¿Quien no ha soñado alguna vez con navegar uno de los ríos más representativos y literarios del mundo árabe?. Yo por supuesto he sido uno de ellos, era una de las cosas que más me atraía cuando me decidí a visitar El Cairo.
Y tuve la posibilidad de hacerlo, como tiene que ser, en Faluka, unos barcos de vela de 3 mástiles con velas triangulares, las naves tradicionales que surcan las aguas de El Nilo en su recorrido por Egipto.
Para ello nos aprovisionamos bien (cerveza, bakgamon, guitarras) y nos dirigimos a DokDok, frente al Hotel Four Season, en La Corniche, que es como el malecón de El Cairo.
Aparcamos el coche en Garden City, el área que los ingleses usaron de residencia durante los años de la colonización, un barrio de casas victorianas con grandes jardines. Sus calles forman una enrevesada red que impedía huir facilmente a quien se plantease el asalto o robo de estas mansiones coloniales.
Uno de los puntos más divertidos de la noche fue cruzar la avenida que separa el Hotel Four Season de La Corniche, aunque cada vez que cruzas una calle en Egipto parece que te estés jugando la vida el cruce de esta avenida fue de los más atrevidos que realicé.
Yo creo que deben caer como moscas cruzando las calles en esta ciudad, a veces parece de locos el riesgo que se llega a correr.
Estuvimos cerca de hora y media disfrutando de la tranquilidad del lugar, cantando y tomando, charlando sobre la ciudad, sobre el país, y, por supuesto, quedandome atontando de cuando en cuando con la inmensidad de ese gran río.
Fueron unas 100 libras egipcias por la hora y media de paseo, algo menos de 13 euros, practicamente nada comparado con la belleza de la experiencia que es contemplar durante la noche y de forma tranquila la belleza de esa ciudad. Y más con la compañía que tuve, tod@s egipcios o residentes en El Cairo, lo mejor si quieres aprender y empaparte del lugar que visitas.
¿Entendeís ahora porque me estaba gustando tanto esta ciudad? 😉