Se acercan las 6 de la tarde y el sol está a punto de caer. El día termina para los que necesitan su luz, la jornada llega a su fin en la mar y es hora de volver a casa.
Los días son cortos entre los trópicos y yo sigo sin encontrar el momento de escribir. Llevo mes y medio en República Dominicana sin haber dado más señales de vida que la foto de la semana y prometo que esto va a cambiar, he decidido aprovechar las horas sin sol (que son bastantes en la tarde) para hacer «cosas de provecho«. Entre estos nuevos «quehaceres» está la idea de aprender francés, creo que ha llegado el momento, de escribir mucho más y de terminar de pillarle el tranquillo a la bola de contact.
No son propósitos para el nuevo año, son propósitos para antes de que acabe este. A ver si consigo el triplete.