El Cerro de la Cruz es el lugar con mejores vistas para tener Antigua y el Volcán Agua en el mismo plano. No quería perderme esta foto y me estuve informando de como ir, es un paseito de menos de 30 minutos desde el centro de la ciudad.
Fui a la oficina de turismo a por un mapa y les pedí que me situasen el cerro, entonces me dijeron que la subida es «muy peligrosa, que hay riesgo de asalto, que es mejor no hacerlo solo«… vamos, lo que te cuentan en Guatemala en todas partes.
Es cierto que la tasa de climinalidad es muy alta y que hasta el camión de la Cocacola lleva un «segurata» con una recortada, pero a veces son demasiado agonías.
Total que me recomendaron ir a una de las 2 excursiones que hace cada día la policía turística… vamos, paseo con escolta policial. Y a mi que, a veces, me fío de la policía menos que de los «maleantes«, fue una idea que no me hizo demasiada gracia.
Al día siguiente tenia que ir al ambulatorio a ponerme la vacuna de la fiebre amarilla. Había salido sin ella pensando que no bajaría a sudamérica, pero como alargué 6 meses el viaje me acabó haciendo falta para entrar al sur de Panamá y Colombia.
Y camino del ambulatorio decidí pasar a ver «el percal» por la comisaría. Y «el percal» era un grupo de «octogenarios» alemanes e ingleses en chanclas y calcetines por encima de los gemelos. Eso y un par de policías con metralletas para hacer de escolta. Vamos, un planazo, yo sin «bazucas» no me apunto a algo así.
Me acerqué a unos policías y les pregunté como estaba el camino para subir solo, uno me dijo que ni se me ocurriese, el otro que no había problema, que era seguro… yo les dije que: -«entonces subo mientras me quedo abajo«-, y les dí las gracias. Antes de darme la vuelta se acercó otro policía que iba más elegante y al que los otros saludaron (un superior, imagino), y me preguntó si pensaba subir solo. Le conté que iba al ambulatorio a ponerme la vacuna y que no sabía cuanto tardaría, luego me intentó convencer para ir en «el grupo de la tarde«, le dije que daba igual, que yo voy con la cámara a mi aire y que no me gusta depender de un grupo… y me dijo que bueno, que en ese caso subiese cuando quisiese. Le miré con cara de sorprendido y me contó que había un equipo policial arriba, paseando por la zona y que desde hacía unos meses casi no había asaltos. Le di las gracias, no le comenté nada de porqué no me lo había dicho desde el principio, #sonsuscosas, me puse la vacuna y tiré para el Cerro.
Estuve solo, paseando por la zona un buen rato, la subida fue tranquila, la hice por la carretera. En un momento dado me senté bajo la cruz y apareció un tipo a mis espaldas, le miré, nos miramos, movimos la cabeza como gesto de saludo, me giré y me olvidé. Estaría a unos 30 metros. Al rato le volví a buscar con la mirada, estaba más cerca, como a cosa de 15 metros, parado, le miré, me miró, movimos la cabeza como gesto de saludo, incluimos el gesto «sonrisa forzada» y seguí mirando para adelante. A los 5 segundos me giré de nuevo, había avanzado un par de metros, movimos la cabeza, sonrisa, empecé a plantearme si estabamos jugando al escondite inglés y no me había enterado. Volví a mirar para adelante, me acerqué mi mochila a los pies y cuando estaba a punto de decir: «Un, dos, tres, al escondite inglés» y girarme, escuché una voz que se me anticipó y dijo: «eh!, camina!, largu ahí!«.
Eran los policías que había en la cima, el tipo les dijo que no estaba haciendo nada, ellos le miraron, me miraron, le miraron de nuevo y movieron la cabeza, pero no como gesto de saludo… como diciendo: «tira pallá que al final te doy«. Y el tipo se fue.
Yo me hice el despistado, me levanté y les dije que iba a bajar, que como lo veían, que si el tipo ese era peligroso o solo estaba jugando. Uno me dijo que no se me ocurriese bajar solo, que tuviese cuidado, el otro que no había problema que el tipo era un «mindundi«, yo les dije que: -«en ese caso me quedo mientras voy para abajo«-, les di las gracias y bajé por otro camino más directo entre el bosquecito del cerro. Lo más peligroso que encontré fue una botella rota y una pareja magreandose en el pinar.
Conclusiones no saco, hay países en los que la seguridad es un handicap y un poco de sentido común basta para no verse envuelto en situaciones desagradables. Todo te lo van a pintar más peligroso de lo que pueda ser, como una madre que cuida de sus hijos, pero hay que ver que parecido tiene lo que te cuentan con la realidad, a veces mucho.
Lo que no se puede olvidar es que, sin lugar a dudas, lo más peligroso es «el Lopintan«.
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