La Costa del Bálsamo – El Salvador

El Tunco

Desde Juayúa fuimos a La Costa del Bálsamo, la que se extiende desde La Libertad hasta Suhuapilapa. Primero nos dirigimos a la playa de El Zonte a comer en «La Costa Brava«… no la zona costera de Cataluña, claro…. al Restaurante y Alojamiento La Costa Brava (Carretera Litoral Km 53 1/2). Roberto conocía a los dueños, catalanes afincados en El Salvador (de ahí el nombre) y había estado más veces. La verdad es que el lugar es una pasada, un restaurante en lo alto de un pequeño acantilado con escaleras que bajan a una playa espectacular que, como todas en esa costa, es un spot bastante bueno para hacer surf. En esa zona pega una buena parte de la fuerza del «Pacífico«.
Y allí pasamos la mañana, la comida y la siesta en unas hamacas del restaurante. Cuando nos despertamos de la siesta salimos en dirección a El Tunco, una playa cercana con alojamientos algo más baratos, no es que allí fuese caro, es que Roberto volvía a San Salvador para trabajar y mi presupuesto era algo menor que el precio de las habitaciones en La Costa Brava.

Total, que me llevó a El Tunco y allí ya busqué algo de mi categoría… acabé en el Roots, un camping con muy buena onda que me cobraba unos 3 $ al día por dormir en hamaca. Si, era lo más barato. Baños compartidos y cocina de uso común. Los dueños muy buena gente, medio rastafaris – medio surferos.
Me resultó curioso que fuese en El Salvador, el país con peor fama (en cuanto a seguridad) de centroamérica, el lugar donde dormí por primera vez en hamaca en este viaje. Esto significa, sin habitación, ni puertas, ni taquillas para guardar las cosas. Durante el día le dejaba la mochila a los dueños y la noche la dejaba al lado de la hamaca. El camping no estaba ni vallado y no hubo el más mínimo problema. La sensación de seguridad era total.

Y allí estuve 3 o 4 días esperando que el mar mejorase para ver si podía surfear un poco, que era una de las razones por las que fui. Pero no tuve esa suerte, la ola llegaba totalmente rota y no se podía hacer nada… y pasé los días en la playa, charlando con la gente de Roots, con algunos artesanos que se alojaban allí y viendo los impresionantes atardeceres que había en esa playa:

Jugando al atardecer

Atardecer

De allí volví a San Salvador en autobús (2 buses 1.5 $), Roberto tenia libre de nuevo el fin de semana y habíamos pensado pasarlo en el norte del país. Lo que pasó fue que el viernes se lió… y bastante, y acabamos saliendo para el norte el sábado después de comer.
Todo empezó, como no, en el PhotoCafé tomando algo. Para mi es uno de los mejores lugares de San Salvador para tomar un café (o unos cuantos vinos) y para ver y charlar sobre fotografía. Si alguien que lea esto pasa por allí que no dude en darle un fuerte abrazo a Edgar y Enayda de mi parte.
Bueno, y del PhotoCafé a otros bares de la zona, lugares con música en directo y bastante marcha… y acabamos por la zona de la Colonia Escalón (por donde vivía Roberto) a altas horas de la madrugada y en lugares un tanto sórdidos 😉 .
Esa noche lo pasé muy bien, era mi despedida con Roberto. Nos íbamos al norte el finde y luego me dejaría en la frontera con Honduras para continuar mi viaje… y como la zona de La Palma, a la que íbamos, no es famosa por su juerga precisamente, pues nos la dimos en San Salvador.

Jugando con fuego

Aunque la última noche en San Salvador estuvimos on fire esta foto es Marcos jugando con las cariocas con fuego en Roots, en la playa de El Tunco.

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Parque Nacional de los Volcanes – El Salvador

Lago Coatepeque

Era finales de Octubre de 2008, yo había salido de León para recorrer las provincias de Estelí y Madríz (con «zeta«), ver el Cañón de Somoto y pasar unos días más por Nicaragua, un país que me estaba gustando bastante.
El siguiente destino era El Salvador, a visitar a Roberto, un amigo que estaba trabajando en un proyecto de prevención de desastres para Cruz Roja. Pero los acontecimientos se solaparon y una propuesta para ayudar con un tema relativo a la Cumbre Iberoamericana que tenia lugar en El Salvador me hizo acelerar los planes. En menos de 9 horas conseguí llegar de Somoto (Nicaragua) a San Salvador (El Salvador) atravesando las fronteras Nicaragua-Honduras y Honduras-El Salvador con 5 intercambios de autobuses/minivans y bastantes anécdotas en el camino.
De todas formas son cruces fronterizos relativamente sencillos, estos 3 países junto con Guatemala forman el CA-4, una acuerdo en los controles migratorios y aduaneros que permite el libre transito de personas. Eso si, los visados de estancia para turista son para los 4 países, no por cada uno.

Una vez asentado en San Salvador me fui con Roberto a la parte occidental de El Salvador, a recorrer la Ruta de las Flores y visitar el Parque Nacional de los Volcanes, en el que se encuentran 3 de los mayores volcanes salvadoreños, el Cerro Verde, el Santa Ana y el Izalco.
A los pies de este espectacular paisaje volcánico puede verse el Lago de Coatepeque, un impresionante cráter lleno de agua azul cristalina de 6 km de ancho y 120 km de profundidad.
Son paisajes increíbles, que junto a la Ruta de las flores y la visita a los tranquilos pueblos de Tacuba, donde debes parar a tomar uno de los mejores cafés centroamericanos, o Juayua y su feria gastronómica cada fin de semana, forman un conjunto único de una gran belleza que dista bastante de la imagen «complicada» que muchos tienen de ese pequeño y amable país, El Salvador.

Volcán Cerro Verde

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