Os presento Colladillo, nuestro pequeño mundo. Un «barrio» de Arcones (en Segovia se les dice «barrios» a las pedanías que no tienen ayuntamiento propio y dependen de uno mayor), un barrio pequeño que no tiene bares, ni tiendas, ni hoteles, ni restaurantes. No tiene mucho más que unas cuantas casas de piedra y caminos de arena. El asfalto o el alumbrado público no han llegado aún a nuestro apartado hogar.
Nuestra morada se encuentra en la calle Matabuena y luce como podéis ver en la foto de abajo:
Es una casa vieja, muy de pueblo, de muros gruesos y vigas de madera con un patio perfecto para hacer comidas multitudinarias o montar un huerto como el que se estaba preparando en la panorámica y que ahora ocupa casi toda esa parte izquierda.
(Si pinchas en la foto se ampliará).
Colladillo es la idea-proyecto de un grupo de amigos que va camino de los 7 años (el próximo Noviembre). Nació buscando un refugio que nos permitiese salir de Madrid cuando la ciudad se nos viniese encima, un lugar para acercarnos a la naturaleza, para olvidarnos de todo, para charlar, para subir los domingos a comer una paella, para montar fiestas inconmensurables, para utilizarlo de campo base en las expediciones montañeras, para descansar… y así hasta el infinito con todas las ocurrencias que tenía cada uno de los socios que decidimos emprender esta aventura.
Ahora somos 14 personas que pagamos una cuota de 20 euros al mes. El alquiler de la casa son 200 y poco y con esa cuota y un pequeño «impuesto revolucionario» que cobramos a los no-socios se costean fácil todos los gastos.
Nuestro hogar es una pequeña comuna. Un salón grande dividido en 2 zonas, la «cochera«, la cocina y el baño en la planta de abajo y 2 habitaciones grandes en la de arriba. Las habitaciones están llenas de camas como si de un albergue se tratase (hay hasta literas) pero cada uno puede dormir donde le plazca si no le apetece o no es capaz de subir las escaleras.
En estos 7 años, aunque bastante tiempo lo he pasado fuera de España, he visto los paisajes de Colladillo en infinidad de momentos distintos y todos preciosos. Tal vez la objetividad quede oculta tras el cariño pero las imágenes hablan por si mismas. Del tórrido verano al nevado invierno la gama de colores no se termina nunca.
Colladillo también ha sido escenario y base para múltiples aventuras deportivas, desde expediciones a pie, en MTB o corriendo hasta la práctica del Kite MountainBoard. Una disciplina parecida al KiteSurf pero en la que cambias la tabla por una especie de Skate gigante con ruedas hinchables. Como también cambias el agua del mar por tierra conviene vestirse de «superheroe» como Alberto en la foto.
En los paseos y los distintos viajes por la zona he visto imágenes preciosas que me han hecho amar la fotografía más aún si cabe. He podido disfrutar de momentos mágicos y el tiempo necesario para capturarlos. Allí la vida va más despacio.
En Colladillo pude observar el eclipse total de luna del 3 de Marzo de 2007, una pena que el Pacharán venciese la batalla y me quedase sin las fotos de la reaparición del astro. Por suerte la cámara sobrevivió.
Sombras entre la luz que entra por la buhardilla, parejas de caballos enamorados tonteando al atardecer o series de personajes extraños que se entremezclan con ellos mismos. Todo es posible en Colladillo.
El otro día mirando algo por aquí me di cuenta de que nunca, en estos 7 años, había hablado de Colladillo en el blog, con la de viajes que he hecho a ese destino, con la de momentos irrepetibles que he vivido allí y la de personas increíbles con las que he disfrutados esos momentos.
Ahora ya conocéis una parte muy importante de mi, el lugar al que viajo cuando «no viajo«, mi pequeño mundo a 100 km de Hortaleza, nuestro pequeño mundo en el mundo.
(*) El equipo directivo, junta de accionistas o colgados sin remedio ha cambiado bastante en estos años, muchos no están, algunos son nuevos la única condición es mantener el buen rollo. La foto es vieja pero el Colladillo Crew siempre saluda, que para eso estamos en un pueblo: ¡Buenas tardes!.