La imagen de la foto es mi vida, todo lo que tengo. Se acerca el ansiado momento de partir y ya ya ha tocado el odiado momento mudanza, siempre es lo mismo pero por suerte me voy profesionalizando en ello.
En mi primera mudanza me di cuenta de que tenía demasiadas cosas y cuando al volver de la vuelta al mundo asimilé que podía vivir con los 15 kilos que llevo en la mochila (fueron 18 meses así) decidí que no podía seguir acumulando cosas materiales para que tarde o temprano acabasen metidas en cajas en casa de mis padres. Necesitaba una vida que ocupase poco.
En el último año en Hortaleza casi lo he conseguido. Unos cuantos libros, algo de ropa nueva y material de montaña creo que han sido todas mis nuevas adquisiciones.
Tres cajas, 2 mochilas y una maleta, esto es mi vida. Tampoco necesito más.
Total, si cada vez que empiezo de nuevo lo que más uso acaban siendo los recuerdos… y como eso no pesa me los llevo todos.
El amanecer en Bagan es una de las escenas más bonitas que he contemplado en mi vida. Supongo que debe ser la razón de que haya conseguido despertarme para disfrutar de este espectáculo hasta en 5 veces y las 5 hayan sido mágicas.
Las sensaciones son indescriptibles, las emociones incontrolables, solo, sentado en casa y a más de 10.000 kilómetros de distancia se me siguen poniendo los pelos de punta de tan solo intentar explicarlo.
Ver el sol asomando entre las más de 4.000 pagodas que forman esta zona arqueológica te lleva al punto más lejano al que se puede llegar en un instante, te lleva al interior de ti mismo en un viaje al que no le vislumbras retorno o no quieres verlo.
El mundo avanza aunque nos neguemos a ello y una vez vuelves al mundo real, con el gran astro en lo alto, la vida vuelve a recuperar su ritmo y el tiempo se reestructura para que el reloj pueda volver a marcar los minutos y segundos que nos ayudan a interpretarlo. Una luz anaranjada que parece irreal se apodera de todo hasta el infinito y tira de los elementos como un hilo mágico que nos une al universo dotando al día de movimiento. Es el amanecer de la vida, un amanecer distinto al del mundo, que avanza a su propio ritmo, especialmente en Myanamar, el lugar donde la prisa y la impaciencia carecen de sentido y definición exacta.
La duración del momento que va desde el amanecer hasta la hora del almuerzo es más que suficiente para enamorarte de esta ciudad antigua, para tomarle el pulso y empezar a entender que solo una mirada pura e inocente, más allá de estereotipos y comparaciones, será capaz de ver lo que se esconde tras la belleza de su inmensidad. Una mañana en Bagan es más que suficiente para enamorarte, una mañana en Bagan es más que suficiente para sentirte vivo y afortunado, una mañana en Bagan… no es suficiente.
Por eso he visto ese amanecer 5 veces y por eso volveré a disfrutar de él, volveré a sentir como se me ponen los pelos de punta y llego a perder el habla en un viaje al que no querré ver retorno. Así es el amanecer más bonito que he contemplado, así es el amanecer en Bagan.
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