Una vez terminado el viaje comienza un proceso de recuerdo e introspección que hace aflorar sentimientos ya lejanos que en un momento dado fueron las sensaciones más fuertes que nunca creíste sentir.
De entre todas las imágenes que he capturado en estos 21 días me quedo sin duda con la imagen del Potala el día que conseguimos llegar a Tíbet. No se si fue el cúmulo de circunstancias que precedieron a la llegada, la magia de aquel lugar tan especial, el idealismo con el que lo imaginaba o la euforia provocada por la altura (Lhasa está a 3.600 m.s.n.m.), pero en el momento en el que nos encontramos cara a cara con ese impresionante palacio mastodóntico el mundo se detuvo.
Por unos instantes no existió nada más para nosotros. Una parte del sueño había sido alcanzado, solo quedaba despertar y que siguiese ahí, omnipresente, resistiendo el paso del tiempo y de la historia. Una historia que se por más que intenta reducirlo solo consigue engrandecerlo y mitificarlo.
Fueron minutos o tal vez horas el tiempo que dedicamos a observarlo mientras el azul del cielo se teñía de negro y una luna rebosante aparecía por el este en su día de máximo esplendor.
Era el Palacio del Potala, la antigua residencia del Dalai Lama, un museo dormitante que espera a que el tiempo lo resucite y allí estábamos nosotros, pequeños e insignificantes, sintiéndonos las personas más grandes del mundo.
(*) Son momentos de un viaje que me ha llevado de Beijing a Katmandú en 21 días como coordinador para Paso del Noroeste. Una experiencia nueva y muy enriquecedora que iré contando poco a poco a medida que me quite el jetlag y empiece a ver que hago con mi vida en un mes que se antoja crucial y de futuro incierto. Esta vez yo no decido, voy a dejar jugar al destino y caminar hacia donde sople el viento.
Maravillosa foto, y supongo que gran momento para el viajero. Espero algún día, quizá, cumplir ése sueño que llevo tantos años rumiando. De momento, leeré con muchísimas ganas tus post!! Felicidades por llegar y disfrutarlo!! 🙂
¡Casi ná compañero!
La foto de matrícula, y qué suerte la del grupo por tenerte de coordinador!
Deseando estoy que empieces a desgranar más historias, sensaciones y lo que venga.
¡Abrazo fuerte!
P.D: Vuelve a mirar la foto del Potala, y ponte de fondo nuestra canción celta favorita, sí, ya sabes, la de «nanananana rara nanananana ra nana». Dime que no te entran ganas de ponerte a bailar con chorromil tibetanos a lo folk, dando vueltas de los brazos 😉
El sitio tiene pinta de ser impresionante, ya tengo ganas que nos cuentes más de tu experiencia en el viaje y como guía 😀
Brutal! Un sueño también por cumplir. Me imagino como tú, sobrecogida por la emoción al llegar y plantarme delante del Potala.
Deseando leer más cosas de este viaje.
Un abrazo
AMEN!!
Nunca, nunca, nunca…podremos dejar de soñar con vernos allí…
Siempre decimos que los sueños sólo existen para algo y es para cumplirlos.
Este esperamos poder cumplirlo pronto! Mientras te seguiremos muy de cerca!
Saludos!!
Tremenda foto Pak. Imagino que Potala es uno de esos sitios que marcan un antes y después. Sin duda un lugar mágico y que ahora tiene una carga importante con toda la ocupación china. Con ganas de que me cuentes. Un abrazo
Una pasada, la verdad… Llegar hasta ahí es uno de mis sueños.
Muy buena la oportunidad que tuviste de conocer este maravilloso lugar. El palacio es bellísimo yo también me quedaría perplejo minutos y horas observándolo en compañía del cielo escuro y de la luna.
@Alisetter no me cabe duda de que lo vas a cumlir 😉
@Antonio jajaja, gracias compadre!!
@Pau voy contando poco a poco, ya sabes, a mi ritmo 😉
Gracias @Carol!, iré contando poco a poco este sueño que por lo que veo es el de much@s más 😉
@Yoli 😉
@Viajeros Callejeros claro que si!, los sueños están para cumplirlos.
@Iván gracias… es eso mismo compañero, un antes y un después. A ver si nos vemos y te cuento.
@Victor pos nada, a cumplirlos!
@Oscar impresionante lugar.