Bangkok, el campo base de mis viajes a Asia (Tailandia)

Bangkok

Bangkok. Solo escuchar su nombre me transporta a sus calles, vuelve a revivir en mi sus sonidos, sus olores, sus sabores y las imágenes de una de las ciudades más especiales que he tenido la suerte de conocer. He estado en ella unas 9 veces, en cada una de ellas la ciudad va siendo más mía y yo voy siendo un poco más suyo.

Recuerdo las sensaciones de la primera vez, en 2006, mi primer contacto con Asia. Me pareció caótica, sucia, me costó asimilar esos olores, ese desorden organizado que solo entiende el que forma parte de ella, pero aun así encontré que tenía algo, supongo que el exotismo de ser una de las urbes más pobladas y cosmopolitas de todo el Sudeste Asiático y que era mi primera vez en aquel extremo del mundo.
En los sucesivos pasos por la ciudad me he dado cuenta de que aquellas sensaciones no fueron más que una pequeña parte razonada de todo lo que percibí de forma inconsciente. Bangkok se quedó en mi.

Comida callejera

Dos años más tarde comenzaba mi viaje de vuelta al mundo en China, la idea era recorrer el país durante 1 mes y luego volar a Bangkok para usarlo de campo base en el Sudeste Asiático (SEA). En China me estaba leyendo Tokio ya no nos quiere de Ray Loriga, me lo regaló Rubén antes de iniciar el viaje, y a pesar de que no soy demasiado adepto del amigo Ray me gustó mucho la visión de ese Bangkok postmoderno y futurista en el que todo está permitido que retrata en su novela. Es más, avivó mis ganas de regresar, de conocer la ciudad más en profundidad.

Aquel paso por Bangkok fue solo de unos días para hacer el visado a Myanmar. Estaba a punto de entrar en el país más budista del SEA y más o menos volcado en Theravada, un proyecto fotográfico sobre esta rama del budismo. Supongo que esas circunstancias hicieron de esta la visita más ascética, la más espiritual, que he realizado a esta ciudad. Vamos, todo lo ascética y espiritual que puede ser algo en esa ciudad del pecado que es Bangkok.

Monje

Templo

Monjes

Monjes

Libertad, mezcla, respeto y contradicción forman un revoltijo continuo, un batiburrillo de sensaciones que poco a poco se van volviendo familiares, diría incluso que rutinarias, a medida que te acostumbras a sus defectos y vas descubriendo algunas de sus virtudes.

Tráfico

Kao San Road

En ocasiones Bangkok mezcla sus defectos y virtudes en lugares concretos con nombres propios mundialmente conocidos. Otras veces es una simple calle, o un puente, la linea que los separa creando una barrera indestructible donde a un lado aparecen los defectos disfrazados de virtud y al otro una virtud desconocida que las clases altas pretenden convertir en defecto.

Comiendo

Estación de tren

Bangkok es desigualdad y progreso a partes iguales. Bangkok es el ejemplo del desarrollo que ha vivido Tailandia en los últimos años donde conviven sin reproches la abundancia con la extrema pobreza perpetuándose hasta la saciedad amparado en el paraguas de la resignación o de la entereza.

Autobus

Pero Bangkok son también las pequeñas cosas, las miradas, las sonrisas, las risas, la curiosidad, la diferencia y la similitud. Es otra forma de ver la vida, de ver la existencia. Amable y gruñona Bangkok es Asia, con sus defectos y sus muchas virtudes. Es curiosidad y curiosidades, es un mundo inexplicable con cierto sentido en el que lo razonable se mezcla con lo inverosímil creando un nuevo estado en la realidad conocida.

Autobus

En el tuk-tuk

Conductor

Bangkok

Trenes

Paseos por la ciudad de un lado a otro caminando sin rumbo, viajes en tuk-tuk en los que lo de menos es el destino, canales y callejuelas, puentes, mercados, templos, puestecillos de comida, un bar de reggae y pianocóckteles en furgoneta…. son algunos de mis recuerdos de Bangkok, una ciudad que va ordenando su caos a medida que pasa el tiempo, lo contrario de lo que intenta hacer la memoria con mis recuerdos.

Las últimas 2 veces que pasé el calor húmedo que precede al monzón me dejó hacer poco. Es como una losa que no te deja levantarte de la cama, te aprisiona con el aire caliente que mueve el ventilador y solo puedes pensar que cualquier cosa es mejor que estar en la calle bajo un sol que abrasa el asfalto. La pereza es solo remediable mediante la brisa fresca que se siente durante los paseos en los barcos que recorren el Chao Phraya, tumbado bajo alguna sombra en el césped del Parque Lumpini, con los aires acondicionados de los Seven/Eleven o colándose en las piscinas de las azoteas de los hostales para mochileros de Khao San.

Canal

Mercado

¿Perdido?

En Bangkok todo puede pasar y todo es posible. Las mentalidades se abren al pisar su suelo, a veces más de la cuenta, y Bangkok lo da todo, da demasiado sin mirar a quien. Hace que en las mañanas las señales no sean suficiente para guiar un camino que la noche ha sepultado o que los días parezcan no tener un final si no es allí.

Cada Bangkok es mejor que el anterior, cada paso apetece más y la ciudad es menos extraña. Es el campo base perfecto para las incursiones asiáticas, un destino con vuelos baratos, sencillo y con tantas caras (o máscaras) como hagan falta para adaptarse a las necesidades de sus inquilin@s.

Hay una frase de una canción de Sabina que habla sobre La Habana que dice : «y en cada bicicleta caben tres«, yo siempre me acuerdo de esa frase en Bangkok, porque allí caben tres en una bicicleta o en una moto. En Bangkok siempre hay sitio, por eso estoy seguro de que volveré.

Tres en moto

Este post está ilustrado a base fotos de los distintos pasos por la ciudad, un batiburrillo que muestra un poquito de esta ciudad que tanto quiero. Un caos desordenado de imágenes, más o menos lo mismo que mis recuerdos.

>> Todo el set de las fotos de Bangkok en Flickr <<

Utilizamos cookies en nuestro sitio web

Por favor, confirma si aceptas nuestras cookies de seguimiento. También puedes rechazar el seguimiento, por lo que puedes seguir visitando nuestro sitio web sin que se envíen datos a servicios de terceros.