La capital de Kelantan, la provincia más pobre y conservadora de Malasia, es un vivo reflejo de lo que representa, Kota Bharu (KB) es conservadora pero humilde y acogedora. Es también la provincia más religiosa (musulmana) del país, tal vez algo tenga que ver con el conservadurismo y la pobreza, y una de las más bonitas.
Kota Bharu es una mezcla entre un pueblo y una ciudad, con una gente amable y hospitalaria y una innumerable oferta gastronómica y de hospedaje tiene todo lo necesario para pasar más de un día (o una noche), ya que se usa más como ciudad de paso entre Tailandia y Perhentian que como lugar de visita.
Yo llegué para hacer el visado de 2 meses para volver a Tailandia y me atrapó un poco. Primero porque llegué un Jueves por la tarde sin saber que el fin de semana musulmán es Viernes y Sábado, con lo que me tocó esperar un par de días hasta que abriesen el consulado tai, y luego por culpa de Matt y su Timur Guesthouse, pero ya hablaré mejor de “ambos” en un post que les voy a dedicar.
Kota Bharu tiene playas cercanas, un night market de comida barato y apetecible, tiendas, artesanía, muchos rezos y llamadas a la oración, bastantes mezquitas, una plaza donde reivindiqué mi indignación, buena gastronomía y unas cuantas leyes absurdas, por eso de ser la capital de la provincia más musulmana. En esta ciudad está prohibido el alcohol (aunque como occidental siempre puedes conseguir), los tacones de más de 3 cm (en las mujeres, supongo), trabajar en una tienda y mostrar el pelo, los brazos o las piernas (si eres mujer, por supuesto) y algunas estupideces por el estilo. El partido que gobierna la provincia y la ciudad es uno de los más radicales en el aspecto religioso y están legislando a “su antojo”.
Todo esto para la población malaya de origen malayo, pero es algo que no afecta a la población malaya de origen chino, las jóvenes chinas no tienen la “obligación” (es opcional, ¿no?) de llevar velo, de no beber alcohol (a pesar de que no permitan su venta), ni deben vestir acorde a ningún código de conducta… al igual que las extranjeras, católicas o “no musulmanas”. Algo difícil de entender pero que en Malasia convive con absoluto respeto por todas las partes “implicadas”. Sigue siendo Asia.
Y apartando a un lado el aspecto religioso, una de las cosas que más me gustó de Kota Bharu fue el Mercado Central. Uno de los más bonitos y coloridos que he visto en Asia. Tiene varias plantas, la de abajo, descubierta en el patio central, es para verduras y vegetales, y debajo de las terrazas se encuentra la carne y el pescado. Las plantas superiores están dedicadas a algunas especias y en su mayor parte al textil.
Estuve unas cuantas veces y no me cansaría de volver para fotografiarlo, o simplemente para sentarme a mirar el trajín de cada mañana en este pequeño pero frenético mercado.
Entre visados y paseos acabé pasando casi una semana. Es suficientemente pequeña para poder moverse a pie (incluso como para ir al consulado tai andando). Hice un curso de cocina, tours nocturnos y pasé una buena parte del tiempo charlando con Matt (el dueño de Timur Guesthouse) sobre la evolución de la provincia, sobre sus expectativas y sobre la vida en Malasia.
Visité algunos puntos más que tal vez mereciese la pena mencionar, pero me gustó tanto el mercado que no quiero hablar en este post de nada que empañe su magnánima belleza. Por eso la única foto que voy a poner que no sea de este él va a ser de las calles, la otra parte de la ciudad que consiguió encandilarme.
Aunque decidí retratarlas mejor, eso si, con premeditación, alevosía y nocturnidad. Os lo enseño en el siguiente post 😉 .