En una semana en Menorca dudo si he pasado más tiempo dentro del agua o en tierra firme. Las aguas cristalinas y sus infinitos tonos de azul unidos al equipo de fotografía submarina de Enric acabaron provocando una obsesión casi total por retratar momentos y situaciones subacuáticas. Además de que ya hacía casi un año del curso de Freediving que hice en Koh Tao y tenía muchas ganas de volver a practicar el arte de aguantar la respiración, volver a sentir la sensación de controlar la angustias.
Eso si, Enric y su estilo «no fins» se encargaron de tirar al traste la mitad de los conocimientos que había aprendido. El tío es capaz de bajar a 20 metros sin aletas, braceando (¿que más da si los músculos necesitan oxígeno?), incluso con la cámara en la mano… total, con una sola mano se puede nadar y compensar los oídos… bueno, al menos él es capaz de hacerlo.
Menorca es el lugar perfecto para este tipo de fotos y la práctica del freediving, siempre hay alguna cala con una visibilidad espectacular. Lo único que hay que hacer es mirar cada mañana de donde viene el viento e ir al extremo opuesto de la isla, si el viento viene de sur, hay que ir al norte, si viene de norte, al sur… si viene de poniente, a levante y si viene de levante, a poniente. Sencillo. El viento es el culpable de la olas y estas de los fondos movidos, además de que transportan algas o medusas, lo que provoca que las calas donde sopla Eolo siempre tengan unas condiciones menos buenas para el baño.
La primera cala donde empezamos a jugar fue Binigaus, en la parte sur de la isla. La cala tiene una larga playa de arena blanca y unas aguas tranquilas y transparentes, fue mi primer contacto con un equipo profesional de foto submarina. Para el que tenga curiosidad puede ver el que usamos, está en la parte de abajo del About de 27mm.net.
Las fotos en las que no salgo yo son mías, las otras de Enric. Es una selección pequeña de algunas sesiones que hicimos durante esos días, para ver más imágenes (y mucho más guapas) en la fanpage de Facebook de 27 mm Enric va dosificando el material en píldoras diarias.
Además de Binigaus estuvimos disfrutando de los fondos más rocosos de Cala Morell, entrando en la cueva submarina de agua dulce que hay en uno de los lados de la cala (son menos de 10 segundos de apnea) y haciendo alguna que otra bajada en las boyas, no es una linea buena para las inmersiones pero a falta de aletas buenas son tortas. La profundidad en esas zonas no superaba los 10 metros y la visibilidad a última hora de la tarde se seguía manteniendo espectacular.
En la foto estoy buscando un pulpo que se le escapó a Enric, por poquito nos quedamos sin cena aquella noche :p .
En Binigaus empezamos a jugar con las formas que crea la arena al mover el fondo y quedaron unas fotos chulas en las que parecía tomar el aspecto de un humo denso proveniente del averno.
Y yo aparezco entre medias como emergiendo de las profundidades.
En Cala Morell no nos aburrimos corriendo por los fondos a base de plomos minerales (llevo una piedra en las manos para que me mantenga abajo) o manteniendo animadas conversaciones con los pescados que por allí pasaban. En la foto le preguntaba si había visto al pulpo que se nos escapó un rato antes.
Y en Cala Presili estuve haciendo un poco el ridículo con unas poses de Break dance durante la sesión que le hacía Enric a Coco y Roxy, 2 coreógrafas holandesas que hacían de modelos subacuáticas por un día. Al final hasta se animaron a posar conmigo.
La visibilidad en algunos puntos de esta cala no era tan espectacular como en Binigaus pero el enclave que tiene en mitad del Parque natural de s’Albufera des Grau es increíble. Es justo la cala que hay al lado de Playa Tortuga y aunque tienen un acceso algo más complicado y largo que otras calas de la isla merece totalmente la pena el camino.
He querido publicar el post antes de que Enric terminase de procesar sus fotos para no tener condicionamiento alguno a la hora de tratarlas. Me va a gustar ver su punto de vista de las mismas sesiones, su tratamiento del color es bastante distinto al que yo suelo hacer y esto provoca que las mismas fotos parezcan otras según quien las procese.
Aunque solo los días que pasé allí viendo como trabaja bastaron para condicionar parte de mis procesados, además de la influencia de Pablo, que es otro crack en el tratamiento de la imagen.
Influencia que se ve claramente en las imágenes que he elegido para abrir y cerrar el post, un homenaje a una sesión que hicieron juntos dos años antes para un editorial de la revista Ling.