Si tuviese que definir México en 3 palabras, creo que serían esas; mariachis, tequila y jalapeños. Si, es una definición tópica y típica, pero es una constante en el país, no es solo para los turistas, es para los mexicanos, ser mariachi no es solo tocar música, es una forma de vida, pero incluso podría decir que ser mexicano no es una nacionalidad, es, al igual que los mariachis, una forma de vida.
Si hay 2 países que definan (hoy estamos con las definiciones) las tendencias de América Latina, esos son México y Argentina. En los giros y la forma de hablar, en la música, en el cine y la televisión, en las modas… parece que son el vaso donde beben las tendencias de la región, los que hacen el camino.
Y la forma de vida mexicana, su manera de enfrentarse a la vida, es también exportada en ocasiones, sobre todo con la música.
La figura del mariachi es la del México Bronco, la del tipo enorme con bigote bebiendo tequila y llorando, abrazado a algún amigo, por el desamor de una mujer. El tipo duro/sensible que tan bien retrató, con su habitual extravagancia, Robert Rodriguez en su opera prima: El Mariachi.
Un mariachi es un comedor de jalapeños que no sufre el picante pero si un desaire de su amada.
Y eso le pasa a México, que tiene el picante en sus calles, abrasando el norte del país. Ya han dejado de sentirlo, de tanto tomarlo, y solo les afectan las cosas pequeñas, por eso debe ser que ahogan sus penas en tequila. Lo que no saben es que como sigan así, dejarán de sentirlo también.
Las fotos son en la Plaza Garibaldi, en el centro de Cidudad de México, famosa por ser el lugar al que acuden los grupos de mariachis para ofrecer sus servicios, tanto para animar alguna fiesta como para cortejar a alguna dama en una serenata.
El la plaza hay que estar listo, o por lo menos más que ellos. Querrán cobrarte por una foto, se te acercarán cantando y te dirán que les pagues porque era para ti, o te «camelarán» para que empieces a cantar el primer tema que te sepas y luego cobrarte por haberte acompañado con la música. Estos mariachis tienen mucha calle, pero yo también 😉 .