
Yo es la primera vez en mi vida que disfrutaba de este servicio y reconozco que no hay nada como desayunar en la habitación leyendo el Herald Tribune y disfrutando de un buen café centroamericano y de los primeros rayos de sol del día… a eso de las 10 am.
No me costaría nada acostumbrarme a una vida así… estoy convencido de que nací para ser rico y el destino me está poniendo a prueba. Es únicamente mi faceta camaleónica y la capacidad de adaptación al entorno las que me han permitido dormir en los «peores» y los «mejores» lugares del mundo sin desentonar en ninguno de ellos.
También es cierto que en «los mejores lugares del mundo» solo he dormido una vez y el resto es mi día a día… aunque si pasé 18 meses durmiendo en hoteles de menos de 10 dolares creo que podría pasar otros 18 durmiendo en hoteles de 1.000 pavos la noche. ¿Algún esponsor para mi nueva idea de vuelta al mundo High Cost? :p.
En cuanto a los servicios hubo varias cosas que me llamaron la atención. No me refiero a los baños, que eran espectaculares, todo en mármol, con su albornoz, sus zapatillas y un kit completo de utensilios de baño que quedan muy bien en mi mochila.
Me refiero a servicios del hotel. Uno que nunca había visto es el Night Service… no penséis mal. Es un servicio que pasa a última hora de la tarde para arreglar los detalles, rehacer la cama y cerrar las cortinas. Si, entran a cerrar las cortinas. Es lo que tiene «vivir bien«.
También quiero hacer mención expresa al tema de Internet en la habitación. El coste es de 20 €/día o X€/hora, no recuerdo. Entiendo que para una persona que paga esa cantidad por dormir, pagar 20€ más por Internet es nada, pero creo que ha llegado el punto en que Internet debería ser un servicio gratuito en hotelería. Por lo menos el WiFi.
Siempre he criticado, y seguiré haciéndolo, los lugares en los que me he alojado que no ofrecieran este servicio como gratuito. Bien es cierto que en la recepción hay una especie de zona de Internet y solo hay que pedir la clave de la habitación para poder usarlo de forma gratuita. Digno de agradecer.
Y esta creo que es la única «medio crítica» que podría hacer al lugar. El resto fue una estancia «de lujo«, nunca mejor dicho.
El último día tuve el placer de desayunar con Cesar Gil (Director of External and Guest Relations), quería que le contara como había sido mi experiencia en el MANDARIN ORIENTAL y yo aproveché para interrogarle sobre Ginebra, Suiza y los entresijos de la dirección de hotel de esa categoría. Un desayuno muy interesante y enriquecedor que terminó con la invitación de Cesar para hacer un recorrido por las instalaciones y Suites del hotel finalizando con una comida, junto a Jorge (Yokmok), en el restaurante de cocina mediterranea Le Sud, uno de los 2 restaurantes del hotel.
Me alucinó ver esas impresionantes Suites de hasta 15.000 € la noche, ver que cuando alguien piensa que vive «como Dios» hay otro al lado que vive mejor, pero nadie le ve porque su Suite tiene ascensor privado desde el parking. La de escalafones que hay entre las «castas» altas.
Este hotel está frecuentado por directivos de empresas, dirigentes políticos, económicos, diplomáticos y requiere unas grandes medidas de seguridad y protocolo. Una de las frases de Cesar que se me quedó grabada mientras nos hacía la ruta fue:
-«Te puedo decir quien ha dormido aquí, pero no quien va a dormir«-.
Y después de visitar las Suites, algunas instalaciones del hotel tales como la sala de Fitness, la sauna, el restaurante Rasoi by Vineet (estaba cerrado ya que no abre los lunes) y una sala con fotos de los principios del glamuroso edificio, nos dirigimosa Le Sud, ya en compañía de Jorge, para disfrutar de un excelente menú de cocina mediterranea regado con unos magníficos caldos de la tierra.
Quiero dar las gracias a Jorge, a Cesar Gil, a Yokmok y al MANDARIN ORIENTAL por esos 3 días en Ginebra, por como nos trataron, nos guiaron y nos ayudaron con todo lo que estuvo en su mano. ¡Gracias!.
Y hablo en plural porque eramos 2 y voy a aprovechar para dar las gracias también a mi compañera de viaje, Clara, que ayudo en gran media a que estos 3 días acabasen siendo una pasada. ¡Gracias Clara!
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Actualización: Releyendo el post he visto la cantidad de veces que uso el: «es la primera vez en mi vida que…», y… una de 2, o hay un montón de cosas que no he hecho nunca o en este finde he tenido más lujos que en la media. ¿He dicho «o»?, queria decir «y».