Entrando a Hortaleza / Foto de la semana

Madrid

Al más puro estilo de una SuperSampler de Lomography capturo idas y venidas a Hortaleza. Todos los caminos son iguales cuando se vuelve a casa, todos distintos cuando uno parte.

Esta imagen es de una vuelta.

China, un mundo dentro del mundo

Plaza de Tian'anmen

La frase del título resume totalmente mi percepción de China. Es un mundo dentro del mundo, ajeno a lo que sucede a su alrededor, avanzando a su ritmo repitiendo errores o esquivándolos de la misma manera que otros ya hicieron, de la misma «a su manera«, eso si. A China le es tan indiferente el mundo como Occidente intenta aparentar que China lo es para él, y digo aparentar porque no hay forma de esconder que no deja de mirar de reojo a esta potencia emergente.

El problema es que a los chinos si que les resulta indiferente cualquier mundo que no sea el suyo. El resto es extraño, raro o como mucho… gracioso. Pero claro, es que nos ven como esos narizotas que no saben usar cubiertos (los nuestros son para tontos), que no entienden el idioma más hablado en el mundo y además caminan cargados de modales y prejuicios.

El país se está abriendo y ellos se lanzan en masa a ser como el resto, lo que han aprendido desde pequeños. Ser diferente solo «mola«, la adolescencia pasa pronto, ser como los demás une.

Plaza de Tian'anmen

Y su pequeño mundo, ese al que se han lanzado el masa, se disfruta a su manera. No esperes llegar a Tian’anmen y encontrarte una plaza simbólica en la que reflexionar sobre la evolución de las reformas que pueden acercar este gigante a la democracia, es simplemente una de las plazas más grandes del mundo, y posiblemente, la más grande de su mundo.
Otro lugar más donde hacerse una foto.

Ciudad Prohibida

Es fácil sentir la masa nada más acercarte a la Ciudad Prohibida y plantearte si no sería mejor cambiarle el nombre al de la Ciudad Permitida (previo pago de 60 Yuanes). Y ya puestos a cambiar miraría de continuar con la Sala de la Armonía Suprema, el Palacio de la Tranquilidad Eterna, la Puerta de la Paz Celestial y la Sala del Cultivo Mental, todos ellos son conceptos a los que no te puedes tan siquiera acercar debido a los empujones, los clicks de las cámaras fotográficas y las risas flojas que les entra cuando les pillas haciéndote fotos. Conceptos difíciles de encontrar en un país con casi 1.500 millones de personas.

Ciudad Prohibida

Parque Jingshan

En China te conviertes en un mero observador de lo que te rodea. Sin entender nada en la mayoría de las ocasiones, suponiendo, presuponiendo e imaginando que eso si lo has comprendido aunque tu idea no se acerque lo más mínimo a la realidad.
Eso es lo más divertido.

Un reto en toda regla. Para jugar a este juego la desaparición del prejuicio ayuda a la destrucción de las barreras provocando un avance menos compliado. Es su mundo y tu eres solo un turista más, no los quieras cambiar, ni lo intentes, mejor coge un buen asiento y disfruta del espectáculo.

Parque Jingshan

Complejo de Terracota

Aprende a moverte entre la multitud y deja que fluya el ritmo, constante, uniforme. Ves donde vayan ellos, haz lo que ellos hacen, come su comida pero intenta no usar sus baños públicos si no hay más remedio. Para eso aún no estamos preparados, he oído de traumas no superados que perduran por años.

China es a su manera aunque allí no todo es «made in China«. China es un poquito de acá y un poquito de allá, una mezcla sin las justas proporciones, una realidad copiada que ha sido diseñada con muchos retales de realidades demasiado diferentes.
China es el centro del mundo (Zhongghuó se dice en chino, la tierra central), es el centro de su mundo, de un mundo a imagen y semejanza del nuestro pero completamente distinto… y no solo porque ellos tengan los ojos rasgados y nosotros la nariz grande.

Barrio Musulmán

***

Sigo atrapado por el estilo de Martin Parr pero es que fue llegar al gigante asiático y darme cuenta de que fotos bonitas de lugares solitarios anclados en el pasado iban a salir más bien pocas. Mejor muestro la realidad. La banalidad y la decadencia de algo que está emergiendo. Pura contradicción.

China es esto y bastante más que iré desgranando poco a poco en sucesivos post. Ya lo he avisado, no me intentes entender, mejor coge un buen asiento y disfruta del espectáculo :p .

Gran Pagoda de la Oca

Próximo destino… un lugar llamado trabajo / Foto de la semana

Próximo destino...

Este es el viaje en el que estoy inmerso desde la semana pasada, el destino: cualquier lugar en el que pueda trabajar.
Los plazos son cortos, me doy lo que queda de mes para ver la manera de iniciar un nuevo ciclo. A finales de septiembre me quedo sin casa y, si el tiempo no lo remedia, sin las ganas necesarias para seguir intentando «sobrevivir» en este país que no da para mucho más.
El verano agota sus últimos coletazos y ya me veo metido en el frío y la oscuridad del futuro, tengo que hacer algo, aunque sea no hacer nada.

Sabiendo que hay una fecha y una meta, un punto y seguido para este incierto viaje, entonces aparece de nuevo el sol y me animo pensando que al final siempre me sale todo bien. Por eso voy a seguir tentando al destino.

Dejo de paso los portafolios de fotografía y vídeo por si alguien se entera de algo… 😉

Fotografía: https://pakgoesto.com/fotografia

Vídeo: https://pakgoesto.com/video

Escalas surrealistas: una noche corta en Doha (Catar)

Skyline Doha

Doha, la capital del pequeño emirato de Catar, fue la primera parada en el viaje a China. Para volar de Madrid a Beijing teníamos que hacer una escala de unas cuantas horas en la ciudad y la compañía Qatar Airways tiene un servicio por el que, para escalas de entre 8 y 20 horas, te ofrecen alojamiento y transportes a/desde el aeropuerto de forma gratuita. Solo hay que ir al mostrador de llegadas e informar de la escala, el resto es sencillo.

Skyline Doha

A no ser que hayas perdido el pasaporte en el avión y toque mover Doha con Santiago para conseguir recuperarlo. Al final todo se solucionó y tal vez esta circunstancia hizo que el tiempo se nos viniese encima para conseguir el alojamiento (hay que estar con todo gestionado antes de 8 horas para tu siguiente vuelo) y nos saltásemos los controles de visado y los consiguientes 20€ del mismo.

Total, que 20 € más ricos de lo que esperábamos y con una habitación individual por persona con cuarto de baño con su taza y su ducha y todas sus cositas decidimos no malgastar el tiempo durmiendo y nos fuimos a dar una vuelta. Eran las 2 am y ya teníamos claro que no íbamos a encontrar muchos sitios abiertos para tomar  «una cervecita» y un kebab, pero no nos queríamos quedar con las ganas de fotografiar el famoso skyline de la ciudad.

Desde el hotel tardamos cerca de 40 minutos caminando bajo un calor asfixiante y una humedad que debía superar el 90%, atravesando obras y más obras en un sin fin de calles cortadas y cruces imposibles. El premio no fue para tanto: edificios futuristas iluminados de forma hortera en una bahía demasiado ecléctica.
La verdad es que tampoco esperaba mucho más. Hicimos las fotos de rigor, unas risas y volvimos para el hotel a disfrutar de una ducha y ver si el aire acondicionado nos permitía dormir un par de horas antes de salir de nuevo para el aeropuerto.

Skyline Doha

Yo lo conseguí, y con el estómago bien lleno del desayuno (que también incluye Qatar Airways en el servicio) nos zampamos otras casi 9 horas de vuelo hasta Beijing. Eso si, esta vez con el pasaporte bien atado que el visado de China ya lo llevábamos solucionado y no hacía falta montar el show de nuevo :p .

(*) Doha es seguro para caminar por la noche sin problemas sea la hora que sea. Como mucho encontrarás algunos cingaleses y filipinos que vuelven del trabajo o catarís paseando en sus cochazos.

Momentos de un viaje: sobrecogidos frente al Potala (Lhasa – Tibet)

Palacio del Potala

Una vez terminado el viaje comienza un proceso de recuerdo e introspección que hace aflorar sentimientos ya lejanos que en un momento dado fueron las sensaciones más fuertes que nunca creíste sentir.

De entre todas las imágenes que he capturado en estos 21 días me quedo sin duda con la imagen del Potala el día que conseguimos llegar a Tíbet. No se si fue el cúmulo de circunstancias que precedieron a la llegada, la magia de aquel lugar tan especial, el idealismo con el que lo imaginaba o la euforia provocada por la altura (Lhasa está a 3.600 m.s.n.m.), pero en el momento en el que nos encontramos cara a cara con ese impresionante palacio mastodóntico el mundo se detuvo.

Por unos instantes no existió nada más para nosotros. Una parte del sueño había sido alcanzado, solo quedaba despertar y que siguiese ahí, omnipresente, resistiendo el paso del tiempo y de la historia. Una historia que se por más que intenta reducirlo solo consigue engrandecerlo y mitificarlo.

Fueron minutos o tal vez horas el tiempo que dedicamos a observarlo mientras el azul del cielo se teñía de negro y una luna rebosante aparecía por el este en su día de máximo esplendor.

Era el Palacio del Potala, la antigua residencia del Dalai Lama, un museo dormitante que espera a que el tiempo lo resucite y allí estábamos nosotros, pequeños e insignificantes, sintiéndonos las personas más grandes del mundo.

(*) Son momentos de un viaje que me ha llevado de Beijing a Katmandú en 21 días como coordinador para Paso del Noroeste. Una experiencia nueva y muy enriquecedora que iré contando poco a poco a medida que me quite el jetlag y empiece a ver que hago con mi vida en un mes que se antoja crucial y de futuro incierto. Esta vez yo no decido, voy a dejar jugar al destino y caminar hacia donde sople el viento.

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