Petra en dos días. Día I: al fondo del cañón está el tesoro (Jordania)

Siq y el Tesoro

La ciudad de piedra, capital del antiguo reino nabateo, fue fundada 700 años antes de Cristo por los edomitas, abandonada 14 siglos después, redescubierta en 1812, nombrada Patrimonio de la Humanidad en 1985  y considerada como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno en 2007.
Esta podría ser una forma de resumir casi 3.000 años de historia si Petra fuesen datos. Estaríamos hablando de un parque arqueológico de 264 kilómetros cuadrados que abre de 6 de la mañana a 8 de la tarde y recibe una media de 500.000 visitantes anuales (casi un millón en 2010). La entrada cuesta 53 euros la de un día, 58 la de 2 y 63 la de 3 días.

Con todos estos datos en la cabeza te presentas en la puerta, comienzas a recorrer el Siq y… el mundo se para.

Caminando tranquilo por este pasillo gigante puedes percibir como la luz avanza perezosa mientras las sombras se esconden permitiéndote leer miles de años de historia en las arrugas de la arenisca. El «rojo» adquiere matices que ni tan siquiera pensaste que podían existir y cada paso te aleja más de asumir que, en realidad, el espectáculo acaba de comenzar.

Siq

Ahora si. Ahora los datos dan igual. No hay cómo ni porqué. Tampoco importa. Entonces aparecen los nervios, esta película te la han contado y ya sabes lo que va a pasar. Lo has escuchado demasiadas veces, –al fondo del cañón está el tesoro–. Hubiese preferido no saber nada, te dices a ti mismo. ¿Como tuvo que ser la sensación de Johann Ludwig Burckhardt cuando se encontró con esto en 1812?. Al explorador suizo nadie le avisó.

Siq

Siq

Siq

Supongo que cuando dobló la última curva y se encontró con el Khazné (Tesoro) su cara, a pesar de todo, no debió distar mucho de la que se me quedó a mi: –¿como han metido eso ahí dentro?–, es lo primero que se me vino a la cabeza, aunque nunca lo vaya a admitir en público y en mi versión mejorada se haya transformado en un: –¿será estilo heleno o nabateo?–.

Siq y el Tesoro

Tesoro

Tesoro

Pude pasar fácil un par de horas ensimismado mirando la belleza de esta construcción tallada en la roca. ¿Como puede ser posible algo así?. Cuesta entender que hace miles de años, con las herramientas de que disponían, consiguiesen unos detalles que todavía perduran.

De pronto el «rojo» se transforma en un «amarillo» que adquiere matices que ni tan siquiera pensaste que podían existir y cada paso te aleja más de asumir que el espectáculo, todavía, acaba de comenzar.

Camello

Camellos

Tumbas

Tumbas Reales

Tumbas Reales

Columnas

Caravana

Caballo

Al llegar a Wadi Musa me escribió Ernes, un amigo y buen viajero que trabaja de guía de viajes y al que alguna que otra vez le ha tocado conducir uno de sus grupos por Petra. Como tiene experiencia me dijo lo que tenía que hacer. Petra en 2 días. El primero de los días por «la parte de abajo«; El Siq, encontrar el Tesoro y continuar por el camino entre las terrazas de las tumbas y las tumbas de Wâdi Al-Nmayr hasta llegar al Monasterio.
El camino es largo y hermoso pero lo que encuentras al llegar es aún más hermoso. La subida merece la pena y sales de la marabunta turística, la mayoría de la gente que hace Petra en un día no llega hasta aquí. Y se agradece.

Monasterio

Monasterio

Al bajar, si haces tiempo y comes por allí, la luz de la tarde es la mejor para las Tumbas Reales.

Otra opción para hacer tiempo y aprender es parar con las «mamitas» beduinas que venden artesanía en las escaleras. Amablemente te invitarán a té caliente a cambio de un poco de conversación, pero estas historias ya vendrán. Este post era solo para ella; para la Petra tallada en piedra.

Camino al Monasterio

La luz de última hora magnifica la belleza del recorrido y con un poco de suerte puedes encontrar momentos de casi soledad durante algunos tramos del trayecto. Los grupos llevan prisa, el autobús no espera y encima hay bronca del guía.
Me planteo si es que los guías son como Ernes y lo que intentan es dejarnos a unos pocos el placer de «explorar» Petra

…ni de coña, ¿es que no habéis leído lo de los 500.000 visitantes al año?, lo de explorar se lo quedó Johann Ludwig Burckhardt, aunque el espectáculo… aún no ha terminado.

Sombras

Debo admitir que conseguir las fotos casi sin gente es todo un ejercicio de tenacidad y paciencia. Las prisas nunca son buenas compañeras pero en lugares como este el tiempo para caminar con calma es algo fundamental para captar su esencia. O al menos intentarlo.

>> Todas las fotos de Jordania en Flickr <<

La llamada al rezo en Wadi Musa (Jordania)

Llegué a Wadi Musa (Valle de Moisés) desde el desierto para tomarlo como la base de operaciones de mi visita a Petra. Es la ciudad más cercana a las ruinas, la otra opción es el poblado beduino pero allí no hay hospedajes.

Me instalé en el Valentine Inn, un hostal con servicio de transporte gratuito desde la estación de autobuses , habitaciones privadas y compartidas, wifi gratuito… El precio fue de 10 ,30 JD (11€) por cama en el dormitorio de 14 personas con desayuno y cena incluidos. La cena es verdaderamente espectacular, una selección de platos jordanos, comida vegetariana y pasta en formato de buffet. También preparan sets de comidas para la visita a Petra por 2,5 JD.

El primer día decidí buscarme la vida y comer por el pueblo desoyendo las recomendaciones de la gente del hostal y me salió caro, no demasiado pero la opción barata practicamente no existe en Wadi Musa. Es un pueblo por y para el turista, no tiene demasiado encanto pero es suficientemente tranquilo como para que se pueda descansar a la vuelta de los interminables pateos por Petra. Bueno, depende de la hora. La siesta no es del todo compatible con la llamada al rezo desde las mezquitas, pero es que en Wadi Musa va más allá.
Todas las mezquitas de esta pequeña ciudad comienzan con el Adhan en el mismo momento y parece una competición a ver que voz puede quedar por encima del resto. La primera vez que escuché el Adhan (llamada a la oración) pensé que las canciones estaban grabadas y sonaban por un sistema de sonido. Doble craso error.
Primero: no cantan. En realidad están hablando pero el árabe, su pronunciación y la entonación que le dan hace que suene tan melódico.
Segundo: no está grabado. Hay una figura, el almuédano, que se encarga cada día (en 5 ocasiones) de convocar a los fieles desde el minarete de la mezquita a la que pertenece.

Un verdadero espectáculo… si no te pilla durmiendo.

Estoy viendo baratos los billetes de avión a Jordania en vuelo24.es y no descarto una nueva escapada al Reino Hachemita. Sobre todo por Petra y el desierto de Wadi Rum. Dos de esos lugares mágicos a los que puedes volver una y otra vez sin que un ápice de aburrimiento aparezca en tus percepciones.

Caravanas de camellos y campamentos beduinos en Wadi Rum (Jordania)

Cruce de camellos

Es el animal del desierto por excelencia, sus cualidades fisiológicas se han adaptado al terreno en el que vive como las de ningún otro mamífero y esta selección natural, añadida a su fuerza, lo ha convertido en el medio de transporte más usado por los habitantes estas tierras: los beduinos.

Durante mi estancia en Wadi Rum vi cientos de ellos. Estaban por todas partes, solitarios, en manada, con sus dueños, sin ellos… Una vez han terminado su trabajo transportando personas (o mercancías) los beduinos los sueltan para que vuelvan solos a casa, se orientan bien y saben que la comida y el agua escasean lo suficiente como para que la búsqueda de libertad se transforme pronto en temeridad. Siempre vuelven.

Caravana de camellos

Caravana de camellos

Caravana de camellos

Camello en el desierto

Buscando la sombra

Camello

Algunas de estas fotos son cerca de Lawrence’s spring, un manantial que aparecen en mitad de una montaña en el desierto y que proporciona el agua de los campamentos cercanos. Justo debajo, junto a una roca con inscripciones nabateas, se encuentra el campamento beduino de Sultán. Parada habitual de la mayoría de tours que recorren este desierto y lugar donde acabé pasando un día completo en compañía de Sultán.

Campamento

Con Sultán

La historia comienza mucho antes, cuando yo estaba en Aqaba. Talal se puso en contacto con Atallah para ver si me podía ayudar en mi viaje por el desierto. Atallah tiene una empresa de rutas a caballo por el desierto, es beduino y vive con su familia en una casa en mitad de ninguna parte, alejado de los poblados y muy cerca de las estrellas.
Justo pasaba por Aqaba para hacer burocracia y dijo que no le importaba llevarme a Wadi Rum. En el trayecto en su jeep hicimos buenas migas y me ofreció quedarme en su casa, con su familia. Pasé unos días junto a ellos, totalmente agasajado con ricas comidas, té beduino y cualquier cosa que necesitaba, hasta el punto de dejarme su pincho USB para conectarme a internet por la noche en mitad del desierto O_o .
Fue una experiencia increíble por lo que supone y porque en Wadi Rum no hay alojamientos en si, me explico, tuve mucha suerte porque lo común es ir allí en tour organizado. No hay pueblo como tal, solo el pueblo beduino (Wadi Rum Village) que no tiene hospedajes, por lo que si no llevas nada reservado te puede salir caro. Yo no tenía ni idea pero tuve suerte con mi inconsciencia.

Uno de los días mientras desayunábamos Atallah me explicó que un familiar había fallecido y tenía que pasar el día en una especie de velorio. Para que no me aburriese me llevó al campamento de su primo Sultán, me dijo que por allí pasaba gente todo el rato y estaría entretenido. Además podía caminar, subir la montaña hasta el manantial, ir paseando hasta el poblado…

El campamento de Sultan es una especie de oasis/tienda del desierto. Ofrece «chai» (té) y sombra a cualquiera que lo desee y aprovecha para vender artesanías a los turistas. No hay compromisos, su hospitalidad es sincera y la venta no es el principal interés de Sultán. Le encanta charlar con los extranjeros, aprender de ellos, reírse y tomarles un poco el pelo.
El día completo que pasé allí fue de lo más interesante.

Cuando llegaban los guías beduinos con sus turistas se extrañaban de verme allí sin coche ni guía. Sultán y yo nos compinchamos y decíamos que estaba trabajando junto a él, entonces todos se reían de que Sultan hubiese conseguido un empleado europeo. Por alguna razón no conseguían recordar mi nombre (Pak tampoco es que sea demasiado complicado) y acabaron poniéndome un nombre beduino, y fue así como me convertí en: Auda, el beduino con rastas (Auda es también el nombre del personaje que interpreta Anthony Quinn en Lawrence de Arabia).

Beduino

Inscripciones

Beduinos

Botijo beduino

El botijo beduino, muy útil para conservar el agua fresca.

Poco antes del atardecer la afluencia de turistas bajó y Sultán acabó de relajarse, llevábamos casi todo el día juntos, habíamos compartido decenas de «chais» y fue ahí cuando noté que el tipo ese que no paraba de dar paseos con la cámara en la mano había pasado a formar parte de su campamento.

Nos sentamos a ver como el horizonte pasaba de amarillo a rojo entre interesantes divagaciones y lecciones beduinas para soportar la vida en el desierto. La diferencia entre Sultán y Atallah era fundamentalmente la edad.
El desierto es un lugar maravilloso e impresionante pero la percepción es distinta para un joven de «veintipocos» años con ganas de comerse el mundo y otro joven de casi cuarenta que no necesita más que su narguile y las estrellas para ser feliz.
Ambos lo disfrutan, a su manera, ambos lo sienten como algo suyo, pero muchas veces hace falta ver otras cosas para darte cuenta de el valor de lo que posees. Atallah lo ha descubierto hace tiempo, a Sultán aún le falta, pero las palabras de amor hacia un hogar sin muros ni verjas son comunes, son su origen. Son beduinos nómadas cuyo hogar está en todas partes… y en ninguna.

Caminando en el desierto

Cuando el sol desapareció recogimos un poco el campamento y Sultán me acompaño al pueblo para buscar un coche con el que acercarme a casa de Atallah. Me presento a su familia, bebimos «chai» y tomo un coche prestado con el que aún dimos unas vueltas antes de que me dejase «en casa«.

Campamento

La foto es mi habitación en casa de Atallah. Cuando me dijo si quería dormir dentro de la tienda beduina o fuera no lo dudé un momento. En 2 minutos la habitación estaba lista.

Durante los días que estuve hicimos la vida en «mi cuarto«, cenas, desayunos, charlas, narguiles… Preferí esta opción ya que, al ser musulmanes, a Ewa (la mujer de Atallah) no puede verle el cabello otro hombre que no sea su esposo. Por eso se cubren con el hiyab, y supongo que tiene que ser incómodo tener a alguien rodando y no poder quitarte el hiyab ni en casa.
No tengo palabras para agradecer como me sentí tratado en su casa. Practicando inglés con el pequeño Abdul y sus hermanos, disfrutando de las copiosas y apetitosas comidas que preparaba Ewa, de la sabiduría beduina de Atallah…
Ya había oído hablar de la hospitalidad beduina, pero queda en nada comparada con la realidad. Wadi Rum no es solo un desierto, mi experiencia allí fue increíble y la guardo como unos de los mejores recuerdos de este viaje.

Pero al final el tiempo es dueño y señor de todo y no me quedó más remedio que partir. La siguiente parada era Petra, algo que pareció complicarse por momentos debido al «intermitente» sistema de transportes públicos jordanos y en particular los que llevan de Wadi Rum a… cualquier sitio. En temporada baja no circulan demasiados autobuses (solo uno a Wadi Musa sobre las 9 am) y perderlo no es demasiado recomendable.
Justo antes de llegar a «la parada» me pareció ver como un bus se marchaba y a las 9.30 am estaba convencido de que no me quedaba más remedio que el socorrido autostop. Me puse a ello sin tener muy claro si estaba usando el gesto adecuado (en algunos países es distinto) y en 35 minutos habían parado 2 coche y un camión, todos se dirigían a Aqaba, con lo que seguí esperando sin muchas esperanzas de llegar a Wadi Musa en el día. Sobre las 10.30 am apareció el autobús que estaba «esperando«. Al parecer se habían retrasado un poco porque… «como no hay turistas«. Y «como no hay turistas» me tocó pagar 8 JD en vez de los 5 que vale el viaje (me pedían 10). En ese momento me planteé si no hubiese sido mejor haberme quedado intentado el autostop.
Nunca lo sabré, igual que el gesto que utilizan en Jordania para pedir autostop, olvidé preguntar.
Creo que me toca volver.

¿me llevas a Petra?

¿Me llevas?

>> Todas las fotos de Jordania en el set de Flickr <<

Un recorrido por el desierto de Wadi Rum (Jordania)

Un recorrido de cerca de 4 horas en jeep por el desierto de Wadi Rum en Jordania resumido en un vídeo de menos de 3 minutos.
Está editado para eliminar las paradas, no es que me metiese en un coche y recorriese el desierto así.
Rodado con una GoPro Hero y la ventosa para fijar al coche.

No os voy a hablar en el post de los increíbles paisajes que vais a ver o de la capacidad beduina que permite conducir por la noche sin luces. Lo mejor es ver el vídeo y disfrutar de una vuelta por el Wadi Rum, eso si, no es comparable a la realidad por impresionante que parezca.

wadi rum

Esta foto esta es una prueba para ver si de esta manera Facebook tiene imagen para mostrar al compartir el enlace, que cuando son vídeos no pone nada e invita menos a pinchar (se aceptan ideas).

La GoPro con la que está rodada el vídeo fue cortesía de Malevolo y el viaje en jeep otro regalo de Atallah.

Nunca lo digo pero… para ser el primero en enterarte cuando subo un vídeo, que siempre se me olvida ponerlo en privado hasta que publico en el blog, puedes suscribirte a mi canal de Youtube.

Wadi Rum y los moradores del desierto (Jordania)

Atardecer

Según el diccionario el «silencio» es la ausencia de sonido, aunque en la realidad el silencio total suele ser casi inexistente. Si te paras a escuchar lo que te rodea, en la mayoría de las situaciones hay algún tipo de ruido o sonido por pequeño que sea. En el bosque, en la selva, en las praderas, hay animales y plantas, la ciudad, el campo, la montaña, tienen sus sonidos, sus referencias auditivas. Y luego está el desierto.
De pronto, durante un atardecer que observas ensimismado te das cuenta de que casi estás escuchando tus pensamientos, de que el aire cae a plomo provocando un calor insoportable y el soplido del viento es solo un recuerdo, te das cuenta de que la vida es practicamente invisible e inaudible allí dentro y en un momento te sientes rodeado por kilómetros de silencio. Ahí está, materializado y desafiante esperando cualquier movimiento en falso que rompa la armonía. Entonces es cuando aprietas el botón de la cámara y el mundo entero se gira a mirarte… pero no hay nadie más, lo que piensas que te observa increpante no son personas, estaba ahí desde el principio; es el desierto, dueño y señor del silencio.

Pensando en el desierto

Pero el desierto también tiene sus guardianes y sus cicerones. Uno de ellos es Atallah Swelhin. Su trabajo consiste en enseñar atardeceres, provocar reflexiones o encontrar oasis. También es profesor del arte de escuchar el silencio y puntualmente imparte clases de observación astronómica. Atallah fue mi anfitrión y cicerone en Wadi Rum.

Ellos son los moradores del desierto, los beduinos. Árabes nómadas (cada vez menos) que deambulan por una tierra hostil de extrema belleza. Paisajes que van del amarillo al rojo variando en matices infinitos cuando la luz del atardecer acaricia sus rocas.

Bruma

Partiendo

Los beduinos se organizan en tribus, clanes, sub-clanes y familias que a su vez se subdividen en organizaciones unifamiliares pero bastante numerosas. Una gran cantidad vive en asentamientos establecidos y nomadean únicamente para la búsqueda de pasto con que alimentar el ganado: cabras, camellos…
Son sociedades tradicionales que avanzan al ritmo del turismo. Aprovechando su conocimiento y su capacidad para adaptarse a este medio (el desierto), domarle y casi llegar a amaestrarle, se han convertido en los cancerberos de las puertas de el Valle Alto de Jordania (Wadi Rum). Si a esto le unimos su hospitalidad la experiencia de conocer como es un poco de su vida pasará a ser el texto escrito en el reverso de unas postales que perdurarán por siempre.

Mirada

La mirada del desierto es incisiva y penetrante, directa. Observa y analiza esbozando una sonrisa que tan solo deja intuir. Se acerca lo suficiente para que no te sientas solo pero sin que dejes de ser un extraño, de sentirte pequeño ante una majestuosidad que te atraviesa como si fueses transparente y de la que tu solo puedes ver una diminuta fracción. La que quiere enseñarte.

Cañon

Wadi Rum

Paisajes de desierto

La historia del desierto es la historia del mundo, labrada por la erosión en el granito y la arenisca, dibujada milenios atrás por el fuego y esculpida más tarde por el agua. No hay concesiones, no hay piedad, sobrevivir es adaptarse.
Como se adaptó el pueblo beduino se adaptó el desierto a ellos. A cambio de protección y un poco de compañía se encargaría de acogerles y proveerles. No sería fácil, tendrían que trabajar duro para sacarle frutos, jornadas enteras enseñando atardeceres, provocando reflexiones y encontrando oasis para conseguir convertirse en profesores del arte de escuchar el silencio.

Cañon

Rocas

(*) Puedes contactar con Atallah mediante su web: www.wadirumhorses.de (además del arte de escuchar el silencio realiza rutas en jeep, camello o a caballo de distintas duraciones por el interior del desierto).

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