La mayor nevada de los últimos 50 años en China impide a millones de personas volver a casa para celebrar el Año Nuevo Chino. En la estación de trenes de Guangzhou, miles de personas continúan luchando para coger un tren.
(Texto por Daniel Mendez, fotografía por Pak Muñoz)
«Debería haberme ido hace tres días, pero todavía no he podido salir de Guangzhou«, nos cuenta el joven Zhang Li (nombre ficticio) frente a la estación de trenes de esta ciudad del sur de China. «Cuando llegué el día 31 había muchísima mas gente. Me di cuenta de que no iba a poder salir, así que regrese a la fábrica«, continua Zhang Li mientras hace fotografías a la multitud con su teléfono móvil. «Estas cosas solo pasan una vez en la vida«.
Como él, millones de personas en China intentan volver durante estos días a sus lugares de origen para celebrar el Año Nuevo Chino. Esta Festividad, que se podría comparar en importancia con la Navidad en Occidente, supone en muchas ocasiones la única oportunidad del año para poder ver a la familia. En un país con una población como la de China, esta «vuelta a casa» supone un movimiento migratorio de millones de personas que este año se ha visto afectado por la peor nevada de los últimos 50 anos.
Las malas condiciones meteorológicas, que todavía continúan en gran parte del país, han afectado durante la última semana a unos 80 millones de personas, provocado apagones y cortes de agua en 160 ciudades del centro de China, cerrado 24 aeropuertos y provocado la muerte de al menos 50 personas. Las peores nevadas han caído en provincias interiores como Hunan, Hubei, Henan o Anhui, lo que ha provocado el corte de la linea Beijing-Guangzhou, que atraviesa el país de norte a sur. Aunque el temporal no ha afectado particularmente a Guangzhou, la importancia económica de esta ciudad, donde trabajan cientos de miles de personas de otras regiones del país, ha convertido su estación de tren en uno de los lugares mas problemáticos.
La estación se encuentra ahora tomada por militares y policías que controlan las masas de viajeros (el día 31 se hablaba de 800.000 personas). La parada de metro ha sido cerrada, todas las avenidas que dan acceso a la estación de tren han sido cortadas y los militares pasean de un lado a otro entre el resto de fuerzas de seguridad. Utilizando vallas metálicas para controlar a los viajeros, la policía organiza la circulación y centenares de voluntarios ofrecen información cada 50 metros. Aunque todo el mundo coincide en que la organización ha mejorado mucho en los últimos días, las ansias por llegar a casa acaban con maletas rotas, niños perdidos y más de un desmayo.
El Gobierno sigue aconsejando a los viajeros que abandonen sus intenciones de volver a casa y se queden en Guangzhou. Wen Jiabao, el primer ministro chino, llegó a Guangzhou la semana pasada para pedir perdón y asegurar que se está haciendo todo lo posible para solucionar la crisis. A parte de las noticias en la televisón, los teléfonos móvil siguen recibiendo mensajes que incitan a no intentar moverse durante estas fechas: «Los trenes todavía están cortados y muchos aeropuertos cerrados. Lo mejor es quedarse aquí. Celebra el Año Nuevo en Guangzhou!».
A pesar de las llamadas del Gobierno, miles de personas, con billete o sin billete, siguen intentando acceder a la estación. Cinco personas de la provincia de Hubei, todos trabajando en los alrededores de Guangzhou, han conseguido pasar los primeros controles y confían en llegar pronto a su casa. «Nos han dicho que una vez que estemos montados en el tren podremos comprar los billetes«. Desconcertados por la multitud pero con esperanza, los cinco esperan poder llegar a tiempo para celebrar el Año Nuevo chino.
Todas las fotos sobre la situación en Guangzhou.
Artículo en Un tren hasta Beijing.