Las heridas y el buceo no son buenas compañeras (Koh Tao – Tailandia) / Foto de la semana

Heridas de guerra

La foto de esta semana está dedicada a las culpables del tiempo que llevo en “dique seco”: unas heridas en la pierna.

Pensaba haber comenzado ya el curso de Apnea con Álvaro Diving pero Sebas (mi instructor) me ha recomendado darle algo de tiempo a que cicatricen bien. No tengo claros los motivos de muchas de ellas, porque aunque en la foto solo se ven un par tengo cerca de  9. Imagino que algunas fueron pequeños raspones que me hice escalando, otras son picaduras de mosquito que se hicieron herida a base de rascarme y “las menos” de un pequeño y absurdo contratiempo que tuve con la moto (sin comentarios). Ninguna era grande pero meterse en el agua en Koh Tao con heridas es jugártela.

Es algo común en las aguas tropicales y en las zonas de arrecife que la alta concentración de bacterias no ayude a la cicatrización de las heridas, si no a todo lo contrario. Los estafilococos y demás microorganismos que los corales necesitan para sobrevivir se mantienen durante bastante tiempo en el agua debido a la temperatura de la misma, que suele rondar los 30 grados centígrados. Estas son las condiciones perfectas para producir infecciones en cualquier pequeño corte.
La infección comienza a comerse la carne y esas pequeñas heridas se transforman por momentos en agujeros enormes que en ocasiones conllevan la visita al hospital.

Las mías las empecé a tratar pronto, he dejado de meterme al agua y parece que mejoran a buen ritmo. Fundamental limpiar con agua y jabón antibacteriano, si es de pastilla mejor, así ayuda a desprender las capas muertas de piel, luego volver a limpiar con Betadine o similar y por último una buena crema antibiótica y antibacteriana (Bactroban). Si van a más amoxicilina y antibiótico vía oral y un seguro de viaje si no te quieres arruinar.

Es gracioso cuando escuchas a gente que piensa que el agua del mar ayuda a limpiar las heridas… y la verdad es que si fuese solo agua con sal tal vez no fuese para nada malo. En el Mediterráneo y el resto de mares que bañan la península el agua puede llegar a ser más beneficiosa que dañina para algunos cortes pero cuando estás entre los trópicos, con aguas tan calientes y arrecife por todos lados, meterse al agua significa arriesgar la salud un poquito, no solo por las heridas, los oídos son otros de los mayores perjudicados. A ver si me hago una entrada sobre los cuidados del oído en el buceo, si pongo todos los remedios de “la abuela” que he escuchado igual se convierte en el post infinito más surrealista jamás escrito.

Mientras aquí sigo, mirando cada minuto de cambio de esas heridas desde la hamaca. Vamos, sufriendo :p .

Manila, una ciudad de 12 millones de contrastes (Filipinas)

Manila

Manila tiene tantos contrastes como almas recorren sus calles. Con sus casi 12 millones de habitantes Manila es una ciudad y son muchas. Manila es Intramuros y Malate, pero también Makati o Quezon City, es Pasay y Quiapo… y cada una es un mundo comparada con la otra.

Caminar por el Roxas Boulevard al atardecer transporta por momentos a La Habana y su Malecón. Visualmente podía llegar a ser confuso, en una primera impresión las caras, los gestos, las vestimentas… se acercan más a las de cualquier capital latinoamericana que a una asiática; los guardias de seguridad armados, los “niños del pegamento”, el tráfico caótico , los jeppneys, la contaminación, las iglesias… A medida que la conoces más descubres que todo ello se debe a la mezcla de colonización que sufrió el país, primero la española, que aportó parte del lenguaje, el carácter latino, los olores de la gastronomía, las iglesias, y luego la estadounidense, que aportó las armas, la prostitución, las bandas callejeras, el hip hop…
Pero como digo, esto son solo primeras impresiones, es fácil darse cuenta pronto que ni la colonización española fue tan buena, ni la estadounidense tan mala. Ambas dejaron un gran poso en Las Filipinas del que se nutre la mayor parte de su cultura y tradiciones, su estilo de vida y sus anhelos. Y es Manila donde se amplifican los extremos y puedes ver ese choque y sentirlo como un golpe en tu pecho.

Malate

La que fue “La perla de oriente” durante el Imperio Español ha perdido gran parte de su esplendor, aquella belleza a quedado recluida a los Intramuros. La antigua ciudad amurallada que aún mantiene el aspecto colonial de aquellos tiempos. Intramuros es salir un poco del caos de Manila para aterrizar en un pueblecito. A pesar de ser el destino turístico de la capital por excelencia sorprende ver las miradas de interés que aún suscita el occidental a los lugareños.

Intramuros

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La mayoría de los viajeros que conocí en Filipinas no ha pisado Manila o han pasado por ella de puntillas, no les culpo, no es fácil ni bonita. Yo pasé cerca de 10 días allí y vi bastantes de sus facetas, me gustan los lugares sórdidos y esta ciudad podría tomar como propio ese adjetivo.
Tuve la suerte de llegar a casa de Roberto (amigo/hermano de Hortaleza) y poder usarla como campo base en mi aventura filipina.

Malate

Estuve en el barrio de Malate, cerca del “Malecón”, de Intramuros y no muy lejos del aeropuerto, es el barrio mochilero de la ciudad, con bastantes guesthouses, restaurantes, locales nocturnos, “locales nocturnos”, karaokes, “karaokes” y todo eso que tiene Manila y que siempre está lleno de “chicas sonrientes”. Aunque yo tuve casa durante todo el tiempo la referencia para alojamiento la tengo desde hace años y es el Friendly’s Guesthouse en Adriático St. Es bastante básico pero de los mejores ambientes de la ciudad en relación calidad/precio.

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Mi entrada en Manila fue un 26 de Diciembre, llegué a las 20.00 h al aeropuerto de Clark y tras recoger las maletas y pasar el control migratorio me quedaban cerca de 3 horas de autobús para entrar en la ciudad. Fueron 450 pesos hasta la terminal de Pasay y de ahí un taxi hasta Malate. Piqué la primera con lo de que el precio es negociado y no con taxímetro y pagué 150 pesos. A partir de ahí siempre con taxímetro.
No hay muchas más opciones, es el aeropuerto de las low cost y a la larga no acaba de salir tan barato, si llegas más tarde que el último bus tienes que tomar un taxi o pasar la noche en Los Ángeles, una “ciudad” creada al rededor de una base aérea estadounidense y que no tardó demasiado en convertirse en prostíbulo. Hay más de 10.000 prostitutas en esa ciudad, es la Pattaya filipina pero en grande y sin playa.

Intramuros

Llegué para pasar Noche Vieja junto a Pablo y Flapy en algún lugar no muy lejano a la capital, teníamos pocos días, Pablo continuaba su viaje Illustration around the world y Flapy volvía a Guangzhou, donde vive. Pasamos un par de días y noches algo crápulas por la ciudad, visitamos Intramuros, salimos por Makati y Malate donde aprovechamos para ver como es una noche de miércoles cualquiera (son Lady´s Night, las chicas beben gratis) y marchamos para Puerto Galera, donde entramos al 2012 entre koreanos y koreanas. Pero esta historia la contó mejor David en estos 2 post:

Nochevieja en White Beach y Puerto Galera (Filipinas)

Y la ilustró Pablo a su manera: Happy new year from White beach

Con la resaca aún encima volvimos a Manila para seguir crapuleando hasta que nos despedimos y yo me quedé unos días más antes de salir para Malapascua.

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Manila

Manila es una ciudad distinta al resto del sudeste asiático, la idea generalizada es que es peligrosa, a mi no me lo pareció. En nuestras inconscientes incursiones nocturnas no tuvimos el más mínimo problema… bueno, un Iphone perdido, pero igual decidió marcharse él, y luego la historia dio bastante juego, jeje, pero no voy a seguir metiendo el dedo en la llaga.
Yo paseé sin problemas tanto con cámara como sin ella, montamos en metro en hora punta (donde hay que andar con mil ojos), en jeepney y cualquier transporte posible e imaginable, a todas las horas del día y de la noche y no vi nada fuera de lo común. Tal vez haya que andar un poco más alerta y si es cierto que la “imagen” que da no es como la de otras ciudades del sudeste asiático.
Choca ver la cantidad de gente durmiendo en la calle, tanta prostitución, tanta pobreza delante de tus ojos, sin esconderse o ser escondida, pero es que esto es Asia.

Intramuros

Pablo y Flapy en un callejón de Manila.

La pobreza y la miseria no se alían con la violencia y la desesperación como en otras partes del mundo, por eso la “convivencia” se mantiene. Lo ostentoso crece en mitad de lo decrépito sin que este bofetón a la ética y los principios llegue a hacer daño a los agredidos. En ocasiones es la victoria de la resignación, en otras el respeto como valor fundamental e intrínseco a la persona.
Esto provoca que la misma ciudad tenga zonas como la barriada de Tondo y otras repletas de centros comerciales gigantes (Makati o Bonifacio High Street) donde la realidad parece otra.

Manila es una ciudad distinta, acogedora a su forma, dura y oscura, que puede estar triste y feliz al mismo tiempo sin que nadie sea capaz de entenderlo. Manila son 24 horas al día de emociones, de imágenes que pueden ser tan brutales como tiernas y que te golpean sin fuerza, sin mas intención que hacerte despertar del sueño de lo cotidiano. –Este no es tu mundo, es el nuestro-, te grita con furia cada nueva visión, como la del niño que sale desnudo de unos cartones y corretea entre los coches y la contaminación, una imagen que te encoge el corazón hasta que el chaval llega a una toma de agua de bomberos, la abre y con una sonrisa que no le cabe en la boca empieza a bañarse y chapotear mientras llama a su madre.
Este no es tu mundo, es el nuestro, si no te gusta no lo mires, pero no te olvides que existimos-, así dicen ellos, ahí están, a pesar de que muchos no quieran verlos. Así debe decir Manila, que también es Filipinas: –si no te gusta no me mires, pero no te olvides de que existo-.

Aunque sea una ciudad oscura también tiene su luz:

Luz

Luz

Incluso en la imagen de un montón de niños ayudando a un taxi se que estropeó y al que no cobraron más que una sonrisa. Una imagen en blanco y negro con mucho color, así es Manila:

Manila

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En el norte de Palawan vi montañas flotando sobre agua azul turquesa (El Nido – Filipinas)

Hay pocos lugares en el mundo en los que un atardecer sea capaz de enmudecer a un grupo de 12 personas durante casi una hora, que te hagan sentir especial por el mero hecho de estar allí y que una vez lo has abandonado pasen a un plano atemporal y ageográfico en el que la mente impedirá por siempre que los recuerdos sean modificados si no es para mejorar lo que allí viviste. Un curioso juego en él que la memoria se alía con la imaginación para magnificar lo que ya de por si fue magnífico.

En el norte de la Isla de Palawan la belleza de unos paisajes increíbles escoltan y protegen un pequeño y surrealista pueblo de 30.000 habitantes. Tras 7 horas de una tortuosa carretera desde Puerto Princesa aparece como por arte de magia al final de un precioso valle acariciado por un mar que no parece real.

Es El Nido, el lugar donde bloques de piedra tan grandes que parecen montañas flotan sobre aguas cristalinas de color azul turquesa.

Paisajes

Pero creo que la memoria está volviendo a jugar conmigo porque aunque el emplazamiento del pueblo es espectacular, el pueblo en si no me gustó mucho. El Nido es una puerta a lo que lo rodea.

El pueblo es raro, relativamente turístico y claramente orientado al extranjero. La comida no es barata a pesar de la amplia oferta, al igual que los alojamientos. La electricidad desaparece de 7 am hasta las 5 de la tarde y no tiene cajeros automáticos o bancos, pero puedes retirar dinero como si fuese una compra (con su correspondiente comisión) en el Art Café. Las playas del pueblo no son gran cosa, merece la pena salir un poco a Corong Corong, o llegar hasta la espectacular Las Cabanas.

¿Donde está entonces lo maravilloso?, os preguntareis, y la respuesta es: primero en el archipiélago de Bacuit.

Justo en frente del pueblo, a menos de una hora en bote hay islas con playas increíbles, espectaculares lagos y lagunas de imposibles accesos, un snorkel como pocos en el mundo, aguas cristalinas, paisajes sacados de algún sueño… para mi fue como haber podido disfrutar de los paisajes del sur de Tailandia o la belleza de Halong Bay pero hace 10 años. Con una afluencia mucho menor de turistas y muy poco contaminado, tanto visualmente como espiritualmente.

Cuando llegamos a El Nido nos alojamos en Giecel Pension, el precio medio es de unos 1000 pesos por la habitación triple, aunque hicimos unos cuantos “tetris” para acomodarnos los 8 que íbamos, más otras 4 personas que se quedaron en Corong Corong. Y aprovechando que eran las fiestas del pueblo crapuleamos unos días (noches) por allí. En la “verbena”, en los puestecillos de comida que pusieron para las celebraciones, en el Ricson Bar con su música en directo y las entrañables covers que se tocaban… ¡Al fin conseguí escuchar algo de música decente en Filipinas!.

Y con Roma, una de las encargadas de Giecel Pensión, nos fuimos al tour que visita las islas de Bacuit. Como éramos suficientes alquilamos un barco solo para nosotros y un “tour” a medida. De los 4 que ofrecen: A, B, C y D, todo el mundo nos recomendó el A y el C. Y esos hicimos, en 2 días, pasando la noche en alguna de las playas del archipiélago. El coste fue de 1800 pesos por persona  (unos 33 €) e incluía la comida para 2 días, las tiendas de campaña, el agua, el alquiler del barco y las entradas o tasas del parque. Fue a nuestro ritmo y nosotros decidíamos en todo momento donde comer, cuanto parar en cada sitio e incluso donde dormir.

En esta parte la memoria no puede darse el placer de seguir jugando conmigo. Tengo fotos que demuestran que aquello es imposible de magnificar (más).

Paisajes

Big Lagoon

Small Lagoon

En la banka

Hiden Beach

Big Lagoon

Paisajes

En la banka

Big Lagoon

Paisajes

El primer día visitamos Small Lagoon, Big Lagoon, Simizu Island (donde comimos) y 7 Comando, el lugar donde los 12 enmudecimos cerca de una hora para disfrutar de uno de los atardeceres más bonitos que he visto nunca. Hay momentos que pasan para siempre al baúl de lo imborrable y este es uno de los “muchos” que guardé durante los cerca de 15 días que estuve en el norte de Palawan.

Atardecer

Atardecer

Por último, después de cenar nos dirigimos a Ipil 2 Island para plantar el campamento gitano y después de un poco de Filipino Style irnos a descansar para el siguiente día.

No voy a describir los lugares porque las fotos hablan por si mismas y creo que es mejor sorprenderse con cada uno sin tener claro donde estás llegando.

El segundo día hicimos Hiden Beach, Secret Beach, Mineloc y Helicopter Island. Yo estaba agotado, creo que mis ojos se saturaron ante tanta belleza y tan de golpe.

Este tour es uno de los mejores recuerdos que tengo de Filipinas y de este viaje, las sesiones de Freediving, las conversaciones en las playas o en el barco, las risas, los ratos jugando con los juegos de Vane.

Juegos

Pero estoy seguro que uno de los factores decisivos para que aquellos momentos permanezcan para siempre en mi memoria fueron: Vane, Nico, Anna, Fernando, Carolina, Juanjo, Antonette, Cristina, Leti, Erika, Elena y Roma, el grupo con el que disfruté de los días (y por supuesto, las noches) en El Nido. El grupúsculo mayoritario (7) ya habíamos convivido unos meses en Malapascua y volvimos a juntarnos aquí.

Campamento

Cuando volvimos del Tour decidimos buscar alojamiento en alguna playa mejor y salir del pueblo. Nos fuimos a Las Cabanas, más al oeste de Corong Corong. Los precios allí eran prohibitivos, no había guesthouses, solo resorts, y después de casi una hora de negociación en el Orange Pearl Resort accedieron a ponernos unas tiendas de campaña en mitad del resort. Fueron 1500 pesos al día por 4 tiendas para 7 “personas. Volvimos a montar el campamento gitano y a pesar de no tener baño o ducha (cubos de agua) cada día cuando nos levantábamos lo primero que veíamos era una playa espectacular de aguas transparentes con montañas de piedra flotando sobre ellas. Todos aceptamos encantados.

Orange Pearl

Camareras

Fue bastante divertido, el resto de clientes alucinaban con nosotros pero montamos un chiringuito de lo más acogedor. Teníamos hamacas, mesas, sillas, las tiendas de campaña, antorchas para iluminar la zona por la noche, musiquita… hubiésemos sido la envidia de los vecinos si no fuese porque las noches regadas en Tanduay y acompañadas por Hendrix y New Order no debieron conciliar el sueño demasiado bien.

Atardecer

Y supongo que a quien se va a ese resort para no estar rodeado de la panda de “jipis” que pueblan El Nido no le haría demasiada gracia encontrarse un campamentooo “jipi” montado en mitad del resort.
Estuvimos cerca de 5 días, el problema era el tema comida, el pueblo estaba lejos y a pesar de que nos hacían un 10% en el restaurante del Orange Pearl, y de que la comida era deliciosa, se escapaba un poco de nuestro presupuesto.
Por ello volvimos a El Nido, pero para seguir rolando. Alquilamos una furgoneta con conductor por 3.500 pesos para 11 personas (6 € por persona) e hicimos otro de los tours que recorren la zona. Primero visitamos las Kalit-Kalit Falls, unas cascadas de agua a las que se llega después de un pequeño y bonito trek por la jungla.

Cascada

Y la espectacular Nacpan Beach. En la que llegamos a plantearnos comprar unos terrenos. Una playa casi virgen con aguas azules y un solo chiringuito para comer llamado: Food Here (Comida aquí).

Nacpam Beach

Están empezando a desarrollarla para el turismo y ya la llaman: “Little Boracay”. Supongo que en unos años estará plagada de turistas y bungalows pero ahora es uno de esos lugares que hay que ver y disfrutar.

Nacpam Beach

Pasamos el resto del día allí pegados y volvimos a El Nido para empezar a separarnos. Cada uno continuaba su camino aunque algunos de estos caminos se han ido cruzando.
Yo marché de vuelta a Malapascua, y algo más tarde pasé Songkram en Tailandia con Vane y Nico, y estos días en Koh Tao me he reencontrado con Anna, que ayer marchó para España a la temporada de verano con su centro JellyFish Divers (todo el que quiera bucear o hacer cursos en la Costa Brava este verano que escriba de mi parte), y con Juanjo y Antonette tal vez me junte de nuevo en Agosto en Filipinas… que sigo sin tener claro para donde tirar pero cada vez tengo más claro lo mucho que me gustó este país. Por eso me planteo volver de nuevo, porque lugares y sensaciones como las que tuve en Palawan hace tiempo que no los encontraba viajando.

Es difícil contar con palabras lo que sentí en esas 2 semanas, solo uno sabe lo que lleva dentro, y no es hasta que pasa cierto tiempo que consigues descifrar ese puzzle que forman los recuerdos mezclados con los sentimientos. Cuando pones la última pieza ves el conjunto y disfrutas de la imagen creada a base de pequeños detalles indescifrables por si mismos.
Me falta el post de Manila para terminar mi puzzle de Filipinas, un puzzle de más de 3 meses de slow travel en los que no visité más de 5 lugares… ¡pero que lugares!.

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Escalada en Tailandia: dándole al bloke en Koh Tao / Foto de la semana

Escalada en Koh Tao

Koh Tao no es solo submarinismo. Esta semana nos hemos juntado un@s cuant@s inconscientes (Javi, Unai, el Pisha, Nayra, Lee, Aitana y yo) y con los crash pad de IHASIA nos hemos ido a destrozarnos las manos en Secret Garden, un sector bastante divertido y de grados muy variados cercano a Sairee Beach.

El bloke (boulder) es una disciplina de la escalada que comenzó como una parte de los entrenamientos de esta y que poco a poco se ha ido haciendo más popular por si misma. Lo único que se necesita son pies de gato, magnesio y un crash pad (colchoneta dura) para amortiguar la caída. Lo malo de escalar en Koh Tao es que la mayoría de la roca de la isla es muy abrasiva y al primer apretón te dejas las yemas si no tienes un poco de cuidado.

Si te apetece pasar una tarde diferente fuera del agua puedes alquilar los crash pad y el magnesio en IHASIA y te dejan unos mapas plastificados de la isla con los distintos sectores y croquis de cada uno de ellos. Si llevas gatos no hace falta más, si te los has dejado en casa (como yo) no intentes escalar descalzo porque esta roca no tiene picos, tiene agujas.

El Río Subterráneo de Puerto Princesa está en Sabang (Palawan – Filipinas)

Entrada

Los 2 meses y pico que pasé en Malapascua parado debieron anular una parte de mis habilidades viajeras porque cuando salí de allí, en menos de 2 días en Cebu, perdí un vuelo a Legazpi y el alojamiento en Donsol para ver el tiburón ballena y para rematar perdí 2 veces seguidas y por 5 minutos cada vez el ferry para ir a Bohol. Con un enfado monumental conmigo mismo y luchando contra Cebu para salir de allí tiré por el camino fácil y compré un vuelo a Puerto Princesa (Palawan), donde ya estaban Nico, Vanesa, Cristina y Leti (parte del Malapascua Team).
Conseguí llegar a la primera, por suerte, porque si llego a perder este también pensaba retirarme llorando y volver a España.

A Palawan fuimos buscando los paisajes de El Nido y lo que encontrásemos por el camino. Lo primero que encontramos fue El Río Subterráneo de Puerto Princesa, que en realidad está a unos 50 kilómetros de allí, en Sabang para ser exactos. En 2011 fue reconocido como una de las nuevas 7 maravillas de la naturaleza, ahora hay 7 maravillas de “unmontóndecosas”, una garantía para atraer turistas y coleccionistas de maravillas, y esta es la razón por la que cada día se terminan las plazas disponibles para visitarlo. Está realmente concurrido pero sobre todo lo que más tiene es turismo local.
Los “tours” que te venden desde Puerto Princesa cuestan 1500 pesos (algo menos de 30€) e incluyen el desplazamiento hasta allí, las entradas y el barco que te lleva al lugar. Nos pareció algo caro e intentamos montárnoslo por nuestra cuenta.
Las otras opciones eran ir a Sabang y pasar noche allí, tal vez hubiese sido una buena idea pero luego sale algo más caro llegar hasta El Nido y no sabíamos como era Sabang, o conseguir las entradas por nuestra cuenta y luego llegar hasta allí en autobuses locales, el problema es que los horarios de vuelta limitaban un poco el día. Lo que terminamos haciendo es buscar un transporte que no nos limitase y fuese barato: alquilamos unas motos.

Al final gracias a la capacidad sobrehumana de Nico para desenvolverse en temas burocráticos, a que le echamos mucho morro y a un par de sonrisas en el momento adecuado conseguimos las entradas para el Río Subterráneo para el día siguiente (250 pesos + 40 de tasa medioambiental), alquilamos una moto (250 pesos al día y fuimos 2 por moto) y luego una vez allí solo tuvimos que pagar el barco hasta la entrada (700 pesos hasta 6 personas + 12 pesos de tasas). Si vas con tiempo te puedes ahorrar el precio del barco haciendo un trekking que te lleva desde Sabang hasta la entrada del río, por lo que escuche es un camino entre la jungla bastante bonito.
Total, nos salió a cada uno por menos de 650 pesos contando la gasolina de la moto (poco más de 10 €) y disfrutamos bastante de la posibilidad que da la moto para parar donde se te antoje y no tener que estar sujeto a los horarios del transporte o que te toque un grupo majo en el “tour” .

Esa mañana nos levantamos temprano, pillamos las motos, desayunamos y, por suerte, no hicimos caso a las estimaciones que nos dieron respecto al tiempo que necesitaríamos para llegar a Sabang. Por mucho que digan que son 30 minutos o una hora el estado de la carretera dilata bastante estos tiempos. Es difícil tardar menos de 2 horas. Nosotros teníamos la entrada para antes de las 10:30 am y menos mal que salimos a eso de las 08:30, porque llegamos justito, justito.

Empezando

La playa

Dejamos las motos tomamos el barco, nos inscribimos en todos los lugares donde había que inscribirse, nos vistieron de albañiles:

Vestido de albañil

Y nos metieron en el río:

Entrando al río

En el río

En el río

Entrada

Entrada

Este río tiene la reputación de ser el río subterráneo navegable más largo del mundo, son 8,2 kilómetros de los que 4,3 km son fácilmente navegables. Esta es la parte que puede verse, a partir de ahí el río se estrecha y no permiten la entrada más allá de este punto.
El paseo es a oscuras, con un foco “direccionable” en la parte delantera de la barca y el “gondolero” te va encontrando “parecidos razonables” entre las formaciones rocosas y el mundo real.
Si tengo que ser sincero a mi no me pareció gran cosa, es bonito de ver, entretenido y me alegro de haber ido porque el camino en la moto realmente mereció la pena peeeero… si hubiese estado algo más justo de tiempo no creo que me me remordiese la conciencia no haberlo visto.

Underground River...

Comimos en Sabang al salir del río y “cuando paró de llover” iniciamos un lento camino de vuelta parando allí donde nos apetecía para hacer fotos y disfrutar del paisaje.

Paisajes

Paisajes

También tuvimos que realizar alguna que otra “parada en boxes” por culpa de la lluvia, menos mal que siempre hay un billar para amenizar los chaparrones.

En el billar

Marea baja

Y a última hora de la tarde llegamos a Puerto Princesa. Nos estábamos alojando en VIM Pension, una pequeña pensión local de lo más agradable. Son 300 pesos por la habitación doble con baño compartido y WI-FI, y está bastante cerca de IMAS, un restaurante vegetariano que merece la pena visitar, el tempe que hacen allí está espectacular.

De Puerto Princesa poco más puedo decir, el Reggae Bar, algún karaoke, el “casino”, jamón, orujo de hierbas y patxarán (gracias a Ana y Carolina!!)… me gustó la “ciudad” aunque no tiene demasiado que hacer, eso si los “puertoprinceños” me parecieron gente muy maja.

Un dato en Puerto Princesa. Los trayectos dentro de la ciudad en los “motohuevos” cuestan 20 pesos, y este es también el precio desde al aeropuerto hasta cualquier punto. Llegan a pedir 200 pesos cuando llegas pero es fácil bajar hasta 50. De la ciudad al aeropuerto conseguí pagar 30 pesos, casi lo que vale.

Y de Puerto Princesa salimos para El Nido: un lugar donde bloques de piedra tan grandes que parecen montañas flotan sobre aguas cristalinas de color azul turquesa.

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