Imagen de Sabotaje al Montaje (*)
Llegaba a San Cristóbal para la navidad de 2008, con muchas miras y expectativas puestas en intentar realizar un reportaje sobre aquella revolución que dio voz a los indígenas chiapanecos, que los convirtió en actores fundamentales del cambio en México, que les recordó una palabra que ya casi habían olvidado: dignidad.
Acababa de estallar la crisis, la economía mundial estaba en peligro y parecía que había llegado el momento de un cambio sistémico. Unos meses antes presencié en USA como se iniciaba el debate para refundar el capitalismo y me plantee investigar un poco en el Zapatismo, ver hasta que punto la crisis había afectado a un sistema cooperativista, socialista, comunal. Intentar demostrar que esas pocas sociedades olvidadas por el sistema, marginadas por el neoliberismo, habían sido las únicas en sobrevivir al cataclismo planetario. Esas supuestas utopías hoy no lo son, ahora utópico es el capitalismo, el libre mercado, pensarlo capaz de regularse a si mismo es ya una idea descabellada… propia de soñadores. O eso llegué a pensar.
Pero llegaba a San Cristóbal sin haberme enterado que ese año el EZLN (Ejercito Zapatista de Liberación Nacional) había convocado el Festival Mundial de la Digna Rabia. Entre finales de Diciembre y año nuevo, conmemorando el levantamiento de aquél 1 de enero hacía 14 años.
Puede parecer que fui afortunado pero lo que pasó es que San Cristóbal estaba lleno. De extranjeros, voluntarios, cooperantes, vendedores, artesanos, latinos, europeos, gringos, rubios y lo que menos había era población local.
Como mucho podía haber realizado un reportaje de como el EZLN se ha ganado a la comunidad internacional y la gente está dispuesta a ir de cualquier parte del mundo a ayudar en ese proyecto. Ayudar a un «ejercito» que no volvió a pegar un tiro desde el mes siguiente al levantamiento.
Y hacer un reportaje más entre los tantos que saldrían de los miles de cámaras que había en ese momento en San Cristóbal.
Al final pasé un par de días con mis colegas artesanos, quité de mi cabeza la idea de visitar los «caracoles» (comunidades con autogobierno) y me dediqué a mirar, sin la cámara delante de los ojos. No tengo fotos de allí. Ni una. Pero muchas estampas en mi cabeza, fueron unos días muy curiosos, vivimos días extraños.
En ese momento San Cristóbal era «otra bonita ciudad colonial» como cualquier otra que había visto antes. Pero mucho más llena de extranjeros.
Decidí darle otra oportunidad a la bajada, solo subía hasta el DF y luego de nuevo para el sur rumbo a Panamá… no sabía que me llamarían de El Salvador antes de poder llegar de nuevo a San Cristobal, creo que solo hice el trasbordo en el bus para salir hacia Guatemala.
En El Salvador estaba a punto de suceder un cambio que me interesó mucho más, había bastantes posibilidades de que el FMLN ganase las siguientes elecciones, lo que acabó sucediendo, y quitando el poder a la dictadura encubierta de ARENA, el partido que llevaba gobernando El Salvador desde hacía más de 20 años.
Fui pensando que tal vez fuesen otros los actores fundamentales para ese cambio en el sistema que yo esperaba cercano… y que nunca llegó. Ahora pienso que no hay actores capaces, el libre mercado acabará cuando se devore a si mismo, y eso es imposible, es capaz de avanzar sin evolucionar, de no aprender de sus errores, de repetir los fracasos tropezando 100 veces en la misma piedra, de pensar solo en si mismo y en los bolsillos de los suyos… vamos, como el hombre. Y nosotros llevamos más de 4 millones de años dando por saco.
(*) Como he comentado en el post, no tengo fotos de San Cristobal, de esa parte de Chiapas. He usado esta foto del graffiti que hizo en Sevilla el gran Matias para el proyecto Arte para todos. Es una imagen de una «mamita» chiapaneca que seguramente conoció en San Cristobal, cerca de donde yo tuve todas estas reflexiones, en zona Zapatista.