Un día en Laos es un día en la vida de Ya, un joven laosiano de 22 años que trabaja como camarero para poder pagarse los estudios de Derecho. Un día en la vida de Ya puede ser todos los días de su vida porque en Laos las cosas cambian despacio y para alguien que trabaja 365 días al año, sin fines de semana ni vacaciones, cada día es nuevo pero también igual que el anterior.
Llegue al Rose Garden a las 7 de la mañana, Ya se acababa de levantar y me esperaba listo para comenzar su rutina diaria. Sobre las 7.30 acabo de preparar sus libros para clase y salimos hacia la universidad. Estudia Derecho en el Southern Law College, le gustaría ser abogado, aun le faltan 3 años de carrera, pero no descarta salir a trabajar fuera de Laos, -«de lo que sea, por eso quiero aprender ingles, siempre hay mas posibilidades«-.
Ya va en moto a la universidad. Ante la falta de transporte publico en el país las motos se han convertido en indispensables para muchas personas. Es una forma rápida y barata de moverte en las ciudades y facilita bastante la vida, -«puedes ir al mercado, a visitar amigos, la familia… sin ella no creo que tuviese tiempo para nada«-, me dice.
La moto le costo 320 euros, o lo que es lo mismo, 4 años trabajando en el taller de su tío mientras estudiaba en el instituto. Como en Laos no existen los créditos bancarios todo se paga en efectivo: -«hasta que no tienes el dinero no tienes nada«-.
Las clases comienzan a las 8.00, cuando llegamos a la universidad me dijo que esperase en el bar mientras pedía permiso al profesor para que me dejasen entrar a las clases.
Diez minutos mas tarde regreso para decirme que no había clases, ese día tampoco había ido el profesor, igual que los 3 anteriores. En Laos el numero de profesores es muy escaso y tienen que turnarse entre las escuelas y universidades de la zona, con lo que es bastantes frecuente la ausencia de profesores. Esto solo provoca un nivel educativo bastantes bajo y unas grandes carencias culturales que notas incluso en las personas con estudios universitarios.
Ya paga por la universidad 40 euros anuales, no le cuesta demasiado hacer frente a este gasto con los 30 euros mensuales que gana en el restaurante. Es bastante afortunado porque este es el sueldo medio del país, y no es nada normal para un chico de 22 años. Con este dinero tienen para la universidad, sus gastos, la gasolina de la moto, ayudar a la familia… Es el mayor de 3 hermanos. La pequeña, Ye, tiene 19 años y Yo es el mediano con 21. Ye trabaja en la peluquería de la madre y Yo en el taller de uno de sus tíos.
Como ese día no había clases, Ya decidió llevarme a conocer a su hermano en el taller de su tío, así, de paso, podría arreglar algunos problemas que tenia en su moto.
Después fuimos a la casa de su familia, que es el mismo local de la peluquería de su madre. -«Llevo 2 semanas sin verles, no voy mucho, pero quiero que les conozcas«-. Ahí me di cuenta de que ese día no era un día normal en la vida de Ya, ese día era especial, estaba conmigo… y quería enseñármelo todo.
Ya visita a su familia muy de vez en cuando porque como vive en el restaurante: -«…entre la novia, los amigos, la universidad y el trabajo no tengo demasiado tiempo…«-.
El tiempo es algo bastante relativo en Laos, es eso que pasa cuando estas trabajando, pero también cuando estas tumbado sin hacer nada, y aunque sea muy distinto ellos lo disfrutan, lo gastan y lo viven por igual en todas las situaciones.
Cuando llegamos a la casa de su familia empezaron las presentaciones y luego… las preguntas: «Quien es el farang este?», «porque no para de hacer fotos?», «quiere tomar algo?». En menos de 5 minutos se olvidaron de nuevo de que yo estaba allí y continuaron con sus trabajos. Después de hablar un rato y contarse como les iba, Ya fue al salón a ver un rato la tele con sus tíos.
Ya, como media población laosiana, ha sido encantado por la magia de los canales tailandeses, en Laos solo hay canales gubernamentales: -«y sale todo el tiempo el mismo tipo hablando, es muy aburrido«-.
Cerca de las 12 del mediodía comenzaron los preparativos para la comida.
Me invitaron a comer con ellos y a pesar de que tuvieron que comprar comida porque no había suficiente en la casa no me dejaron pagar ni un céntimo. Ya me explico que yo no podía pagar nada, que era un invitado y me tenían que tratar como tal ya que según la creencia budista, es en las casas y en los templos donde les observa Buda, y si son buenas personas de por si, en estos lugares llegan a ser increíbles. En menos de 20 minutos la comida estaba servida, pero nadie comía. Tenia que empezar yo.
Una vez recogida la mesa llego el momento de… la siesta. Cerca de 3 horas tirados mirando la tele y dormitando cuando el calor lo permitía.
Los días que no visita a la familia Ya come en el restaurante con sus compañeros de trabajo, luego dormitan o juegan a las cartas hasta que llega la hora de abrir a las 5 de la tarde.
Cuando acabo la siesta Ya me explico que ese día el jefe estaba fuera y quería aprovechar para ir al templo y rezar por un familiar suyo que estaba enfermo, pero también quería enseñarme el templo y mostrarme la manera en que los budistas viven la religiosidad.
Pasamos cerca de una hora allí y cuando salimos me confeso con una sonrisa que también había rezado por mi abuelo: -«para que tenga una buena reencarnación«-, me dijo.
Una vez mas me di cuenta que, a la gente de Laos, no creo que les quepa el corazón en el pecho, son increíblemente buenas personas.
De ahí fuimos a ver a algunos amigos suyos, Ya tiene un grupo de música, canta y toca la guitarra. Pero con los trabajos de todos no pueden juntarse mucho mas de una vez al mes para ensayar. Hablaron de cuando seria el día y cuando lo acordaron salimos para el restaurante. Eran casi las 6 de la tarde, pero no había prisa: -«Hoy no esta el jefe!»-.
Cuando llegamos coloco las meses, arreglo y limpio todo y se sentó a esperar que llegasen clientes.
Los primeros entraron sobre las 19.30, -«Bien, farangs!»- me dijo cuando entraron… y es que Ya disfruta hablando y aprendiendo ingles.
El trabajo continuo tranquilo pero sin pausas durante las 5 horas siguientes. Cerca de las 12 de la noche colocó el cartel de cerrado, recogió un poco y nos sentamos a tomar la ultima cerveza del día, un día que no había sido como los demás, acababa de pasar un día entero conmigo, aunque al fin y al cabo fue un día como otro cualquiera en su vida… fue: Un día en Laos.
Todas las fotos del reportaje.
* Muchisimas gracias Ya. Thank you very much Ya.