Los 2 meses y pico que pasé en Malapascua parado debieron anular una parte de mis habilidades viajeras porque cuando salí de allí, en menos de 2 días en Cebu, perdí un vuelo a Legazpi y el alojamiento en Donsol para ver el tiburón ballena y para rematar perdí 2 veces seguidas y por 5 minutos cada vez el ferry para ir a Bohol. Con un enfado monumental conmigo mismo y luchando contra Cebu para salir de allí tiré por el camino fácil y compré un vuelo a Puerto Princesa (Palawan), donde ya estaban Nico, Vanesa, Cristina y Leti (parte del Malapascua Team).
Conseguí llegar a la primera, por suerte, porque si llego a perder este también pensaba retirarme llorando y volver a España.
A Palawan fuimos buscando los paisajes de El Nido y lo que encontrásemos por el camino. Lo primero que encontramos fue El Río Subterráneo de Puerto Princesa, que en realidad está a unos 50 kilómetros de allí, en Sabang para ser exactos. En 2011 fue reconocido como una de las nuevas 7 maravillas de la naturaleza, ahora hay 7 maravillas de “unmontóndecosas”, una garantía para atraer turistas y coleccionistas de maravillas, y esta es la razón por la que cada día se terminan las plazas disponibles para visitarlo. Está realmente concurrido pero sobre todo lo que más tiene es turismo local.
Los “tours” que te venden desde Puerto Princesa cuestan 1500 pesos (algo menos de 30€) e incluyen el desplazamiento hasta allí, las entradas y el barco que te lleva al lugar. Nos pareció algo caro e intentamos montárnoslo por nuestra cuenta.
Las otras opciones eran ir a Sabang y pasar noche allí, tal vez hubiese sido una buena idea pero luego sale algo más caro llegar hasta El Nido y no sabíamos como era Sabang, o conseguir las entradas por nuestra cuenta y luego llegar hasta allí en autobuses locales, el problema es que los horarios de vuelta limitaban un poco el día. Lo que terminamos haciendo es buscar un transporte que no nos limitase y fuese barato: alquilamos unas motos.
Al final gracias a la capacidad sobrehumana de Nico para desenvolverse en temas burocráticos, a que le echamos mucho morro y a un par de sonrisas en el momento adecuado conseguimos las entradas para el Río Subterráneo para el día siguiente (250 pesos + 40 de tasa medioambiental), alquilamos una moto (250 pesos al día y fuimos 2 por moto) y luego una vez allí solo tuvimos que pagar el barco hasta la entrada (700 pesos hasta 6 personas + 12 pesos de tasas). Si vas con tiempo te puedes ahorrar el precio del barco haciendo un trekking que te lleva desde Sabang hasta la entrada del río, por lo que escuche es un camino entre la jungla bastante bonito.
Total, nos salió a cada uno por menos de 650 pesos contando la gasolina de la moto (poco más de 10 €) y disfrutamos bastante de la posibilidad que da la moto para parar donde se te antoje y no tener que estar sujeto a los horarios del transporte o que te toque un grupo majo en el “tour” .
Esa mañana nos levantamos temprano, pillamos las motos, desayunamos y, por suerte, no hicimos caso a las estimaciones que nos dieron respecto al tiempo que necesitaríamos para llegar a Sabang. Por mucho que digan que son 30 minutos o una hora el estado de la carretera dilata bastante estos tiempos. Es difícil tardar menos de 2 horas. Nosotros teníamos la entrada para antes de las 10:30 am y menos mal que salimos a eso de las 08:30, porque llegamos justito, justito.
Dejamos las motos tomamos el barco, nos inscribimos en todos los lugares donde había que inscribirse, nos vistieron de albañiles:
Y nos metieron en el río:
Este río tiene la reputación de ser el río subterráneo navegable más largo del mundo, son 8,2 kilómetros de los que 4,3 km son fácilmente navegables. Esta es la parte que puede verse, a partir de ahí el río se estrecha y no permiten la entrada más allá de este punto.
El paseo es a oscuras, con un foco “direccionable” en la parte delantera de la barca y el “gondolero” te va encontrando “parecidos razonables” entre las formaciones rocosas y el mundo real.
Si tengo que ser sincero a mi no me pareció gran cosa, es bonito de ver, entretenido y me alegro de haber ido porque el camino en la moto realmente mereció la pena peeeero… si hubiese estado algo más justo de tiempo no creo que me me remordiese la conciencia no haberlo visto.
Comimos en Sabang al salir del río y “cuando paró de llover” iniciamos un lento camino de vuelta parando allí donde nos apetecía para hacer fotos y disfrutar del paisaje.
También tuvimos que realizar alguna que otra “parada en boxes” por culpa de la lluvia, menos mal que siempre hay un billar para amenizar los chaparrones.
Y a última hora de la tarde llegamos a Puerto Princesa. Nos estábamos alojando en VIM Pension, una pequeña pensión local de lo más agradable. Son 300 pesos por la habitación doble con baño compartido y WI-FI, y está bastante cerca de IMAS, un restaurante vegetariano que merece la pena visitar, el tempe que hacen allí está espectacular.
De Puerto Princesa poco más puedo decir, el Reggae Bar, algún karaoke, el “casino”, jamón, orujo de hierbas y patxarán (gracias a Ana y Carolina!!)… me gustó la “ciudad” aunque no tiene demasiado que hacer, eso si los “puertoprinceños” me parecieron gente muy maja.
Un dato en Puerto Princesa. Los trayectos dentro de la ciudad en los “motohuevos” cuestan 20 pesos, y este es también el precio desde al aeropuerto hasta cualquier punto. Llegan a pedir 200 pesos cuando llegas pero es fácil bajar hasta 50. De la ciudad al aeropuerto conseguí pagar 30 pesos, casi lo que vale.
Y de Puerto Princesa salimos para El Nido: un lugar donde bloques de piedra tan grandes que parecen montañas flotan sobre aguas cristalinas de color azul turquesa.