Recuerdos de atardeceres, Memories in Khao Lak (Tailandia)

Memories Khao Lak

Cerca de 20 minutos en moto separan Memories del mundo. Llegar no es sencillo pero salir de allí es aún más complicado. En este lugar el tiempo se detiene o avanza tan despacio que por momentos cuesta tomar consciencia de la hora, del día que es, e incluso de donde estás.

Yo llegué desde Bangkok (BKK). Estaba con Vanesa y Nico, ella regresaba temporalmente a España y él tenía que hacer cierta burocracia antes de que se fuesen para Islas Salomón a llevar un centro de buceo. La cercanía del monzón estaba abrasando la ciudad y los casi 40 grados de temperatura estaban chamuscando mi cerebro, entonces decidí marchar y esperar a Nico en Khao Lak.

Para bajar desde BKK compré el billete en alguna de las agencias de Khao San Road, aunque no me gusta viajar únicamente rodeado de otros “farang” acaba siendo la forma más barata de moverse en Tailandia (para bajar al sur). Fueron 500B (13€) por cerca de 17 horas de viaje. Yo lo llamo el método “flautista de Hamelín”. Consiste en que el/la flautista pasa por las distintas agencias u hostales con su flauta invisible (o con un megáfono) invitando a las “ratas” (los farangs) a seguir su rumbo. Luego te meten en un autobús y mandan a todos juntitos al destino deseado.
Nico lo intentó por su cuenta (transporte local) y no le salió más barato.

Una vez en Khao Lak, una ciudad/calle sin demasiado encanto, me alojé en Fasai Guesthouse, muy interesante en relación calidad/precio. Allí estaban Ángel, Jo y Marquitos (la GoPro Family), buscando opciones tras su marcha de Filipinas (al final han acabado en México). Pasé un par de días con ellos hasta que llegó Nico de su aventura burocrática y salimos para el que sería nuestro nuevo y momentáneo hogar.

Memories

Memories

Khao Lak no tiene demasiado, una playa que no es bonita y un pueblo que aún lo es menos, pero es la puerta a las Similan Islands, uno de los paraísos del buceo en Tailandia. Desde aquí (o Phuket) salen los barcos de vida a bordo con los que poder explorar el archipiélago.

Estas islas, parque nacional protegido, cierran durante los meses del monzón y nosotros llegamos poquito antes, cuando salían los últimos barcos. Nuestra idea era pasar un par de días de vida a bordo si las condiciones del mar lo permitían, Nico había trabajado unos cuantos años en la zona y tenía bastantes contactos para intentar que nos colasen en algún barco. Al final tuvimos un pequeño contratiempo que no nos permitió ir: Memories.

Como ya he comentado, Nico estuvo algún tiempo trabajando allí y entre sus muchos amigos en la ciudad está Ching, el dueño de Memories:

Nico y Ching

Memories es bar y restaurante, alojamiento, con tablas para alquilar y donde poder tomar clases de surf (lo desarrollaré en el siguiente post).

Nos dejaron un bungalow con una cama pequeña, pusimos la hamaca en la terraza, pillamos un par de tablas y nos pasamos una semana haciendo poco más que surfear y mirar como pasaba el tiempo.

Atardecer

Atardecer

Atardecer

Atardecer

El lugar es especial, el ambiente que crean Ching y el resto de su equipo es como para no querer irse de allí, si a eso le unimos el surf y algunos de los atardeceres más bonitos que he visto en Tailandia se transforma en uno de esos lugares que pasan a mitificarse, a ser recordados por siempre como reductos de felicidad y paz donde puede sentirse uno como en casa.

Hamaca

A mi me pasó, tenía pensado salir para Perhentian, en Malasia, donde estaba a punto de empezar la temporada alta, a ver si encontraba trabajo como Divemaster, pero se estaba tan bien en aquella playa que estuve postergando la salida tanto como pude.

Los días pasaban como si durasen la mitad y las horas de hamaca mirando al mar se mezclaban entre ensoñaciones y siestas despistadas con los paseos al pueblo a por provisiones y los ratos cogiendo olas. Cuando llegaba la tarde podíamos pasar horas sin hablar, contemplando las luces crepusculares absortos en divagaciones de recorrido tan corto como poco profundo.

Atardecer

Atardecer

Atardecer

Eso es Memories, un oasis cerca de Khao Lak donde dejar que pase el tiempo y la vida, por un rato, sin más preocupaciones que la altura de las olas que están por venir..

Memories

No puedo dar datos de los precios porque al ser amigos de Nico no quisieron cobrarnos, pero son precios asequibles. Para llegar hay que ir en taxi (está lejos y no creo que sea barato) o alquilar una moto (sobre 150B al día). Es la carretera que sale de Khao Lak hacia el norte, pero lo mejor es preguntar por allí.

Cuando conseguí despegarme de la hamaca y la tabla compré un billete para Sungai Kolok, en la frontera con Malasia, para ir a Palau Perhentian, unas islas en la costa este malaya relativamente cercanas a la frontera con Tailandia.

Vistas

Memories

Y así salí de Memories, con la idea segura de que volvería (al menos a por mi chubasquero, que decidió quedarse) y pensando en cuando sería la siguiente vez que me encontraría con Vanesa y Nico, con quienes, entre unas y otras, había pasado bastante tiempo en los últimos 4 meses.

Vale, en realidad lo que más me planteé no fue el “cuando”, fue el “donde”.

Todo sea que acabe visitando Islas Salomón en este viaje 😉 .

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