Ruta del Okavango, una visión general del África Austral (Namibia, Botswana y Zimbabwe)

Desert Camp

Hace tiempo que no posteo. Más de un año ya sin contar mis aventuras y viajes, sin confesarme por escrito ante una página en blanco. Más de un año sin escribir es demasiado tiempo para mis manos, más de un año sin que mis fotos vivan fuera del disco duro es demasiado tiempo para ellas.

Demasiadas aventuras y poco tiempo dedicado al resto, a vosotr@s, e incluso a mi mismo, porque el blog era tan parte de mi como mis cicatrices. Porque el blog era también vuestro y os dejé de lado. Nos dejé de lado.
África, América y Asia son los continentes olvidados de mis últimas aventuras. Namíbia, Botswana, Zimbabwe, República Dominicana, México, Tibet, Nepal, Andorra o Irán son los nombres propios que aparqué en un tintero en el que nunca recordé mojar la pluma.

Ahora echo de menos escribir, echo de menos contar y os echo de menos a vosotros, porque no solo de Instagram vive el hombre y Facebook o Twitter no son suficiente para explayarse a gusto.

Este último viaje es la excusa necesaria. La aventura que voy a resumir a grandes rasgos con más imágenes que palabras será el comienzo del regreso. Y aunque no prometo una regularidad continua si puedo comprometerme, al menos, a una intermitencia constante.

Vía láctea

La aventura de la que hablo es la Ruta del Okavango, un viaje que realizo como guía para Ratpanat y ante el que es imposible no maravillarse. Sobre todo por las postales que deja en la retina, o en el sensor de la cámara.
Y así va a ser, a base de postales, la forma en que voy a empezar hablando de él. En sucesivos post desarrollaré cada punto, cada lugar, cada paisaje y me explayaré como debe hacerse para contar lo que provoca la belleza de estos lugares.

Ahora son solo postales, os invito a disfrutarlas. Esto es solo el aperitivo… el plato fuerte está por venir.

Las fotos de arriba son los cielos del desierto del Namib desde Desert Camp, en la primera pueden observarse también las tiendas donde nos alojábamos. La segunda foto es la vía láctea en todo su esplendor desde el hemisferio sur.

Dunas

Dunas del desierto del Namib en el camino a Deadvlei, un impresionante lago seco rodeado de desierto y con acacias muertas que no acaban de pudrirse por la falta de humedad. Un paisaje que parece sacado de una película de Tim Burton o de cualquiera de los sueños más surrealistas en los que Dalí se inspiraba para crear muchas de sus obras.

Deadvlei

Deadvlei

Dunas

Manada de Orix

Esta es una foto aérea durante un vuelo en helicóptero por este océano de dunas rojas que es el Desierto del Namib. Los animales que corren ante el sonido de nuestro pájaro de hierro se llaman Oryx y su belleza es solo comparable a su poderío cuando te miran desafiantes durante los safaris en los que recorremos estas tierras.

Osos marinos

Colonia de osos marinos en Cape Cross. Más de 120.000 espécimenes crean un paisaje espectacular y momentos de extrema belleza en esta parte de Namibia. Su presencia aquí se debe a la cantidad de cardúmenes de peces que habita las aguas namibias. La particularidad del lugar es su olor, por supuesto, imaginad 120.000 individuos de cualquier especie retozando en un mismo lugar sin baños… ni aunque fuesen humanos.

Osos marinos

Osos marinos

Himba

Uno de los mayores atractivos de este viaje es el contacto con las tribus que habitan el norte de Namibia en su zona fronteriza con Angola. Entre ellas destacan las Herero y las Himba, culturas ancestrales que se mantienen casi intactas.

Las protagonistas de estas fotos son Himba, una tribu de la que hablaré con detenimiento y sobre la que más adelante contaré detalles de sus particulares adornos y tradiciones. Por ahora, como decía al principio, esto es solo un aperitivo.

Himba

Epupa Falls

Cataratas Epupa. Unas impresionantes cascadas formadas por el río Kunene, río que en este tramo es frontera natural entre Namibia y Angola.

Paso de cebra

Paso de cebra en Etosha y un springbok que mira sorprendido. Os aseguro que no he visto ningún conductor que no parara ante estos pasos de cebra, incluso sin peatones a los lados.

Girafa bebiendo

Jirafa bebiendo en Etosha. Una imagen que me encanta ya que es bastante difícil de encontrar. Es el momento más peligroso en la vida de este mamífero ya que la posición que tiene que adoptar cada vez que quiere beber agua crea unos segundos de indefensión total que lo dejan a merced de cualquiera de sus depredadores.

En las charcas la jerarquía es siempre aceptada e irrompible y podemos ver las avestruces esperando su turno para disfrutar del líquido elemento.

Elefantes

Elefantes en Etosha. Los de arriba los vimos jugando en Okakuejo, una de las charcas más bonitas y accesibles, el de la foto de abajo es un macho ya mayor que nos encontramos al borde de la carretera cuando salíamos del parque.

Elefante

Río Chobe

Okavango al amanecer. La niebla se forma por el contraste de temperaturas entre un agua templada y unas mañana frías y húmedas. Las vistas son desde NGEPI, uno de los campamentos más curiosos que he visto en todo el viaje.

Águila pescadora

Y una de las fotos de las que me siento más orgulloso. Macho y hembra de águila pescadora en el momento exacto en el que uno de ellos atrapa una presa descuidada. No sé el género de la que acertó en la caza pero sé que son macho y hembra porque siempre están en pareja y es complicado encontrar 2 machos o 2 hembras juntas.
La foto es en uno de los canales que crea el único delta interior del mundo, ya que el Okavango no desemboca en el mar si no que lo hace en el desierto del Kalahari.

La vía láctea desde en el Okavango

Vía Láctea desde el delta del Okavango.

Okavango desde el aire

Y estas son algunas imágenes aéreas durante el vuelo escénico con el que sobrevolamos este impresionante delta.

Okavango desde el aire

Okavango desde el aire

Okavango desde el aire

Cocodrilo

Los cocodrilos descansan con la boca abierta para poder refrigerar el pequeño cerebro (3-4 cm) que tienen entre los ojos.
Este estaba tranquilamente, al fresquito del atardecer, en el parque de Chobe (Botswana).

Búfalos

Seguimos en el parque de Chobe, en esta ocasión los búfalos al atardecer creaban una estampa icónica, casi tanto como los elefantes de la foto de abajo.

Elefantes

Atardecer

El atardecer es impresionante en este lugar. Chobe es una maravilla en todos sus aspectos, ya sea para disfrutar de un safari en barco que termina con un atardecer precioso o para hacerlo en 4×4 y observar su abundante fauna durante el amanecer.

Elefante

Elefante al amanecer en Chobe.

Búfalo

El búfalo es uno de los animales más peligrosos de los que aparecen en este post. Cuando un búfalo ataca no avisa y si está solo y herido es muy complicado salir vivo del encuentro.

Hipopótamos

Hipopótamos aprovechando los primeros rayos del sol.

Chacal de lomo negro

Chacal de lomo negro disfrutando de las sobras del festín que quedaban en los huesos de un búfalo practicamente devorado.

Facoquero

Y no podía faltar Pumba en este aperitivo. Su nombre real es facoquero y no deja de ser divertido encontrarlo comiendo, con su peculiar estilo, en cualquier parte del camino.

Victoria Falls

El broche final del viaje son las Cataratas Victoria y el vuelo escénico con el que poder disfrutar de este espectáculo de la naturaleza que, desde 1989, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La foto de abajo es desde el Victoria Falls Hotel, se pueden ver las Mosi-oa-Tunya (nombre original de estas cataratas),  cuya traducción significa: el humo que truena. El sonido no puede transmitirse en la foto pero viendo el «humo» podéis imaginar su tronar.

Victoria Falls

Como ya he dicho, esto es solo el principio, pero no solo habrá post de esta zona. Mi intención es desempolvar viajes pasados e ir contando, sin prisa pero sin pausa, lo que han sido mis últimas aventuras. La cronología se va a diluir por el ansia de escribir y me voy a dejar llevar por la inspiración más que por la razón.

No lo debería decir más porque ya lo he dicho mucho, pero bueno, me encanta repetirme: ¡HE VUELTO!.

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